A pesar de no ser una enfermedad contagiosa al uso, la obesidad se ha convertido en la pandemia metabólica más extendida de nuestro tiempo. De su mano, otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, la hipercolesterolemia o la diabetes tipo 2 se asocian al auge de este problema ligado a los hábitos de vida, y muy especialmente al sedentarismo y la alimentación.
Ahora, un fármaco desarrollado para tratar tanto la diabetes como la obesidad habría demostrado proteger contra la misma aparición de la diabetes. Los hallazgos se anunciarán en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes que se celebrará este mes en Estocolmo (Suecia).
La semaglutida ya está aprobada en España como un fármaco para el tratamiento de la diabetes complicada. Pero también está autorizada como tratamiento contra la obesidad en Estados Unidos y, provisionalmente, en Reino Unido.
Se trata de un fármaco del grupo de los análogos GLP-1, la mayoría de los cuales se usan en formato inyectable diario o semanal. En nuestro país, la semaglutida en particular también dispone de formato de comprimidos.
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Según explica el Dr. W. Timothy Garvey, del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos), y director del presente estudio, la semaglutida sería actualmente el fármaco más efectivo para tratar la obesidad. Llegaría incluso a competir con otros métodos más invasivos como la cirugía bariátrica.
Para llegar a obtener la aprobación como fármaco antiobesidad, la semaglutida demostró una reducción de más de un 15% del peso de media en los ensayos clínicos cuando se aplicaba a un programa de estilo de vida saludable. Dicha pérdida de peso ha demostrado ser suficiente para tratar o prevenir una amplia gama de complicaciones secundarias a la obesidad, según explica Garvey.
La obesidad por sí misma aumenta el riesgo de sufrir diabetes tipo dos hasta seis veces. Por dicho motivo, el Dr. Garvey y sus colegas se plantearon comprobar si la semaglutida sería capaz de ayudar a reducir este riesgo. Para ello, los investigadores llevaron a cabo un nuevo análisis de los datos de dos ensayos realizados con semaglutida:
- En el STEP1, 1.961 personas con sobrepeso u obesidad recibieron una inyección semanal de 2.4 mg de semaglutida o bien un placebo, durante 68 semanas.
- En el STEP4, 803 personas con sobrepeso u obesidad recibieron una inyección semanal de 2.4 mg de semaglutida o placebo durante 20 semanas. Algunos mantuvieron el mismo tratamiento durante 48 semanas más y otros cambiaron a placebo durante el mismo tiempo.
En ambos ensayos clínicos, los paciente recibieron asesoramiento sobre dieta y ejercicio junto al tratamiento con semaglutida.
Los investigadores usaron estadificación de la enfermedad cardiometabólica (CMDS) para predecir el riesgo de los participantes de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de los siguientes 10 años. En estudios previos se ha demostrado que la CMDS es una medida muy precisa de cálculo de riesgo, para la que se usan datos como el sexo, edad, etnia, IMC, presión arterial, niveles de glucemia en sangre, colesterol HDL y triglicéridos.
Según el análisis, los participantes del STEP1 redujeron su riesgo de sufrir diabetes tipo 2 en los siguientes 10 años hasta un 61% si tomaban semaglutida: pasó a verse afectado el 18.2% del grupo en la semana 0 al 7.1% en la semana 68. En comparación, los que recibieron placebo redujeron su riesgo un 13%, del 17.8% en la semana 0 a un 15.6% en la semana 68. Igualmente, los que tomaron semaglutida perdieron hasta un 17% de peso en comparación con el 3% del grupo placebo.
Por su parte, los participantes del STEP4 que tomaban el fármaco vieron desplomarse el riesgo en las 20 primeras semanas, del 20,6% al 11,4% en 20 semanas. Para los que continuaron recibieron tratamiento, la puntuación de riesgo disminuyó aún más hasta el 7,7%, mientras que los que cambiaron a placebo vieron que su riesgo aumentaba hasta el 15,4%. Esto indicaría, según los investigadores, que el tratamiento con semaglutida debería ser mantenido en el tiempo para reducir el riesgo de sufrir diabetes tipo 2.
Como conclusión, el Dr. Garvey y sus colegas explican que la semaglutida reduciría el riesgo futuro de diabetes en más de un 60% en pacientes con obesidad, tanto si se sufría prediabetes como si los niveles de azúcar en sangre eran normales previamente al tratamiento. Sin embargo, el tratamiento debe mantenerse en el tiempo para mantener dicho beneficio.