El proyecto de la futura Ley Trans que se tramita en el Congreso de los Diputados estos días es motivo de polémica. La principal disputa tiene que ver con que se otorgue a algunos adolescentes la posibilidad de elegir si quieren iniciar tratamientos médicos de cambio de sexo sin una autorización paterna y sin informes médicos previos. La iniciativa también ha levantado ampollas entre algunos profesionales médicos.
Ahora, una nueva investigación publicada en la revista The Lancet Child & Adolescent Health da una nueva vuelta de tuerca al asunto. Según este estudio, la interrupción o vuelta atrás entre quienes inician el proceso de hormonación en la adolescencia es algo muy infrecuente, si previamente se ha realizado una "evaluación diagnóstica exhaustiva" de cada uno de los y las solicitantes.
Se trata de un trabajo de investigación —el más grande hasta la fecha— realizado con jóvenes de los Países Bajos y con datos de una clínica especializada en identidad de género. Según sugiere, el 98% (704 de 720) de los adolescentes diagnosticados con disforia de género que comenzaron la medicación con hormonas de reafirmación del género en la adolescencia continuaron con el tratamiento.
"Nuestro estudio analizó las personas tratadas en una clínica de identidad de género de los Países Bajos, que ha ofrecido tratamiento de supresión de la pubertad seguido de hormonas de reafirmación de género a personas transexuales durante más de 20 años, para saber cuántas personas siguieron utilizando la terapia hormonal. Descubrimos que la gran mayoría seguían empleando hormonas, lo que resulta tranquilizador en el contexto de la reciente y creciente preocupación pública por el arrepentimiento de la transición", declara Marianne Van Der Loos, especialista en Medicina Interna en el Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam y autora principal del estudio.
Investigaciones previas
Para la investigación, se incluyeron datos de 720 personas, de las cuales el 31% eran hombres que habían hecho o comenzado la transición a mujer y el 69% mujeres que habían hecho o comenzado la transición a hombre. Todos ellos habían sido derivados a la clínica por un médico y habían sido diagnosticados de "disforia de género" por profesionales de identidad de género.
Los resultados de este nuevo trabajo van en la línea de otro publicado en julio de este 2022 en la revista Pediatrics y que afirmaba que el desistimiento de género (volver a identificarse con el género asignado sin haber hecho la transición) era algo "muy poco frecuente" entre niños y jóvenes. En este caso, tras un periodo de estudio de cinco años a 317 niños de entre tres y 12 años, los profesionales encontraron que la tasa global de desistimiento era del 7,3%.
También cuadran con las cifras que manejan en algunos hospitales españoles, como confirma Marcelino Gómez, director de la Unidad de Género del Hospital Doctor Peset y coordinador del Área de Identidad y Diferenciación Sexual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GIDSEEN). "En nuestra unidad, las destransiciones no llegan al 2%, concretamente son del 1,7%", detalla el doctor, que matiza que en sus datos se incluyen tanto jóvenes como adultos.
Según explica, los motivos que hacen que las personas abandonen el tratamiento se pueden agrupar en dos facciones: por pérdida de la identidad y reencuentro con la inicial o por causas ajenas al deseo de la persona, como que los medicamentos sean contraproducentes para su salud. Al parecer, este último es el motivo mayoritario, ya que, en función de sus resultados obtenidos, la pérdida de identidad sólo se ha dado en el 0,3% de los casos.
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Gilberto Pérez López, especialista de Endocrinología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y director del Curso Experto Universitario en Medicina Transgénero SEEN-Universidad de Barcelona-Editorial Panamericana, también se muestra conforme con los resultados del estudio: "Van en la línea de estudios previos y aportan evidencia en este campo que apoya el abordaje actual de los menores trans".
Según explica el profesional en declaraciones a SMC España: "Estos hallazgos pueden y deben ayudar y servir de guía al debate público y legal actual sobre el inicio del tratamiento médico en menores trans".
Los sesgos del estudio
Eso sí, ambos facultativos coinciden en que existen limitaciones en el estudio que conviene mencionar, algo que también aprecia Antonio Becerra, especialista de Endocrinología, profesor honorífico en la Universidad de Alcalá y exdirector de la Unidad de Identidad de Género de la Comunidad de Madrid. "Yo en este estudio veo un sesgo importante", avanza.
Becerra ve incongruencias con otros trabajos previos, realizados además sobre población de Países Bajos, y que daban unas cifras bastante distintas a las que publica ahora The Lancet. En este sentido, cita a una investigación del médico y psicólogo especializado en transición de género Thomas Steensma, que, en 2011, publicó un trabajo que afirmaba que el 45% de los adolescentes (de 14 a 18 años) que se había identificado con el género opuesto, en la edad adulta ya no deseaba hacer la transición. "A mí me resulta chocante, porque las cifras no cambian de un día para otro, ¿no?", comenta al respecto.
Apunta como un detalle a percibir el hecho de que se haya incluido más población mujer que se siente varón que hombres que se identifiquen como hembra, lo cual podría haber alterado los resultados. También, el tiempo que llevaban algunas personas con el tratamiento, tan sólo tres meses.
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De hecho, el propio trabajo expone: "Los periodos de seguimiento variaron según el paciente y los más recientes tuvieron un periodo de seguimiento más corto". Así, los autores subrayan que los resultados de los pacientes con periodos de seguimiento más cortos deben considerarse con precaución.
Pros y contras
"Desde mi perspectiva, cada vez hay más personas que destransicionan y esto me parece peligroso en un contexto en el que se quiere sacar una ley sin detenerse a ver las opiniones de los profesionales", termina Becerra, que deja claro que esta opinión no guarda ningún interés político y que se basa en sus muchos años como observador de este campo.
Sea como fuere, tanto los profesionales consultados como los citados, insisten en que conviene seguir con más investigación al respecto, siempre en búsqueda de lo mejor para cada persona y en un contexto dirigido siempre por profesionales médicos, que minimicen los peligros.
Como detalla el doctor Gómez, el principal riesgo que se puede dar es "que no se haya hecho la evaluación adecuada de la demanda que está formulando la persona, con independencia de la edad que tenga". "Lo importante es contar con un profesional experto en salud mental y en identidad, un psicólogo o un sexólogo, fundamentalmente, para realizar una buena evaluación de la demanda", sentencia el facultativo.