¿Me voy un mes de vacaciones a la playa o me compro un helado? Esta es la pregunta que podrías hacerte si decides que quieres probar el helado más caro del mundo que ya figura en el Libro Guinness de los Records.
Byakuya, que así se llama el carísimo helado, significa «noche blanca» y cuesta casi 10 veces más que el helado al que ha desbancado en el récord que le reconocía como el más caro del mundo. Se trata de una creación de la empresa japonesa Cellato y tiene un precio, al cambio, de unos 6 000 euros por ración de 130 ml, un millón de las antiguas pesetas por una bola de helado, pues en el precio no va incluido el viaje a Japón.
¿De qué está hecho un helado que cuesta 6 000 euros?
El helado, que ha visto la luz tras año y medio de desarrollo, está hecho con trufa blanca, queso parmesano y lías de sake y, según explica la web de la marca, «se puede disfrutar de un aroma aún más lujoso si se sirve con el aceite de trufa blanca que viene por separado». Lo que sí incluye el helado es una cuchara de metal hecha a mano por artesanos en Takeuchi, piezas únicas para cuya elaboración se utilizan técnicas y materiales utilizados en la construcción de templos y santuarios.
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Para degustarlo, debe rociarse con el aceite de trufa blanca y dejar que se mezcle lentamente hasta que la cuchara entre con suavidad. Según se indica, si está demasiado duro hay que dejarlo reposar a temperatura ambiente o calentarlo en el microondas a 500 W durante unos 10-20 segundos.
Otros helados de precios astronómicos
Hasta la entrada de este helado en el Guinness, el récord lo ostentaba el Black Diamond, un helado servido en la cafetería Scoopi Cafe de Jumeriah Beach Road en Dubái hecho a base de trufas italianas, azafrán iraní y copos de oro comestible de 23 quilates. Costaba solo 750 euros cada ración.
Hacia finales de la década de los 2000, se hizo también muy famoso el Frozen Haute Chocolate, servido en el restaurante Serendipity 3 de Nueva York, elaborado con 5 gramos de oro comestible y 28 tipos de cacao procedentes de 14 países. Un helado que se servía en una copa de oro con diamantes incrustados. Su precio llegó a alcanzar los 22 000 euros.
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