Nori no recuerda cuándo fue la primera vez que le contó a su madre que quería ser un chico. Tenía cuatro años, le contó ella. A sus 18, se siente afortunado de haber contado con el apoyo de su familia y amigos, pero una vida de bullying y rechazo le ha hecho mella. "Me autolesionaba, tenía ideas suicidas y, de hecho, tuve unos cuantos intentos. Por suerte, estoy aquí".
Su caso no es infrecuente entre los jóvenes trans. Un estudio recién publicado realizado en Canadá concluye que el riesgo de ideaciones suicidas es cinco veces mayor en los adolescentes que no se sienten identificados con su sexo biológico que en los cisheterosexuales, y que el de intento de suicidio es hasta 7,6 veces mayor.
"Llevo bastantes años con el tratamiento para la depresión y voy mejorando: tengo bajones, subidas…", explica Nori. Sin embargo, lo peor para él es la ansiedad. "Es, en cierta forma, parte de mi día a día".
Desde pequeño recuerda moderse o rascarse hasta hacerse daño. Los pensamientos de querer acabar con su vida y los cortes en el cuerpo vinieron después. "Supongo que son secuelas del bullying", razona, aunque reconoce que en su peor época ya no lo recibía. Sin embargo, la ansiedad se le sigue disparando en entornos con mucha gente, "cuando siento que estoy siendo rechazado por un grupo".
Bea Sever, portavoz de la Asociación de familias de menores transexuales Naizen y madre de un chico trans, explica que estas ideas no vienen detrás de un ataque puntual sino que se trata del "gota a gota" de mensajes de rechazo "que hacen que no puedan seguir adelante".
"Puede comenzar con ansiedad, depresión o autolesiones. Es el daño continuo de mensajes tipo 'lo que yo soy está mal' o 'lo que yo soy no existe', el chiste, la broma…" Este goteo de muestras de rechazo se va acumulando hasta el desarrollo puberal. "En la adolescencia ya hay pánico social, conductas disruptivas… y la pandemia ha incrementado todo esto".
"Cualquier dato se queda corto"
En España, según un informe de 2021 de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), hasta un 61,1% de las personas trans ha tenido pensamientos relacionados con el suicidio, la mitad de ellas se ha autolesionado y el 16,6% ha intentado suicidarse.
No hay cifras separadas para adolescentes, pero Sever cree que deben de ser superiores. "Cuando hablas con adultos y adolescentes que cuentan sus vivencias parece que la ideación suicida es prácticamente del 100%, e intentos hay muchísimos. Cualquier dato, por muy alto que nos parezca, se queda corto".
El psicólogo Miguel Guerrero, coordinador de la Unidad de Prevención e Intervención en Conducta Suicida UPII Cicerón, señala que la prevalencia de ideación suicida en la adolescencia se sitúa entre el 10% y el 35%, mientras que el intento de suicido está entre un 5% y un 15%. Se trata de la principal causa de muerte en este grupo de edad "y, por tanto, un problema de salud pública urgente".
La adolescencia "supone un momento evolutivo complejo donde se experimentan cambios y procesos de transformación o desarrollo físico, psicológico, cognitivo, moral y social. Constituye una etapa clave para conformar la personalidad e identidad del joven que determinará su vida como adulto". Y recuerda: el 50% de las personas que desarrollan un trastorno mental grave en la vida adulta "experimenta sus primeros síntomas o manifestaciones en estas edades".
Es el momento en que el mundo empieza a abrirse más allá de nuestro entorno más cercano, priorizamos las relaciones fuera de casa, tomamos las primeras decisiones que marcarán el resto de nuestra vida, como el itinerario de estudios a seguir, y asentamos nuestra identidad personal.
Falta de apoyo familiar
El psiquiatra Alejandro de la Torre-Luque señala que situaciones estresantes como la ruptura de una relación sentimental o el acoso escolar son factores asociados a la ideación suicida en esta franja de edad. La dificultad para regular las emociones puede generar estados afectivos tristes durante un largo periodo de tiempo, aumentando el riesgo de este tipo de pensamientos.
Los sentimientos de falta de pertenencia, de soledad y de insatisfacción personal con uno mismo influyen fuertemente en la ideación suicida. En las chicos y chicas trans se le puede sumar la falta de apoyo familiar y social, que "se convierte en un factor de extremo malestar emocional".
Se trata de que "familias que no aceptan a su hijo por su identidad sexual pueden generar una presión enorme en la persona que le lleva a sentirse atrapada y pensar que la única solución es quitarse la vida". Un entorno social hostil también aumenta los "sentimientos de pertenencia frustrada y de soledad".
Frente a estos factores de riesgo hay intervenciones psicológicas que han mostrado un notable éxito en adolescentes. "Existen tratamientos que han mostrado muy buenos resultados sobre la ideación y la conducta suicida", explica De la Torre-Luque, como el programa Self Awarenes of Mental Health, que consta de cinco sesiones de una hora "y los adolescentes se muestran bastante contentos con él".
