Un nuevo estudio demuestra que las metástasis del cáncer de mama se forman con mayor eficacia mientras las pacientes duermen. Este hallazgo, en un estudio dirigido por investigadores de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en Suiza, podría cambiar significativamente la forma de diagnosticar y tratar el cáncer en el futuro, según publican en la revista Nature.
El cáncer de mama es una de las formas más comunes de cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año, alrededor de 2,3 millones de personas en todo el mundo contraen la enfermedad. Si los médicos detectan el cáncer de mama a tiempo, las pacientes suelen responder bien al tratamiento. Sin embargo, las cosas se vuelven mucho más difíciles si el cáncer ya ha hecho metástasis.
Hasta la fecha, la investigación sobre el cáncer no ha prestado mucha atención a la cuestión de cuándo los tumores liberan células metastásicas. Hasta ahora, los investigadores suponían que los tumores liberaban dichas células de forma continua. Sin embargo, el nuevo estudio realizado por investigadores de la ETH de Zúrich, el Hospital Universitario de Basilea y la Universidad de Basilea ha llegado ahora a la conclusión sorprendente de que las células cancerosas circulantes que posteriormente forman metástasis surgen principalmente durante la fase de sueño de los individuos afectados.
"Cuando la persona afectada está dormida, el tumor se despierta", resume el líder del estudio, Nicola Aceto, profesor de Oncología Molecular de la ETH de Zúrich. Durante su estudio, en el que participaron 30 pacientes de cáncer y modelos de ratón, los investigadores descubrieron que el tumor genera más células circulantes cuando el organismo está dormido. Las células que abandonan el tumor por la noche también se dividen más rápidamente y, por tanto, tienen un mayor potencial para formar metástasis, en comparación con las células circulantes que abandonan el tumor durante el día.
Optimizar tratamientos
"Nuestra investigación demuestra que la huida de las células cancerosas circulantes del tumor original está controlada por hormonas como la melatonina, que determinan nuestros ritmos diurnos y nocturnos", afirma Zoi Diamantopoulou, autora principal del estudio e investigadora postdoctoral en la ETH de Zúrich.
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Además, el estudio indica que la hora en la que se toman las muestras de tumor o de sangre para el diagnóstico puede influir en las conclusiones de los oncólogos. Fue un hallazgo accidental en este sentido el que puso por primera vez a los investigadores en la pista correcta: "Algunos de mis colegas trabajan a primera hora de la mañana o a última de la tarde; a veces también analizan la sangre a horas poco habituales", explica Aceto. Los científicos se sorprendieron al descubrir que las muestras tomadas a distintas horas del día tenían niveles muy diferentes de células cancerosas circulantes.
Otra pista fue el número sorprendentemente alto de células cancerosas encontradas por unidad de sangre en los ratones en comparación con los humanos. La razón fue que, como animales nocturnos, los ratones duermen durante el día, que es cuando los científicos recogen la mayoría de sus muestras.
"En nuestra opinión, estos resultados pueden indicar la necesidad de que los profesionales sanitarios registren sistemáticamente la hora a la que realizan las biopsias", afirma Aceto. "Puede ayudar a que los datos sean realmente comparables".
El siguiente paso de los investigadores será averiguar cómo pueden incorporarse estos hallazgos a los tratamientos oncológicos existentes para optimizar las terapias. En el marco de otros estudios con pacientes, Aceto quiere investigar si los distintos tipos de cáncer se comportan de forma similar al cáncer de mama y si las terapias existentes pueden tener más éxito si los pacientes son tratados en momentos diferentes.