Las imágenes de las chinches campando a sus anchas por París han conseguido eclipsar uno de los eventos más importantes que acoge la ciudad, su semana de la moda. De un plumazo estos insectos le han arrebatado todo el glamour a la cita y, de la misma manera, los memes están plagando las redes sociales. De todas formas, la situación no tiene ninguna gracia. Emmanuel Grégoire, vicealcalde de París, advirtió en la televisión de que "nadie está seguro, puedes cogerlas en cualquier parte y llevártelas a casa, no detectarlas hasta que ya se han multiplicado y expandido".
Las chinches de cama, que son las que se están dejando ver a la luz del día en París, son insectos que se alimentan de la sangre humana, principalmente, por la noche y tienen el tamaño de una semilla de manzana. "Saber si nos ha picado una chinche es relativamente fácil si ha sucedido en la cama. Como las sábanas suelen ser blancas se aprecian unas pequeñas manchas marrones, que son las heces de la chinche, que defeca mientras succiona sangre", explica Óscar Soriano, científico titular del CSIC que trabaja en el impacto de los artrópodos en la salud humana.
Soriano aclara que el aumento de las chinches no sólo está sucediendo en París y que también en España está pasando. "Tenemos una plaga desde hace tiempo. Se acantonaron en las cárceles, pero salieron y se están extendiendo. Cada dos por tres contacto con gente que asegura tener chinches en casa. Esto en algún momento puede extenderse como en París, pero la plaga ya está", asegura el experto. "Hace falta destacar que España ya estuvo infestada de chinches durante el siglo pasado, hasta mediados".
La plaga que vuelve
Pero, ¿por qué han vuelto precisamente ahora? Aunque todavía no existe una respuesta consensuada por los científicos, Soriano apunta que puede deberse a que el DDT está desapareciendo de los ecosistemas. "Se trata de un órgano clorado que se utilizó durante mucho tiempo y que hizo desaparecer prácticamente a insectos tan molestos como estas chinches o, incluso, a los mosquitos de la malaria. Recordemos que la malaria fue endémica en España hasta la década de 1960. El problema es que esta sustancia tiene una vida muy larga en el ecosistema y se acumula en los seres vivos", resume Soriano.
La utilización del diclorodifeniltricloroetano, o DDT, fue prohibida entre finales de la década de 1960 y principios de la siguiente. Voces como la de Rachel Carson, que alertó en su libro Primavera silenciosa (1962) —uno de los libros científicos más influyentes del siglo XX— de cómo estos pesticidas terminan poniendo en peligro a las aves, fueron clave para eliminarlo. "De todas formas, los residuos del DDT pueden durar unos 40 años en la naturaleza y ahora, que ya ha pasado ese tiempo, las plagas que fueron controladas están volviendo: los piojos, algunos mosquitos o la sarna, por ejemplo", sostiene el experto.
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Este científico del CSIC también apunta a la globalización como uno de los factores que ha contribuido a potenciar estas plagas. "Piensa que en 24 horas puedes estar en cualquier parte del planeta y traerte cualquier cosa: mosquitos, garrapatas, pulgas… y cuando son transmisores de enfermedades tenemos un nuevo reservorio aquí", advierte. En cualquier caso, Soriano explica que las chinches de cama no transmiten enfermedades, pero sí que son molestas y difíciles de erradicar porque se reproducen con mucha facilidad.
Cómo acabar con una chinche
Y, ahora que se encuentran entre nosotros, ¿qué hacemos con ellas? "Realmente, no se puede hacer demasiado. Lo que intentamos hacer es dar consejos a las personas que hayan identificado una plaga de chinches para poder manejarla en casa", adelanta Soriano. Otro de los inconvenientes de utilizar DDT es que las chinches terminaban por volverse resistentes a él y a otros químicos, "pero lo que no pueden resistir es la temperatura". Las chinches son vulnerables tanto al frío como al calor, si sabemos con qué atacarlas.
Lo más habitual es tomar toda la ropa de cama y echarla a la lavadora con un programa que lave a altas temperaturas, pero también podemos meter los tejidos que creemos que están afectados en una bolsa y dejarlos dos días en un congelador que alcance los 20 grados bajo cero. "Yo recomiendo eliminarlas con frío y, de forma complementaria, limpiar con vapor muy caliente, con una vaporeta, los huecos de la cama, el colchón e, incluso, los rodapiés", aconseja el experto. En cualquier caso, Soriano explica que hay que buscar nuevas soluciones para estas plagas.
"No podemos volver a las soluciones que, como el DDT, ponen en peligro otras especies. Si, intentando erradicarlas, acabamos con insectos que hacen la polinización, podemos causar un grave daño, incluso, a nosotros mismos. No se pueden matar moscas a cañonazos", razona. Por eso, él es partidario de aislar patógenos, como bacterias, virus u hongos, que sean capaces de hacer daño exclusivamente a la plaga que se quiere combatir. "Esto conlleva tiempo y deberíamos estar haciéndolo si hubiera dinero para investigar. Es lo más sostenible".
El caso de los mosquitos
Esta solución ya es una realidad para otros tipos de plagas, como los mosquitos. La crisis climática está causando el aumento de las temperaturas del planeta y, como consecuencia, algunas especies que transmiten enfermedades pueden expandir el área en el que habitan. Por ejemplo, esto pasa con los mosquitos que transmiten la malaria, que podrían volver a España. "Con los mosquitos se utiliza la bacteria Bacillus thuringiensis de la variante israelensis. Se venden unos cristales con los que se trata el agua, aparece la bacteria y, cuando se introduce en las larvas de mosquito, destruye sus sistemas digestivos", describe Soriano.
Aunque también puede afectar a otros mosquitos, ha demostrado ser una solución muy eficaz. También se está creando toda una red de vigilancia para detectar mosquitos sospechosos de traer la malaria a nuestro país: "Antes de atender la pandemia de la Covid, Fernando Simón diseñó un sistema de trampas en aeropuertos, estaciones de tren, puertos y carreteras para controlar si entran nuevos insectos que puedan transmitir enfermedades". Esto, junto a iniciativas como la app Mosquito Alert —que sirve para que los propios ciudadanos manden fotos de los mosquitos que les han picado y detectar si son sospechosos—, permiten tener datos en tiempo real de estas especies en nuestro país.
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Si bien las chinches no suelen provocar problemas tan importantes de salud como un mosquito portador de la malaria, también es necesario extender la investigación al control de estos insectos. Las enfermedades como la sarna, provocada por los ácaros Sarcoptes scabiei, o la enfermedad de Lyme, transmitida a través de las garrapatas, no han hecho más que extenderse en los últimos años en nuestro país, tal y como se ha contado en EL ESPAÑOL.