La falsa muerte de los psiquiátricos en España: hay pacientes que llevan más de 50 años ingresados
La estancia media de los pacientes ingresados en el Hospital Psiquiátrico de Conxo se sitúa en 13 años, según un informe del Defensor del Pueblo.
10 julio, 2023 02:12La palabra manicomio quizás suene al siglo pasado. Y lo cierto es que lo es; o al menos, en España, donde se aprobó la Ley General de Sanidad de 1986 con la que se pretendía acabar con este tipo de centros. A día de hoy, los motivos de aquella reforma son más que conocidos: las condiciones eran infrahumanas en muchos casos y algunos ingresos se producían de por vida. Sin embargo, llevarla a la práctica no iba a resultar sencillo. Cerrados los manicomios, ¿qué se hace con los pacientes?
A finales de los 70 en Italia se tomó la decisión de terminar con los antiguos hospitales psiquiátricos y dejar en la calle a la mayoría de los ingresados. En España, en cambio, no se aprobó una medida de tal calibre. Esto ha propiciado que en 2022 siga habiendo pacientes con trastornos psiquiátricos que llevan ingresados más de 20 años, pese a que la nueva ley fomentó que la atención de los problemas de salud mental se realizara con consultas ambulatorias y domiciliarias.
"Actualmente no hay ningún hospital psiquiátrico que funcione como lo hacían antes de la reforma, como un sitio donde el paciente ingresaba y no era extraño permanecer durante años o incluso de por vida", sentencia el psiquiatra del Hospital Universitario de Canarias y vicesecretario de la Asociación Española de Neuropsiquiatría José Valdecasas. También reconoce que desde los 80 fueron conscientes en la Psiquiatría de que esta atención empeoraba los trastornos mentales. "Algunos autores fueron más radicales y dijeron que era el propio centro el que causaba la enfermedad".
Tras la reforma en nuestro país, hubo pacientes que abandonaron los antiguos centros psiquiátricos y volvieron a la comunidad. A otros se les trasladó a sitios "mucho mejores", como señala Valdecasas, en los que contaban con apoyo de personal sanitario. "Pero había personas que llevaban muchos años ingresadas y no tenían familias o habían perdido sus capacidades", lamenta el psiquiatra. Valdecasas asegura que cada vez quedan menos pacientes de este perfil, pues conforme se aprobó la ley, la idea fue que no entrara nadie en esas condiciones.
Pacientes inmovilizados boca abajo
El tiempo medio en 2020 en unidades de media y larga estancia en Psiquiatría era de 246,12 días en los hospitales públicos y de 367,96 en los hospitales privados, según los datos del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, hay casos, como el Hospital Psiquiátrico de Conxo en Santiago de Compostela, en los que la estancia media se sitúa en 13 años. Además, hay personas que llevan más de 50 años ingresadas en este centro, según un informe del Defensor del Pueblo.
Este organismo también ha solicitado en varias ocasiones —la última fue en junio de este mismo año— al Hospital Psiquiátrico Fuente Bermeja en Burgos que elimine la posibilidad de inmovilizar a sus pacientes boca abajo. "Esto es lamentable porque demuestra que en este tipo de instituciones sólo se practican tratamientos biológicos". Quien habla en esta ocasión es la psiquiatra y secretaria de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) Llanos Conesa.
Valdecasas, por su parte, confiesa que la sujeción física debería hacerse menos de las que se producen. "No es un tratamiento para mejorar al paciente. Lo que representa es un fracaso terapéutico". Aunque considera que no es la única asignatura pendiente en Psiquiatría.
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Tras 20 años en una unidad de agudos, reconoce que ha notado cierta evolución. "A principios de la década de los 90 era muy frecuente que al paciente se le ingresara sin que pudiera recibir visitas o llamadas de sus familiares", ejemplifica. Aun así, Valdecasas destaca que el psiquiatra tiene un poder de decisión que no se da en otras especialidades: "Puede elegir la ropa que lleva el individuo, el tiempo que estará con el móvil, su capacidad para dar paseos o si permanecerá encerrado".
Por este motivo, a la hora de pasar al paciente a la unidad de subagudo siempre se plantea si es la decisión correcta. "Es muy duro porque estás enviando a una persona a una unidad de cuatro o cinco meses de ingreso". En caso de que la persona no se recupere, se le traslada a uno de los antiguos centros psiquiátricos que se han reconvertido en unidades de larga estancia.
Reingresos por recursos insuficientes
Conesa cree que la intención de la reforma psiquiátrica siempre fue la mejor. Sin embargo, denuncia que los recursos no han crecido a la misma velocidad que la demanda de pacientes: "No es que la enfermedad mental esté de moda, es que los pacientes se acumulan". El número de camas psiquiátricas ha decrecido más del 25% entre 2005 y 2022, pasando de 16.141 a 12.014, como demuestra el Catálogo Nacional de Hospitales que publica el Ministerio de Sanidad.
En cambio, la cifra de hospitales de salud mental y tratamiento de toxicomanía se ha mantenido durante este tiempo, según el mismo documento. Valdecasas se sorprende al conocer estos datos: "Tal vez se estén contabilizando otro tipo de unidades que en realidad no son hospitales psiquiátricos".
Lo que sí queda claro es que ya no son centros de internamiento. "Es normal que las camas hospitalarias hayan tendido a disminuir, ya que no se internan a tantos pacientes como sucedía antes de la ley de 1986". La mitad de estas camas psiquiátricas son de titularidad privada. "Esto refleja que el sistema público no está bien financiado como para garantizar la atención a los enfermos mentales", reclama Valdecasas.
En opinión de Conesa, la falta de recursos provoca que algunas familias opten por la reinserción del paciente en las unidades de larga estancia. Una decisión que no comprende puesto que el enfermo mental tiene menos repercusiones conductuales graves conforme pasan los años. "No hay ninguno que no sea rehabilitable".
El riesgo de involución
Ambos psiquiatras coinciden en proponer los pisos tutelados como alternativa. "Si tuviéramos más dispositivos de este tipo, las unidades de larga estancia desaparecerían", vaticina Valdecasas. También existen las miniresidencias, con la posibilidad de acoger al paciente durante un fin de semana, un mes o un año.
Y es que el objetivo del modelo aprobado en 1986 fue evitar los ingresos permanentes. "Al igual que con cualquier otro paciente, el enfermo mental necesita insertarse en la sociedad para su recuperación", apunta Conesa. Esta psiquiatra piensa también que este paciente está estigmatizado incluso dentro del medio sanitario: "Parece que pueden molestar o llegar a ser violentos, cuando esto sólo ocurre en un porcentaje muy bajo".
Según Valdecasas, prácticamente nadie dentro de la profesión aboga por la vuelta a los antiguos psiquiátricos y los internamientos indefinidos. "Pero el riesgo de involución siempre existe". Le preocupa que se pierda todo lo conseguido y que el paciente retorne a la unidad de larga estancia cuando ya ha salido. "Hay una tendencia a pensar que algunas personas estarían mejor en un centro en el que vivieran de por vida. Y eso, en definitiva, es un manicomio", concluye.