Las temperaturas en España no han dejado de subir en los últimos años y, de hecho, este 2023 lleva camino de convertirse en el más cálido desde que hay registros. A estas alturas ya estamos más que advertidos de que la vida en el planeta Tierra tal y como la conocemos va a cambiar a causa de la crisis climática. En concreto, tanto España como sus países vecinos deben prepararse para las visitas y los asentamientos de mosquitos —y, con ellos, algunas enfermedades que portan algunos— más propios de otras zonas del mundo.
Este fenómeno ya está sucediendo, pero los expertos advierten de que irá a más. Aunque todos los años se detectan casos importados de dengue, hace tan sólo dos semanas la Agencia de Salud Pública de Cataluña (AspCat) declaró haber detectado dos casos de esta enfermedad transmitidos de manera autóctona en la provincia de Barcelona. Otra de estas patologías que portan los mosquitos y preocupan especialmente en España es la fiebre del Nilo occidental, que todos los veranos produce nuevos casos e, incluso, muertes.
"Ahora nos podemos presentar en 24 horas en cualquier lugar del planeta y con nosotros viajan enfermedades y vectores, como los mosquitos", explica Óscar Soriano, científico titular del CSIC y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) experto en entomología sanitaria. "También antiguamente nos traíamos los mosquitos exóticos, pero al llegar el invierno las temperaturas acababan con ellos. La subida de las temperaturas hace que se establezcan aquí y que podamos enfermar nosotros y nuestro ganado".
Más calor, más mosquitos
De todas formas, Soriano explica que esta no es la mayor complicación que las altas temperaturas suponen al problema de los mosquitos. "El principal problema que suponen estas altas temperaturas es que acelera el metabolismo de esta especie. En este sentido, el ciclo reproductivo se repite más veces. Es decir, es más fácil tener una plaga de mosquitos cuando hace calor", alerta el zoólogo. La presencia de cada vez más mosquitos en España ha llevado a que muchos expertos se pregunten si es posible que la malaria vuelva.
Es posible que ya se nos haya olvidado, pero hasta el año 1964 la malaria era una enfermedad endémica de nuestro país. Sin embargo, la utilización del insecticida DDT y de la introducción en nuestras aguas de las gambusias, un pez que se alimenta de mosquitos y sus larvas, hicieron desaparecer la enfermedad en España. "Pero, realmente, el mosquito transmisor de la malaria, el Anopheles, siempre ha estado aquí. Por eso, que entren personas que portan el protozoo que genera la enfermedad es problemático", explica Soriano.
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En este sentido, el experto razona que brindar atención sanitaria a las personas migrantes que llegan a nuestro país es muy importante para detectar casos de enfermedades de otras regiones, atenderlos y evitar que se expandan. "Es importante que se desarrolle y que se actualice la Medicina tropical en nuestro país. Hace muchos años, cuando España dejó de tener territorios en África, pensamos que ya no tendríamos necesidad de ella. Ahora con la globalización es importante que los médicos estén acostumbrados a ver estos casos y que se diagnostiquen de una manera más rápida", cuenta el experto.
Mosquitos del mundo
En el año 2004 se detectó por primera vez el mosquito tigre en España y, desde entonces, este insecto ya se ha establecido a lo largo de la costa mediterránea. Su establecimiento en España hacía temer la irrupción de nuevas y severas enfermedades. Ahora comienzan a observarse en nuestro país otras especies como el Aedes aegypti, el Aedes japonicus y el Aedes koreicus. Todos ellos con la capacidad de transmitir enfermedades y, además, de poner huevos de resistencia. Es decir, huevos que entran en una fase de pausa si están en un medio muy seco, que vuelven a reactivarse cuando llueve y pueden hacerse adultos en sólo tres días.
Sin embargo, el mosquito más peligroso es, según Soriano, el Anopheles, que es natural de nuestro país. "Es capaz de transmitir la malaria, una de las enfermedades que mata a más gente al año en el mundo y, además, podría volver a ser endémica en nuestro país", comenta el experto. De la misma manera, Soriano advierte que la temida fiebre del Nilo occidental es transmitida por el mosquito común, que obtiene el patógeno de las aves migratorias, los principales reservorios de la enfermedad.
Las armas que tenemos
Pero, ¿qué está haciendo España para frenar este aumento de las enfermedades que son transmitidas por mosquitos? En primer lugar, el Ministerio de Sanidad tiene desplegado un sistema de vigilancia de mosquitos —que diseñó el epidemiólogo Fernando Simón, a quien conocimos en la pandemia de Covid— en aeropuertos, puertos y autopistas de España. "Consiste en las instalación de unas trampas de luz para adultos, pero también otras que consisten en un cubo de agua con un detractor de lengua, el palo con el que el médico nos veía las amígdalas, y ahí ponen sus huevos", explica Soriano.
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Entonces los expertos sólo tienen que observar a qué tipo de mosquito pertenece ese huevo en cuestión. El Ministerio de Sanidad también ha lanzado la app para el móvil Mosquito alert para consultar qué tipo de mosquito es el que se nos ha colado en casa y añadir una localización para poder controlar las especies que pululan por España. Además, en contra de los métodos más invasivos como los insecticidas o la liberación de una nueva especie animal en un ecosistema autóctono, ahora se emplean métodos más respetuosos y certeros.
Se trata de unos cristales que contienen una bacteria seca y que se reactiva con el contacto con el agua: la Bacillus thuringiensis israelensis. "Estos cristales pueden ponerse en ríos y lagunas, las bacterias emergen y actúan sobre el sistema digestivo de las larvas, impidiendo que se desarrollen y piquen", explica el zoólogo. Soriano explica que las medidas que se están tomando actualmente son "las mejores que se pueden tomar ahora mismo". Pero también se están estudiando otras nuevas.
Mosquitos 'mutantes'
Las últimas consisten en la introducción de una población de mosquitos genéticamente modificados en un entorno donde representen un problema para la salud. En un artículo en The New York Times se recoge un proyecto de la Universidad de California en Santo Tomé y Príncipe donde los investigadores quieren introducir mosquitos inmunes a la malaria para que, en unas generaciones, estos animales sean incapaces de transmitirla. Por su parte, Soriano explica que también se ha investigado la posibilidad de introducir en estas poblaciones mosquitos estériles por modificación genética. De esta manera, se reduciría la población porque compiten con los que sí son fértiles en la reproducción de la especie.
Sin embargo, la introducción de estos organismos modificados genéticamente siempre conlleva un debate ético por las posibles consecuencias que pueden suponer para el ecosistema. "Sé que se está haciendo, pero me dan siempre un poco de miedo estos organismos modificados, pueden tener un efecto secundario", advierte el zoólogo. "Si se prueba y funciona bien, ¡pues ancha es Castilla! Pero hay que hacer pruebas y se tarda mucho en saber si tendrá garantía este sistema".