Ni colesterol ni grasas: éste es el riesgo más común del huevo, y cómo se puede evitar
Dejando de lado las intoxicaciones, el huevo supone una de las alergia alimentarias más comunes, y la introducción temprana es crucial.
6 noviembre, 2021 00:30Noticias relacionadas
La alergia al huevo es una de las más conocidas y extendidas en los países occidentales. En lugares como España, se considera actualmente el segundo tipo de alergia alimentaria más común entre la población infantil. Por suerte, se sabe que casi 7 de cada 10 niños superarán dicha alergia tras alcanzar los 16 años. Esto es beneficioso, ya que el huevo es una excelente fuente de proteínas con poca grasa y con mucho menor riesgo de colesterol del que se le atribuye tradicionalmente.
Tanto pediatras como alergólogos buscan evitar el aumento de prevalencia de las alergias alimentarias. Uno de los métodos pasa por la recomendación desde 2017 de introducir los cacahuetes y sus derivados en el momento en el que los niños empiezan a consumir alimentos sólidos, un sistema que ha demostrado potencial para evitar que se terminen sufriendo reacciones alérgicas a este alimento.
Ahora, un nuevo estudio presentado en la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACCAI) de 2021 sugiere una recomendación similar con el huevo: una introducción temprana del huevo en la dieta podría reducir su potencial alérgico.
Cómo reducir el riesgo de alergia
Se sabe que la incidencia de alergias alimentarias está aumentando progresivamente. En los últimos años, solo en España, se ha llegado a calcular que al menos dos millones de personas sufren reacciones a algún alimento. Desarrollarlas depende de múltiples factores: entre ellos, la genética, la frecuencia de consumo y el momento de introducción.
En este último punto, la etapa infantil es crucial en el potencial desarrollo de alergias dado que se van introduciendo alimentos de forma progresiva. Cuando se produce una alergia alimentaria, el organismo pone en marcha una serie de reacciones inmunológicas que causan a su vez los síntomas típicos: picores, lesiones en la piel, hinchazón de algunas partes del cuerpo, tos, e incluso dificultad respiratoria.
Pueden darse de forma inmediata o tras el paso de pocas horas tras el contacto con el alimento. Por tanto, intentar evitar su aparición sería importante tanto en la etapa infantil como en la edad adulta. La infancia es la etapa más frecuente de aparición de alergias alimentarias, pero no es imposible desarrollarlas cuando ya se es adulto.
Los investigadores, dirigidos por la Dra. Giulia Martone de la ACAAI, examinaron datos sobre alimentación infantil y alergias alimentarias de 2237 niños desde su nacimiento hasta los 6 años. Los datos procedían de encuestas realizadas a sus padres en el Estudio II de Prácticas de Alimentación Infantil realizado por los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. En total, 1.379 participantes poseían datos completos de alergia alimentaria a los 6 años.
Según los datos del estudio, aquellos niños a los que no se les introdujo el huevo a los 12 meses tenían más probabilidades de sufrir alergia a los 6 años. 14 de los 2.237 encuestados (0.6%) informaron de alergia al huevo en el primer año, y 11 de 1.379 (0.8%) la sufrieron a los 6 años. Los niños con alergia al huevo al año y a los 6 años tenían un consumo menos frecuente de este alimento a los 5, 6, 7 y 10 meses de edad en comparación a los no alérgicos.
Por ello, y según los datos del mencionado estudio, los autores sugerirían que la introducción temprana del huevo en la infancia, seguida además de un consumo relativamente constante y frecuente del mismo, podría proteger a los niños de desarrollar una alergia. Aún así, cabe destacar que se sigue investigando el momento óptimo para la introducción de este alimento y la mejor frecuencia de consumo del mismo.
Curiosidades sobre la alergia al huevo
Para finalizar, existen algunos datos anecdóticos sobre el huevo y la alergia al mismo: es posible ser alérgico a las claras de huevo y no a las yemas, y al revés. La explicación estaría en la base de proteínas presentes en ambas zonas del alimento, que son ligeramente diferentes. Aún así, los estudios actuales sugieren que las claras serían más alérgenas que las yemas, por lo que es más común una alergia a las mismas.
De hecho, existe un caso descrito de un individuo en España que se suicidó con clara de huevo, como ya explicamos en EL ESPAÑOL. El hombre, de 56 años y con un diagnóstico de depresión grave, sufría alergia a la albúmina de huevo y a la carne de aves de corral. Tras una intensa investigación sobre la causa de su muerte, donde una de las primeras hipótesis era el suicidio, se encontró una jeringa y un vaso con restos de huevo. Finalmente, se determinó que esta persona se suició provocándose una anafilaxia a sí mismo con una sustancia a la que sabía que era alérgico.
Por otro lado, como hemos adelantado, es posible superar la alergia a un alimento, aunque no siempre. Un ejemplo es la alergia a la proteína de leche de vaca, un caso muy diferente a la intolerancia a la lactosa, los cuales suelen confundirse. En este caos, a partir de los cinco años, hasta el 80% de los niños alérgicos a la leche de vaca superan su alergia de forma espontánea. En el caso del huevo se calcula que hasta el 50% de ellos supera la alergia a dicha edad, y hasta el 68% la habría superado a los 16 años.