El extraño caso del 'influencer' que come carne cruda sin parar y no está enfermo
Aunque el 'instagramer' asegura encontrarse bien, se expone a problemas de salud como las infecciones bacterianas y el exceso de proteínas.
6 febrero, 2022 00:36Noticias relacionadas
La lógica y miles de años de evolución nos ha enseñado que muchos alimentos no pueden consumirse crudos por los evidentes peligros, incluso mortales, que acarrean. Uno de esos grupos alimentarios especialmente propenso a las intoxicaciones es la carne, cuyo consumo en crudo puede dar lugar a diversos tipos de infecciones bacterianas.
Sin embargo, esta realidad no parece haber amedrentado a un instagramer anónimo que ha documentado su experiencia en su propia página web llamada 'rawmeatexperiment'. Desde hace 80 días está consumiendo carne cruda, en ocasiones acompañada de leche cruda y/o huevos crudos.
Según comenta el usuario, cuaya identidad de momento no ha sido desvelada, ha llegado a consumir desde carne picada de bisonte cruda a sesos de vaca crudos. Y no contento con arriesgarse a enfermar gravemente, ha llegado incluso a elogiar la carne picada cruda. Según explica, "no hace falta masticarla", sino que "básicamente puedes colocar la carne de vaca en tu boca y tragarla", etiquetando la experiencia como "muy sabrosa".
No son pocos los usuarios que se han visto asqueados por estos hábitos alimentarios. Inmune a las críticas y los unfollows, el influencer explica que el origen de su peculiar experimento se remonta a su anterior dieta basada en plantas. Explica que se empezó a notar enfermo, y por eso inició esta "prueba" con el consumo de carne y demás derivados animales sin cocción previa.
Cuando empezó a consumir bistec y huevos como desayuno, en lugar de bagels o batidos, refiere que empezó a notarse mejor y más saciado durante el resto del día. Anteriormente se sentía mareado y sin energía, pero al cambiar de dieta sus dolores empezaron a desaparecer.
Sin embargo, por mucho que la experiencia de este individuo sea "beneficiosa" en su opinión, no es el primero en llevar a cabo una dieta carnívora cruda. De hecho se sabe que esta era la dieta de los antecesores del Homo Erectus, antes de que el ser humano descubriese la cocina hace entre 1.8 millones de años y 400.000 años.
Desde entonces, el destino de los humanos ha evolucionado junto a la cocina, una técnica que nos ha permitido ser más eficientes para consumir y digerir los alimentos. Al ser incapaz de cocinar, nuestro pariente más cercano en el linaje evolutivo, el chimpancé, llega a pasarse hasta 6 horas diarias solo masticando .
La cocina ha ayudado a que el ser humano se desarrolle como especie. Existen incluso teorías que ligan la cocina con una mejora del desarrollo cerebral, entre otros beneficios para la salud. Además, tanto nuestros dientes como nuestro sistema digestivo en general se han adaptado a los alimentos cocinados, y no estamos preparados para consumir y digerir carne cruda.
El consumo de ciertos alimentos crudos no solo puede acarrear el riesgo de sufrir diversos tipos de infecciones, como la conocida Salmonella, E. coli o Yersinia, entre otras bacterias peligrosas y potencialmente letales, sino que hay más.
En este caso una dieta basada solo en carne cruda podría dar lugar a un exceso de proteína peligrosa para la salud, según revisiones científicas previas: si la proteína constituye más del 35% de la ingesta total energética, puede producirse hiperaminoacidemia (exceso de aminoácidos sanguíneos), hiperamonemia (exceso de amoníaco) e hiperinsulinemia (exceso de insulina), junto a náuseas, diarrea e incluso la muerte. La recomendación actual, como máximo, es no sobrepasar el 25% de calorías totales basadas en proteínas.
Según las publicaciones de este individuo en su propio Instagram, aunque la carne que consume está cruda, la combina con otros alimentos que sí le pueden estar aportando nutrientes esenciales de los que carecería con una dieta estrictamente carnívora. Aún así, el peligro de enfermar es elevado, aunque afirma no haber sufrido ninguna intoxicación alimentaria tras casi tres meses arriesgándose.