Escoger la fruta en su punto óptimo parece todo un arte de adivinación, un don que se da en muy pocos sujetos sobre la faz de la tierra, una habilidad intuitiva sin igual. Sin embargo, todo es ciencia, incluso el asunto de no toparse con inmadureces cuando se habla de fruta. Por eso conviene acudir al súper con la lección aprendida, conociendo aquellos trucos que pueden ser determinantes para llevarse a casa la fruta más dulce y en su punto.

Piña

Esta fruta tropical, saludable, ligera y saciante, está plagada de antioxidantes, además de ser una fuente de vitaminas y minerales. En el caso de la piña, llevarse a casa una piña pasada es encontrarse con un sabor agrio y nada sabroso, por lo que hay que estar atentos a unas cuantas señales que evidencian el punto de maduración del fruto.

El primer truco es tirar con suavidad de las hojas de la corona, si estas salen sin oponer resistencia es que la piña está dulce y lista para su consumo. Además, estas deben de ser verdes, sin presentar colores marrones o aspecto de mustiedad. También te puede guiar por su olor, que ha de ser dulce y suave en su base; si huele como a alcohol fermentado descártala porque quiere decir que está pasada.

Al tacto, ha de estar firme y no hundirse, además de sentirse compacta y pesada, ya que la piña en tu punto de maduración está llena de jugo en su interior. Evita también las piñas que suelten líquido o tengas zonas verdes o negras, escogiendo siempre las de color amarillo uniforme.

Kiwi

En el caso de esta fruta de exterior peludo y verde interior, el tacto juega un papel fundamental para conocer si está en su punto óptimo. Basta con apretar ligeramente la fruta, buscando que no esté demasiado blanda (sobremadurada) o demasiado duro (aún le queda para madurar.

El color de su pulpa también es un fiel indicativo de su dulzor. Los kiwis rojos son los más dulces, seguidos de los amarillos y por último los verdes, los más comunes en España.

Melón

Lo ideal es hacerse con una melona, que no melón, ya que estas son mucho más dulces. En su exterior se diferencian perfectamente, presentando las melonas un patrón de líneas en forma de círculos alrededor del tallo, mientras que, en su versión masculina, estas franjas van de punta a punta. "En un primer vistazo en el supermercado es normal percatarse de que apenas existen melonas, ya que los mayoristas suelen reservarlas para restauración, pero lo mejor es insistir y buscar sin prisa", explica Brian González, frutero madrileño en el madrileño barrio de Chamberí.

También hay que tener en cuenta la variedad del melón, como el piel de sapo, verdoso y con forma ovoide, el amarillo, el verde, el charentais o el branco. Además, fíjate en el etiquetado: si es de origen nacional, habrá estado menos tiempo refrigerado, conservando así mejor su dulzor. Prestando atención al color, en el caso de los piel de sapo, escoge los de tono cobrizo, indicativo de ser una fruta de final de campaña que contiene un porcentaje más alto de azúcar, al haber permanecido más tiempo cultivada. Evita los verdes brillantes, aunque parezcan más jugosos, y decántate por lo de color oscuro y mate, con el mayor número de estrías.

Para conocer su punto de maduración, agárralo por las puntas y aprieta en los extremos. Si está en su momento óptimo para consumo la base cederá mínimamente y se abombará un poco. Esto funciona también si se aprieta en ambos lados, si cede un poco, llévatelo a casa, si está duro, aún no le llegó el momento.

Fresa

Escoger las fresas más dulces requiere algo menos de pericia. El aroma es vital para saber si están en su punto, asegurándose así de que emanan un aroma intenso y muy marcado.

Su color ha de ser un rojo vibrante y con mucho brillo, si parecen oscurecidas o con formas verdes, aún no están maduras o se han pasado el punto perfecto. Sus hojas han de ser completamente verdes y los granitos de su cuerpo rojo han de estar separados unos de otros, cuanto más lejanos mejor.

Sandía

A la hora de escoger la sandía más dulce del supermercado, la Organización de Consumidores y Usuarios ofrece algunos consejos como prestar atención al color y al brillo. Al igual que en el caso del melón, han de evitarse las sandías de colores vibrantes y brillantes. Cuanto más oscura y opaca, más madura estará y con mejor sabor contará. Igualmente, fíjate en la base y comprueba que tiene un color amarillo oscuro, que señala el lugar en donde estuvo la fruta apoyada; cuanto más oscuro, mejor. Esto es importante ya que la sandía no continúa madurando después de su recolección.

Otro de los trucos es darle golpes pequeños y contundentes, algo que habrás observado multitud de veces. Lo que se busca es que suene hueco y denso; si suena eco, no la compres. También comprueba que la textura de la corteza es firme, sin protuberancias ni huecos. Y recuerda, si se nota blanda, es que ha empezado el proceso de putrefacción de la fruta. 

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