Los machos no son necesarios para la reproducción y estas termitas lo demuestran
- Las colonias de este insecto que han prescindido de los machos son aún más prósperas que aquellas en las que todavía se reproducen sexualmente.
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Cuando hablamos de reproducción, siempre viene a la mente la imagen de un padre y una madre. Esto se debe a que, biológicamente hablando, se requiere del material reproductivo de ambos para crear descendientes. Sin embargo, algunos insectos han sido capaces de sobrevivir sin la necesidad de varones. Hasta la fecha, eran conocidos los casos de reproducción asexual como en el caso las abejas, cuyos huevos sin fecundar dan lugar a los zánganos, pero recientemente se ha descubierto que las hembras de una especie de termitas son capaces de reproducirse por sí solas.
Según un estudio realizado por unos investigadores de la Universidad de Sidney y la Universidad de Kyoto, una especie de termitas conocidas como Gyptotermes Nakajimai es capaz de seguir reproduciéndose aunque desaparezcan los machos. Los investigadores creen que este estudio puede abrir la puerta a nuevas investigaciones sobre especies de sociedades más avanzadas.
“La reproducción sexual es la norma en casi todas las especies animales, y en muchas sociedades avanzadas, tanto machos como hembras participan en actividades sociales. Hasta la fecha, la pérdida total de machos en especies animales avanzadas solo se ha dado en hormigas y en ciertas especies de abejas, cuyos ejemplares obreros son siempre hembras y cuyos machos no muestran conductas de colaboración ni siquiera en especies con una sexualidad normal”, explican los expertos. La clave para que estas especies puedan reproducirse por sí solas es su carácter asexual, es decir, no sienten atracción hacia otros, lo que explica que este tipo de termitas funcionen de esta manera.
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La generación de descendientes se realizaría a través de huevos sin fecundar, pero en el que estaría implicada la meiosis, un proceso de división celular en el cual una célula diploide (con cromosomas homólogos) experimenta dos divisiones sucesivas, con la capacidad de generar cuatro células haploides (con un solo juego de cromosomas o la mitad). La investigación se centró en el análisis de diez colonias distintas de la especie en Japón. De ellas, seis no contaban con machos y no aparecían ni en sus ejemplares reproductivos obreros ni soldados. Todas eran hembras que se habían sabido adaptar a la ausencia del material biológico necesario para la reproducción.
Según los investigadores, las colonias sexuales y asexuales se diferencian entre sí por la forma de su cabeza. Las asexuales la tenían más uniforme en sus ejemplares de soldado que con el resto de individuos. “Indicando una mayor efectividad en su defensa gracias a su morfología”, explican. Por ello, estas últimas colonias no necesitaban tantos soldados, lo que habría ayudado, según dicen, a perpetuar esa línea biológica asexual y a lograr que las termitas se adaptasen bien a una gran variedad de entornos. Es más, el estudio demostró que la termita asexual no solo posee una mejor protección que las sexuales, sino que son incluso más avanzadas a niveles de crecimiento.
“En igualdad de condiciones, las poblaciones asexuales crecen al doble de la tasa de las poblaciones sexuales porque solo se requiere que las hembras se reproduzcan", cuentan los investigadores. Además, según los investigadores, la investigación demuestra que las sociedades asexuales pueden ser resultado de la evolución de sociedades sexuales normales. De esta manera, los machos son prescindibles para el mantenimiento de sociedades animales avanzadas, en las cuales jugaron anteriormente un papel social muy activo.
Otros insectos con reproducción asexual
La partenogénesis es una forma de reproducción basada en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas, que se da, por ejemplo, en hormigas y abejas. Fue descubierta por Charles Bonnet y consiste básicamente en la segmentación del óvulo sin fecundar, puesta en marcha por factores ambientales, químicos, etc.
Un grupo de científicos estadounidenses descubrió en 2009 un tipo de hormiga capaz de reproducirse sin sexo. Se trata de la Mycocepurus smithii. Fue la primera especie identificada por los biólogos como asexual. El hallazgo lo publicó la revista Proceedings of the Royal Society B y explica que las hormigas reina de esta especie, que vive entre hongos que también se reproducen sin ningún tipo de intercambio sexual, son capaces de copiarse a sí mismas y de reproducir una descendencia que es prácticamente igual.
Por otra parte, un equipo de la Universidad de Upsala en Suecia descubrió que las abejas Apis mellifera capensis, que son una población aislada o subespecie de la abeja común de la miel también había conseguido reproducirse sin machos gracias a su carácter asexual. Depositan los huevos que son básicamente fertilizados por su propio ADN, los cuales se desarrollan para formar nuevas obreras. Estas abejas son capaces de invadir colmenas de otras especies hasta transmitir su forma de engendran nuevas.