El angustioso caso del paciente que seguía consciente con el corazón parado
- Mientras los médicos luchaban por recuperar su actividad cardiorrespiratoria, él mantenía los ojos abiertos y movía la cabeza y los brazos.
- Guía práctica para salvar una vida haciendo bien la reanimación cardiopulmonar
- El niño que mordió un perrito caliente y se le paró el corazón
Noticias relacionadas
Euroanesthesia 2018, el reciente Congreso Europeo de Anestesiología celebrado en Copenhague (Dinamarca), ha servido para presentar múltiples trabajos con el objetivo de mejorar las técnicas anestésicas y sedantes en el Viejo Continente, pero también ha permitido exponer casos de pacientes poco convencionales.
Uno es un raro fenómeno que provoca que los pacientes sigan conscientes durante la realización de una reanimación cardiopulmonar. Durante el congreso, el Dr. Rune Lundsgaard y sus colegas del Hospital Herlev de Copenhague y del Hospital Nykøbing Falster de Dinamarca presentaron el caso de un hombre de 69 años al cual se le iniciaron maniobras de reanimación cardiopulmonar, pero no había llegado a perder la consciencia.
En este caso, el paciente ingresó en el hospital tras sufrir molestias estomacales durante tres días. Unas horas antes de acudir al centro médico refirió sentir dificultad respiratoria, pero ninguna otra queja. Al ingresar experimentó un corto periodo de aumento de la frecuencia cardíaca o taquicardia y un paro cardíaco posterior, lo que dio lugar a que todo el personal médico cercano iniciase las maniobras de reanimación cardiopulmonar con compresiones torácicas y ventilación con oxígeno al 100% con mascarilla.
Sin embargo, cuando llegó el equipo de reanimación cardiopulmonar, el paciente tenía un nivel máximo de oxígeno del 100%, estaba totalmente consciente con los ojos abiertos y moviendo tanto la cabeza como las extremidades. Pero, contra toda lógica, su corazón no presentaba ritmo ni movimiento a pesar de lograr realizar ecocardiografías durante los 90 minutos que duró la RCP.
Finalmente el paciente fue intubado y se le inyectó adrenalina cada 3-5 minutos con el objetivo de restablecer el pulso cardíaco. Tras el paso de una hora, en otra ecografía se vislumbró una posible disección de la arteria aorta.
A pesar de todos los esfuerzos realizados, el paciente falleció, y la autopsia confirmó que su arteria aorta se había roto por completo, una disección donde las capas de esta gran vía se separan forzando a la sangre a circular por en medio de en lugar de seguir su curso habitual. Una situación así tiende a ser mortal.
La cuestión de la sedación durante una RCP
En este caso los autores del informe concluyeron que el paciente logró aguantar los 90 minutos de reanimación cardiopulmonar gracias a su alto nivel de consciencia y saturación de oxígeno, además del hecho de que las compresiones torácicas fueron efectivas. A pesar del mal pronóstico inicial, y de que una RCP no debería durar más de 10-20 minutos como máximo, el hecho de que el paciente se mantuviese lúcido en todo momento planteó serias dudas éticas al personal médico.
Los autores sugieren que debería valorarse la sedación durante una situación de reanimación, a pesar de que los casos de consciencia total sean extremadamente raros. Pero los precedentes existen, como prueba un trabajo publicado en 2014 que asegura que los supervivientes de una parada cardíaca pueden sufrir problemas cognitivos y que hasta en un 2% de los casos siguen totalmente conscientes, algo que a su vez puede dar lugar a un trastorno de estrés postraumático. Y en el caso de muerte, la sedación sería un elemento paliativo para librar al paciente de la angustia de la situación.