Hay que reconocer que los mosquitos son bastante molestos. Sus picaduras son de lo más fastidiosas, por no hablar de las molestias que provocan zumbando en nuestros oídos por la noche. Sin embargo, hay quien apunta a que todo esto es meramente anecdótico, cosas que nos desvían del verdadero peligro de estos insectos. Incluso hay un lema que advierte de que son "los animales más peligrosos del mundo".
"Esta es una frase muy oída y, aunque tiene su puntito de espectacular, se debe tener en cuenta que los mosquitos trasmiten enfermedades graves", explica a EL ESPAÑOL Roger Eritja, jefe de Entomología y validación de datos de Mosquito Alert, el proyecto de vigilancia de estos insectos impulsado por el CSIF, a través del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB); la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
Aunque cueste imaginarlo, como bien apunta Eritja, hay estimaciones que afirman que los mosquitos son responsables de más de 700.000 muertes al año en todo el mundo. No en vano, son vectores de enfermedades muy peligrosas como la malaria, la fiebre amarilla, el Zika o el dengue. Para que el lector se haga una idea, sólo esta última patología produce cada año 390 millones de infecciones y, por muchos esfuerzos que ponga la comunidad internacional, sigue causando estragos y aumentando su presencia en países del mundo, como ha ocurrido recientemente en Perú.
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Afortunadamente, la mayoría de las 3.500 especies de mosquitos que existen no son capaces de transmitir enfermedades. Son pocos los causantes de estos estragos. Los más importantes: Aedes albopictus (mosquito tigre), Aedes aegypti (mosquito de la fiebre amarilla), Aedes japonicus (mosquito del Japón), Aedes koreicus (mosquito de Corea) y Culex pipiens (mosquito común).
No obstante, juegan con la ventaja de que son especies invasoras, es decir, aunque no son originarias del lugar, son capaces de adaptarse y vivir en entornos urbanos y suburbanos de todo el mundo. Tres de ellas ya lo hacen en España.
El comercio, la puerta de entrada
"Se habla mucho de la divergencia climática, pero en el caso del desplazamiento de las especies la globalización está muy implicada. Los mismos mecanismos que permiten que compremos una cosa en China y que esté en la puerta de nuestra casa a los tres o cuatro días también dan alas al trasporte de especies vivas", detalla el entomólogo.
En el caso de los mosquitos, Eritja aporta un dato de lo más curioso: la principal vía que han aprovechado algunas especies para expandirse por el mundo ha sido el transporte marítimo de neumáticos de segunda mano. "Les gustan mucho los ambientes oscuros, muy cerrados y con agua en su interior porque originalmente han colonizado huecos y agujeros de troncos de los árboles de la selva en el lejano oriente", explica.
España no iba a ser menos. Por ejemplo, en 2004 se detectó por primera vez la presencia invasora del mosquito tigre. De hecho, Roger Eritja formaba parte del equipo que lo descubrió. Desde entonces, según la European Centre for Disease Prevention and Control, se le considera establecido en la costa mediterránea e introducido en algunos puntos de Andalucía, Extremadura y Madrid.
Mosquito Alert nació en 2014 para controlar la invasión de este insecto. Sus datos actuales encajan con los del CDC europeo; las mayores notificaciones se dan en puntos de la Comunidad Valenciana y Cataluña, aunque su presencia se va haciendo notar en Andalucía, Madrid y el Norte de España. "Es un mosquito que nos debe preocupar porque es un posible transmisor de dengue, Zika, chikungunya y fiebre amarilla", avisa el experto. En laboratorio, además, ha demostrado que es capaz de infectarse con hasta 22 virus diferentes, como el de la fiebre del valle del Rift, el virus la encefalitis japonesa o el virus del Nilo Occidental.
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No obstante, esto último debe tomarse siempre como un hipotético, ya que el ciclo de infección de un arbovirus, los virus que se transmiten a través de mosquitos, es más complejo que una simple picadura —la malaria, al no ser un virus, no se encuadra en este proceso—. Primero, debe estar presente en un huésped y hacerlo en una cantidad y tiempo suficiente como para que el mosquito pueda infectarse cuando se alimente de su sangre. Después, el virus debe replicarse y no matar al mosquito.
Complicado sí, imposible no
Complicado, sí, pero no imposible. Es más, existe una especie que parece ser "especialista" en este proceso: el mosquito de la fiebre amarilla. Considerado una especie de enorme importancia sanitaria, es el principal y más eficaz transmisor de dengue, fiebre amarilla, chikungunya y Zika.
Su expansión por el mundo se produjo a raíz del comercio de esclavos procedentes de África. Durante años, causó estragos por toda Europa y el Mediterráneo. En España, según relata el experto, entre 1800 y 1850 causó la muerte de medio millón de personas. Su última gran epidemia cercana fue en Grecia, en 1920, con la infección de millón y medio de personas de dengue.
Sin embargo, a partir de la mitad del s.XX desapareció de estos terrenos. "No sabemos muy bien por qué", confiesa Eritja. Y ese enigma es lo que abre la veda a que pueda volver en un futuro. "Está claro que está avanzando, lo tenemos ya en Madeira y ha habido una serie de episodios en Canarias en los últimos años".
Desde Mosquito Alert se encargan de vigilar su llegada. La población también debe estar atenta, ya que este proyecto basa su mecanismo en que los ciudadanos capten una fotografía de un posible mosquito invasor, la envíen a través de una aplicación disponible y un equipo de expertos se encarga de comprobar su validación.
Gracias a este proceso, se han localizado otras especies transmisoras de enfermedades, que completan el mapa de los mosquitos en España. Una es el aedes japonicus (coloquialmente, mosquito del Japón) y otra el Culex pipiens, una forma de mosquito común que preocupa a Europa por su capacidad de transmitir el virus del Nilo Occidental.
"Estamos homogeneizando la fauna mundial y esto es una coctelera", lanza como último mensaje Eritja. Su discurso para la situación en España, no obstante, es de calma. Su política es abogar por la vigilancia de estas especies, para que, una vez que sean detectadas, el foco sea local y puedan entrar los ayuntamientos para controlar las plagas. "Es mucho mejor actuar desde la prevención", termina el experto.