Que un tipo de cáncer no aparezca entre los más diagnosticados de un país no significa siempre que esta enfermedad no tenga muchos afectados. También puede deberse a que está infradiagnosticado; es decir, que por cada diagnóstico haya un número mayor de pacientes sin diagnosticar. En esta situación se encuentra el virus del sarcoma de Kaposi, que causa el segundo cáncer menos detectado en España, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Estas cifras muestran que su incidencia anual es de 300 casos y tiene una tasa de supervivencia del 91,3%.
Sin embargo, investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) han denunciado que esta infección podría estar infradiagnosticada. Lo han hecho a través de una publicación en la revista científica PLoS One, convirtiéndose así en el primer estudio destinado a determinar la distribución de los subtipos de HHV-8, como también se conoce al sarcoma de Kaposi, en España. Y es que tenemos que remontarnos a los años 2013 y 2016 para encontrar un pequeño cribado que estudió los casos de esta enfermedad en Cataluña durante aquel período.
El equipo del ISCIII ha analizado los datos de 142 pacientes infectados con el virus del sarcoma de Kaposi para establecer un primer mapa de la distribución de los subtipos que se encuentran en nuestro país. Los resultados reflejaron que se seguía un patrón similar al de otros países de Europa occidental: el 25,4% de las cepas eran C3 y el 19,7% eran A3. Pero de los 12 subtipos diferentes de este virus, dos de ellos se han localizado por primera vez en Europa debido a esta investigación en la que han participado María Dolores Pérez-Vázquez, Inmaculada Gómez y David Tarragó.
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Los principales autores del trabajo recomiendan elaborar cribados para grupos de riesgo, ya que implantar de manera sistemática la determinación del subtipo de virus podría facilitar el seguimiento de una enfermedad como el sarcoma de Kaposi que, a diferencia de otros cánceres, puede generar tumores en más de un lugar del cuerpo al mismo tiempo.
Factores de riesgo
El sarcoma de Kaposi es un tipo de cáncer que se caracteriza por la aparición de tumores en piel, donde se encuentra el virus VHH-8. Aunque no todas las personas portadoras de este virus terminan desarrollando la enfermedad, sí que se considera un factor de riesgo.
La falta de estudios en este sentido hacen que resulte complejo dibujar un perfil claro del paciente de este cáncer que se caracteriza por cuatro escenarios epidemiológicos y clínicos diferentes. Por una parte, el sarcoma clásico se da a menudo en hombres de avanzada edad. Normalmente, son de origen italiano o judío y proceden del este de Europa.
En el caso del sarcoma de Kaposi epidémico, las personas que tienen riesgo de padecerlo son los pacientes con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Tanto es así, que hay veces en las que el diagnóstico se realiza al mismo tiempo. Y es que este sarcoma es la masa anormal de tejido más común de las personas con el VIH en la actualidad, según la AECC.
También hay quienes presentan el sarcoma iatrogénico, un tumor que aparece porque previamente se han sometido a trasplantes por los que han tenido que tomar medicación de tipo inmunosupresora. Por último, el sarcoma endémico africano es el que cuenta con una mayor porcentaje de afectados, ya que el virus tiene una prevalencia del 40% en el África subsahariana, como revela este estudio.
Existen también otros factores que podrían actuar en el desarrollo del sarcoma de Kaposi. Por ejemplo, la hiperactividad del sistema inmunitario con niveles elevados de citoquinas que estimulan el crecimiento de células precoces de sarcoma de Kaposi, que con el tiempo podrían llegar a ser cancerosas.
Síntomas tempranos
El principal síntoma de este cáncer es la aparición de lesiones en la piel, que suelen ser de color púrpura. Sin embargo, estas heridas puede que no provoquen ningún otro síntoma. Estas lesiones pueden producir edema en las piernas, con posibles hemorragias espontáneas en las mismas. Así, la afectación visceral generaría otra serie de síntomas en los casos más avanzados como, por ejemplo, el adelgazamiento. Su extensión es capaz de alcanzar los diez centímetros, y su aparición alcanza en algunas ocasiones la cifra de 100.
Aunque las lesiones no solo pueden afectar a la piel, sino que también dañar algunas zonas de los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo. Un 10% tiene afectación de los ganglios y hasta la mitad puede tener afectación en boca o en aparato digestivo. En las personas con VIH existe la posibilidad de que las lesiones se propaguen a otras partes del cuerpo. Es entonces cuando quizá cause sangrado si llega hasta el tracto digestivo o los pulmones. En éstos, también puede dificultar la respiración.
Además del examen físico, el estudio anatomopatológico de una biopsia es considerado como el diagnóstico definitivo del sarcoma de Kaposi. Las personas a las que afecta esta enfermedad suelen seguir un tratamiento que variará en función del tipo y las manifestaciones clínicas que se le presenten. Aun así, uno de los métodos más empleados es la quimioterapia, pues resulta efectiva entre un 60% y 80% de los casos.
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La supervivencia global de este tumor es del 74 % a los 5 años, llegando al 81 % en los casos localizados, según la American Cancer Society. En los casos de pacientes con el VIH, dependerá del nivel de inmunosupresión. Es por este motivo por el que la supervivencia estimada a los 5 años es del 69%, aunque varía en función de la extensión de la enfermedad. La supervivencia en el primer año es del 90% para la afectación cutánea y del 70% para la afectación visceral.