A pesar de la alta incidencia de la ideación suicida en adolescentes de minorías sexuales, existen pocos protocolos específicos para su abordaje. "En este sentido, se está intentando abogar por ayudar a que la persona adolescente se reafirme en su identidad sexual y corporal deseada, la ventilación emocional y la clarificación de lo que realmente es valioso e importante para la persona".
Evitando la estigmatización
Más que protocolos específicos que pueden contribuir a la estigmatización del colectivo, el psicólogo Miguel Guerrero apunta que el profesional debe reconocer la "interseccionalidad de pertenecer a un grupo de riesgo o de mayor vulnerabilidad, sin significar esto que necesiten unas terapias o intervenciones 'especiales' para estas personas".
Hay una dificultad: a los adolescentes les cuesta mucho buscar ayuda. Se mezcla la poca confianza en el sistema público de salud, la creencia de que para ir a un psiquiatra hay que estar 'loco' o el pensamiento de que lo que les ocurre no tiene solución.
"La realidad es que existen intervenciones desde la salud mental, y la psicología clínica particularmente, que han mostrado efectividad en la reducción del riesgo suicida en la población juvenil", afirma.
Bea Sever, de la asociación Naizen, recuerda que, una vez en la "zona roja", es mucho más difícil salir. "Lo importante es incrementar los factores protectores para que no lleguen ahí". En este sentido, ha visto una evolución en los últimos años, "niños que están empezando a ser aceptados y vivir como son desde los tres o cuatro años. Muchas familias, con el conocimiento que hay hoy en día, lo detectan rápido".
Con todo, el camino no es fácil. Sever dejó su trabajo como periodista cuando vio que su hijo se sentía un niño y se especializó en sexología y en transexualidad infantil y juvenil. En su consulta ve frecuentemente falta de aceptación del propio chico o chica. Por ejemplo: "Viene un padre cuya hija lleva cuatro años sin salir de casa; otro chico me dice que [él] es una aberración..."
Terapias reafirmadoras del género
Por eso importante tener referentes, como los que tuvo Nori. A los 14 años se dio cuenta de que "no es que quisiera ser un chico sino que soy un chico", aunque ese paso fue "algo raro. Estuve un tiempo vídeos de un chico trans. Además, mi pareja actual –somos amigos desde pequeños– también lo es. Él hizo la transición social antes que yo, así que supongo que eso me ayudó a darme cuenta".
Nori celebró su decimoquinto cumpleaños ya con el nombre cambiado. Casi al mismo tiempo empezó con hormonas y se operó de pecho. Según Sever, esto ayuda enormemente en la salud mental de los adolescentes trans, que viven un momento crítico cuando comienzan a desarrollarse los caracteres sexuales secundarios.
"Cuanto más tarde se hacen los tránsitos de edad, mayor sufrimiento acumulado hay", afirma. Una revisión de artículos científicos publicada en The Lancet Diabetes and Endocrinology a finales de 2018 apuntaba que, si bien los datos disponibles sobre el efecto de los tratamientos y cirugías de afirmación de género son escasos, estos se asocian con mejoras en la salud mental y en la calidad de vida cuando se trata de terapia hormonal y cirugía de pechos en hombres trans. La evidencia de la vaginoplastia en chicas trans menores de 18 era "extremadamente escasa" y no pueden extraerse conclusiones de ella.
Otra investigación, publicada en esta ocasión en la revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA) y basada en un análisis de la Encuesta Estadounidense Transgénero de 2015, concluía que las personas con intervenciones quirúrgicas de afirmación de género tenían menos probabilidad de sufrir trastornos psicológicos que aquellos que no habían pasado por ellas.
Además de la familia, los amigos y la pareja, Nori tiene un apoyo más. Esta semana ha terminado el curso en el grado medio de diseño gráfico que está haciendo "y estoy encantado. Una de las cosas que me hace sentir ansioso es sentirme inútil, y este grado me hace sentirme útil haciendo cosas que, además, me gustan".
Por eso, a pesar de las dificultades, quiere lanzar un mensaje a aquellos chicos y chicas que están pasando por lo mismo que él pasó: "Aunque sea difícil y lo estén pasando mal, que luchen". Si tiene que elegir dos palabras que les den ánimo, no lo duda: "Esperanza y paciencia".
Desde el pasado 10 de mayo existe la Línea de Atención a la Conducta Suicida, el teléfono 024. En un mes ha atendido cerca de 15.000 llamadas, a razón de 400 por día, y ha identificado 290 suicidios en curso.
Además, existen otros dos números de teléfono a los que las personas que necesiten ayuda pueden acudir: el Teléfono de la Esperanza (717 003 717) y el Teléfono Contra el Suicidio (911 385 385). Estos recursos están dirigidos a las personas que tienen ideas suicidas, que conocen a alguna persona que está pasando por una situación delicada o que han perdido a algún ser querido por suicidio.
Asociaciones como Naizen, Chrysallis y Arelas se enfocan en los menores y adolescentes trans, ofreciendo asesoramiento y apoyo tanto a ellos como a sus familias y allegados.