El daikon (Raphanus sativus) es una verdura crucífera originaria de Asia continental. También conocido como mooli, rábano blanco, rábano de invierno o rábano japonés, su apariencia destaca por un color blanco cremoso, que le lleva a parecerse a una especie de zanahoria pálida. Se cree que el daikon se cultivó por primera vez en China hace más de 4.000 años y se introdujo en Japón hace unos 1.300 años.
Desde entonces, además de para ser usado como alimento, el daikon se cultiva por otras razones. Una de ellas, por ejemplo, es que se utiliza como cultivo de cobertura de otoño e invierno, de forma que ayuda a los agricultores a controlar la erosión y mejorar la salud del suelo. Otra ventaja de su cultivo es que se pudre rápidamente, liberando nutrientes y nitrógeno beneficiosos.
Cuando se cocina su raíz, tiene un sabor similar a los nabos cocidos. En cualquier caso, se trata de un alimento muy versátil que puede ser usado como ingrediente en multitud de platos y recetas, tanto crudo como cocido. Así, se puede usar picado en ensalada, en salsas, cocido en guisos, sopas y estofados, encurtido o rallado en el ramen. Si se opta por cocinarlo, es importante no hacerlo demasiado para que mantenga su textura y sabor frescos.
Desde el punto de vista nutricional, el daikon contiene 18 calorías por cada 100 gramos, 4,1 gramos de carbohidratos, 1.6 gramos de fibra, 0,6 gramos de proteína y solo 0,1 gramos de grasa. A ello se le unen ácidos grasos omega 3, omega 6, vitamina C, folato, potasio, calcio, magnesio y fósforo. Por tanto, podemos afirmar que en comparación con otros vegetales bajos en calorías, el daikon tiene una muy interesante carga nutricional.
Mejora la digestión
El daikon crudo contiene proteasa y amilasa, tipos de enzimas digestivas que facilitan la digestión de proteínas y carbohidratos. Tal y como se explica en este estudio, los antioxidantes en daikon activan el flujo de bilis. Pero no solo eso, sino que, además, contiene enzimas que permiten la descomposición de las grasas, lo que lo hace ideal para personas con problemas digestivos.
Potencia el sistema inmunitario
Como hemos dicho antes, el daikon es rico en vitamina C. En 100 gramos de daikon podemos encontrar alrededor de 22 mg de vitamina C, que supone aproximadamente el 30% de la cantidad diaria recomendada. A pesar de que en conjunto su cantidad de esta vitamina es menor que la que contienen las naranjas, si nos centramos en las hojas, estas sí son más ricas en vitamina C que los populares cítricos. Con todo esto, lo cierto es que el jugo de daikon crudo puede ayudar a disolver la mucosidad y la flema y ayudar en la función saludable del sistema respiratorio.
Reduce el riesgo de cáncer
El rábano daikon, como tantas otras especies crucíferas, contiene fitoquímicos y antocianinas que tienen propiedades anticancerígenas. Es rico en sulforafano, que los estudios han demostrado que tiene un papel comprobado contra el cáncer de mama, colon, próstata y ovarios. Además, la piel en especial es una rica fuente de mirosinasa, tal y como señalan algunos estudios. El papel que juega esta enzima es la de convertir los glucosinolatos en isotiocianatos o indol-3-carbinol, que se caracterizan por ser de las sustancias con mayor poder anticancerígeno.
Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas cuestiones para aprovechar bien esta sustancia. La primera, que por lo general, el daikon se pela para ser consumido, por lo que esta es una buena razón para consumirlo con piel. Lal segunda, que esta enzima se desactiva con el calor al ser cocinada, algo que se puede evitar cocinando el daion ligeramente al vapor o consumiéndolo crudo.
Pérdida de peso
El daikon es bajo en calorías y en grasas, y rico en fibra. Estas características hacen de él un aliado ideal para prevenir la obesidad o reducir peso. Además, a ello se le une que es un vegetal sin almidón, lo que significa que es muy bajo en carbohidratos. En este sentido, un estudio encontró que aquellos que comían más vegetales sin almidón tenían menos grasa corporal y niveles más bajos de insulina, una hormona involucrada en el almacenamiento de grasa