Uno de cada dos hombres tendrá cáncer a lo largo de su vida. Para mujeres, el dato es una de cada tres. Las cifras cuadran con las nefastas estimaciones sobre la progresión de la enfermedad. Se estima que, para 2030, sea la principal causa de muerte en el mundo. Sin embargo, no todo es negativo. Médicos e investigadores trabajan en esta carrera contrarreloj y, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), gracias a esto se podrá llegar al 70% de supervivencia en 2030. El apunte es esperanzador, pero, dado lo anterior, es inevitable que resuene una pregunta: ¿de verdad es eso posible?
"Bueno esto es difícil de contestar", confiesa Rafael López, jefe del Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y presidente de la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO). Si bien, finalmente, el profesional se atreve a hacer una valoración: "Probablemente, la pandemia haya retrasado varios puntos los avances en supervivencia. Si no hubiese sido por eso, creo que sí podríamos haber tenido expectativas bastante certeras de poder lograrlo".
La respuesta deja cierta sensación de amargura, pero la realidad es la que es y, además, viene amparada por datos. Según una investigación realizada por profesionales del Instituto Catalán de Salud (ICS), durante los primeros meses de la pandemia se aplazaron los programas de prevención primaria y los cribados (mama, colorrectal y cérvix), lo que se ha traducido en un descenso de detección precoz y en la pérdida de oportunidades de supervivencia.
Por ejemplo, al hilo de esto, personal de atención primaria alertaba hace unos meses del aumento de diagnósticos de papiloma humano (virus relacionado con el 80% de los cánceres de cuello de útero). "No es que ahora haya más casos, es que con la pandemia se paralizaron las citologías", explicaban expertos, por aquel entonces, a esta sección.
"Una noticia espectacular"
Sin embargo, no todo es tan funesto como parece. En junio de 2022 un equipo del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSKCC) anunciaba con furor que habían logrado eliminar por completo el cáncer de recto en 12 pacientes —el ensayo comenzó con 16 sujetos, pero sólo 12 llegaron al término—. "Fue una noticia espectacular", expresa López.
La gesta se logró gracias a la inmunoterapia, un tipo de tratamiento que, cuando fue presentado en el congreso de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica de 2015, causó gran furor. Tanto que se comenzó a hablar de esta técnica como el "sustituto de la quimioterapia".
La inmunoterapia basa su mecanismo de acción en estimular las propias defensas del cuerpo para que combatan al cáncer. La quimioterapia, en cambio, ataca al cáncer, que grosso modo se produce cuando una célula pierde la capacidad para morir y comienza a dividirse, crecer y diseminarse sin control.
¿Qué pasa? Que la quimioterapia, a veces, no distingue entre las células sanas y las malogradas y, además, hay células en el cuerpo que se dividen más rápido que otras, lo que las convierte en diana de la quimio, como son las de las mucosas, las del pelo o las de la médula ósea.
Esto es lo que provoca los famosos efectos secundarios: bajada de defensas, llagas, pérdida de pelo, etc. Y lo que aleja a muchos de querer recibir este tratamiento. Tania Estapé, directora de Psicooncología de la Fundación para la Educación Pública y la Formación en Cáncer (FEFCO), describía a EL ESPAÑOL, que la quimio es el tratamiento más temido por los pacientes. Muchos son los que piden son tratamientos "de los nuevos".
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Sin embargo, la inmunoterapia tiene también sus inconvenientes: no es un tratamiento que funcione en todos los pacientes de cáncer —para saber su efectividad, es necesario encontrar biomarcadores en ellos, algo que la Fundación ECO reclama como una tarea pendiente en España—, hay algunos tumores en los que todavía no está demostrada su utilidad y, además, es un tratamiento caro de investigar y caro de suministrar. Contaba Luis A. Díaz, uno de los autores del ensayo que acabó con el cáncer de recto, en The New York Times que le costó muchísimo que le financiaran el estudio.
En España, por otro lado, se suma un factor que destaca López, la demora con la que los pacientes acceden a nuevos tratamientos. Según el último informe W.A.I.T. 2022, tardan en torno a los 500 días desde su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
Terapia combinada
Pese a todo esto, el oncólogo muestra esperanzas en este nuevo tratamiento y destaca el gran trabajo del Grupo Español del Cáncer de Pulmón, pionero en el mundo en utilizar terapia combinada de quimioterapia e inmunoterapia en el ya famoso estudio NADIM. El 89,9% de los pacientes sobrevivió a los dos años y un 77% no tuvo progresión de la enfermedad en ese periodo. "Estamos hablando de volver curables tumores potencial y mayoritariamente letales", afirmaba Mariano Provencio, presidente del Grupo e investigador principal.
Aquí se ve que la quimioterapia sigue siendo una parte esencial de la curación y la paliación del cáncer y, como destaca López, ahora hay nuevas formas de aplicar quimioterapia que nada tiene que ver con la clásica: "Es lo que llamamos los anticuerpos conjugados, que ya se están desarrollando en ensayos clínicos". Estos contienen un anticuerpo que va dirigido a una estructura o a un receptor de las células de la superficie de la célula y un fármaco de quimioterapia. El anticuerpo lo que hace es unirse a la célula y es dentro de ella donde se libera el fármaco.
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Para entendernos mejor, el doctor pone una metáfora: "Yo lo comparo con las guerras. La quimioterapia clásica es arrasar con todo. Estos nuevos anticuerpos conjugados serían como los misiles esos que sólo van hacia un objetivo". Lo cierto es que el contexto bélico está bien tirado, ya que a este tipo de anticuerpos también se les conoce como "La bala mágica".
De momento, está teniendo resultados prometedores, como el estudio DESTINY, publicado en The New England Journal of Medicine en junio de este año. Llevado a cabo con 577 pacientes con cáncer de mama HER2 negativo metástásico, uno de mal pronóstico, se probó el anticuerpo conjugado trastuzumab-deruxtecan frente a quimioterapia estándar. El riesgo de progresión se redujo un 49% y el riesgo de muerte en un 36%.
La prevención, una clave
"Tradicionalmente, habríamos ofrecido a estas pacientes quimioterapia paliativa. Sin embargo, ahora podemos dar una terapia dirigida que se asocia con resultados superiores y una ventaja de supervivencia", celebraba su investigadora principal, Shanu Modi, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en declaraciones recogidas por Abc.
Todos estos hallazgos suman alegrías en una carrera que esperamos dar por terminada algún día. Sin embargo, Rafael López advierte que de nada sirve seguir corriendo si nosotros mismos ponemos obstáculos. "Hay que seguir hablando de medidas de prevención, como es el tabaco. La gente fuma mucho, muchísimo", se queja.
No es para menos. Hace apenas unas semanas, The Lancet publicaba parte de los datos de una macroinvestigación sobre las cargas globales de enfermedades en la humanidad. Según estos, casi la mitad de las muertes por cáncer son prevenibles, lo que quiere decir que se deben a causas exógenas, como el tabaco, el alcohol y la obesidad.
El vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), César Rodríguez, comentaba en esta sección que los resultados de la investigación eran muy preocupantes, sobre todo por el uso del tabaco:"Un tercio de las muertes por cáncer podrían evitarse eliminándolo. Es tremendo". Por eso, cuando se le pregunta a López si quiere añadir algo para rematar la entrevista, se muestra claro: "Sí, claro. A ver si dejamos de fumar".