Aunque hoy en día siguen existiendo errores de concepto entre prebióticos y probióticos, poco a poco se está aprendiendo a diferenciar ambos grupos de sustancias. Recordemos que los prebióticos no son sustancias vivas, sino más bien el "alimento" para el microbioma intestinal; a su vez, dicho microbioma se compone de bacterias beneficiosas para el ser humano, las cuales se conocen como probióticos.
Si bien es cierto que ambas sustancias pueden consumirse a través de los alimentos, los probióticos han recibido bastante más publicidad que los prebióticos, aunque ambos son importantes. Y, como es habitual, los alimentos más comercializados no suelen ser los más ricos en prebióticos ni en probióticos. Por el contrario, uno de los alimentos más típicos en España que superaría al yogur o al kéfir en cantidad de prebióticos sería el ajo.
El ajo destaca por ser una de las plantas más estudiadas por la ciencia, dados sus múltiples beneficios. Conocido por su nombre científico Allium sativum, comparte familia con el puerro y la cebolla, la familia de las liliáceas, y hace más de 7.000 años que se cultiva en la cuenca del Mediterráneo; aunque se sospecha que su origen realmente fue en Asia.
[Ajo: todos los beneficios del alimento que siempre tienes en casa]
Los dientes de ajo contienen un 0,3% de aceites esenciales que pueden producir alicina, la sustancia responsable de su olor y sabor. También contienen fructosanas, oligosacáridos que funcionan de prebióticos y por tanto alimentan al microbioma intestinal. De hecho, se sabe que ya en la antigua Grecia el ajo se usaba en la medicina hipocrática; en Roma, el ajo también servía de tratamiento para problemas respiratorios, molestias intestinales e infestaciones por parásitos estomacales.
A nivel nutricional, cabe destacar que el ajo sería una sustancia densa en nutriente, pero baja en calorías. Aunque por cada 100 g de ajo hay 149 kcal, un diente de ajo apenas pesa 3 gramos. Así mismo, el ajo destaca por su riqueza en vitamina B6, vitamina C, calcio, fósforo y manganeso.
Y, por si fuera poco, la más reciente revisión sobre prebióticos presentada en NUTRITION 2023, como ya comentamos en 'EL ESPAÑOL', también habló del ajo, el cual formaría parte del top 5 de alimentos más ricos en prebióticos, junto a las hojas de diente de león, el tupinambo, los puerros y las cebollas. Todos ellos destacarían por poseer entre 100 y 240 mg de prebióticos por gramo de alimento.
Recordemos que, aunque la mayoría de las pautas dietéticas nacionales e internacionales no específican una cantidad diaria recomendada de consumo de prebióticos, la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos propone una ingesta de al menos 5 gramos diarios de prebióticos.
Beneficios conocidos del consumo de ajo
Por si fuera poco, el consumo de ajo también habría demostrado mejorar la salud cardiovascular en varios aspectos. Como se hace eco la misma Fundación Española del Corazón, el ajo sería un gran aliado frente al exceso de colesterol y triglicéridos; la aterosclerosis o endurecimiento de la pared arterial y la tensión arterial elevada. Incluso algunos estudios señalan mejoras a nivel de vasodilatación sanguínea, sosteniendo que los glóbulos rojos son capaces de convertir el azufre del ajo en sulfuro de hidrógeno, un potente vasodilatador.
Por otro lado, el ajo también habría demostrado colaborar en la mejoría de algunas infecciones, como las infecciones respiratorias, dado su potencial antiséptico. Aunque, eso sí, no puede usarse como antibiótico o tratamiento médico, dado que no tiene tal potencial. De hecho, no puede usarse sin sentido, pues existen casos donde se ha intentado usar el ajo contra infecciones por hongos en las uñas y las cosas han salido muy mal.
Por su parte, dado que el ajo posee cierta actividad antiinflamatoria, algunos estudios han demostrado que su consumo puede combatir la inflamación crónica, la cual se ha relacionado con enfermedades autoinmunes como la artritis.
Finalmente, parece que el ajo también podría colaborar en lo que todo el mundo busca: la larga vida. Así lo sugirió un estudio realizado con 27.000 personas de edad avanzada en China, y es que aquellos que comían ajo de forma habitual (más de cinco veces a la semana), reducían su riesgo de mortalidad hasta un 11%. No sería el elixir de la vida eterna, pero algo es algo.