María Blasco, la notable científica a la que investiga el Gobierno por mala gestión y abuso de poder en el CNIO
- Un grupo de científicos envió una carta al Ejecutivo pidiendo su relevo al frente del centro, cargo en que lleva más de una década.
- Más información: La crisis en el CNIO se agrava: el Gobierno pide una "explicación exhaustiva" sobre la gestión de la directora María Blasco
La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, está en entredicho tras las acusaciones de mala gestión por parte de un grupo de científicos de la institución, que ha decidido enviar una carta al Gobierno para pedir su sustitución.
En el mayor centro de cáncer de España se vive una calma tensa tras el revuelo provocado por la noticia de la carta, lo que obligó a Blasco a dar la cara en una comparecencia virtual ante los medios, donde aseguraba que no pensaba dimitir pero que ponía su cargo a disposición del patronato del centro.
El organismo se ha reunido este martes y, si bien no ha depuesto a Blasco, sí ha solicitado una "explicación exhaustiva" de la situación actual del centro, tanto en lo económico como en lo laboral.
Dentro de cuatro semanas, el patronato —presidido por la secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Eva Ortega Paíno— volverá a reunirse para evaluar la información recibida.
"Está todo el mundo callado [en el centro]", cuenta una jefa de grupo. "Nadie se atreve a hablar y sus postdocs [los de Blasco], en silencio". Esta investigadora acusa a la directora del CNIO, que ha labrado su prestigio desvelando el papel de los telómeros en el cáncer y el envejecimiento, de ser "un caso típico de narcisismo".
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el CNIO para recabar una valoración por parte de la directora y su equipo pero el centro ha declinado participar.
"María es una persona con muchos problemas en el trato con los demás", sostiene la jefa de grupo, y no es la única. Un exempleado dice de ella que es "arrogante, autoritaria, sin ninguna empatía y con una agenda propia" y que "su trato personal es horrible. La llamaban 'la dictadora' en lugar de 'la directora'. Eso lo dice todo".
Una trabajadora del laboratorio de Blasco recuerda que a una compañera "la humilló diciendo que los médicos son una mierda haciendo investigación". Enumera a varias personas que las "trataba como el culo" y otras a las que "hizo llorar varias veces".
De hecho, el Gobierno encargó una investigación por presunto acoso laboral y abuso de poder a Blasco al frente del centro por tras haber escrito a varios investigadores que criticaron uno de sus proyectos extra-científicos, ha adelantado El País.
Amadrinada por Margarita Salas
Las experiencias narradas por las personas contactadas por este periódico se remontan tanto a su década larga como directora del CNIO como a su labor anterior. María Blasco es una de las científicas más notables de España en los últimos tiempos. Nació en Verdegás, Alicante, en 1965, estudió Ciencias Biológicas y se doctoró en 1993 de la mano de Margarita Salas en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
Tras ello marchó a Nueva York, al Cold Spring Harbor Laboratory, y estuvo bajo la supervisión de Carol Greider, descubridora de la telomerasa (la enzima que forma los telómeros durante la duplicación del ADN) y Premio Nobel de Medicina en 2009.
En 1997 regresó a España para establecer su propio grupo de investigación en el Centro Nacional de Biotecnología y ya en 2003 recaló en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas como directora del Programa de Oncología Molecular y jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa.
Solo dos años después, en 2005, fue nombrada vicedirectora de Investigación Básica y en 2011 fue designada directora después de la polémica renuncia de Mariano Barbacid. Con su entrada, se esperaba un tono más conciliador con las instituciones.
Pero parece que no con sus trabajadores. En 2016, uno de los investigadores estrella del CNIO, Manuel Hidalgo, era despedido oficialmente por ser incompatible su puesto aquí con la dirección del Centro Beth-Israel Deaconess de Boston. Este presentó después una querella y una denuncia por estafa contra el CNIO y acusaba a Blasco de haberle bloqueado a todos los niveles.
La actual crisis, con todo, se ciñe a los números y a una decisión polémica. El diario ABC adelantaba que el programa CNIO Arte, creado por Blasco para promover obras de arte inspiradas en la ciencia, había tenido un coste cercano a los 900.000 euros para el centro.
Este coste podría haber pasado desapercibido si no fuera porque el CNIO, buque insignia de la investigación española, está pasando unos apuros económicos muy serios. En la actualidad, solo funciona uno de los cuatro microscopios confocales que necesita el centro (el coste de cada uno de ellos es de unos 900.000 euros) y, en la rueda de prensa del pasado viernes, Blasco apuntaba que la asignación de los Presupuestos Generales del Estado dirigida al centro está congelada desde hace 20 años.
La institución acumula más de cuatro millones de euros de déficit, entre otras cosas (argumentaba Blasco), por haber estabilizado al personal eventual.
No opinan lo mismo, sin embargo, los científicos que han escrito al Ejecutivo pidiendo su relevo. "Desde hace más de dos años, varios líderes de grupo del CNIO han expresado sus preocupaciones sobre la caída de la competitividad científica del centro en el escenario internacional, como lo evidencian descensos medibles en rankings (SCIMago, Nature, entre otros)", dice la carta.
"Si bien entendemos las limitaciones financieras resultantes de las congelaciones presupuestarias, estas restricciones no son del todo las responsables de la situación actual".
Comportamiento en entredicho
Los trabajadores y extrabajadores que han hablado con EL ESPAÑOL utilizan otras palabras en su diagnóstico: arrogancia, nepotismo, dictadura.
"Su gestión se ha realizado siempre desde el nepotismo más absoluto", apunta uno de ellos. "Es muy hábil en justificar sus decisiones ante los demás, llevándoles a su terreno y sin derecho a réplica".
La misma fuente sostiene que el trato "es dependiente de si estás a favor de lo que opina [Blasco] o estás en contra. Nada distinto a lo que es habitual en un comportamiento dictatorial". Además, recuerda que ya son varios los grandes científicos que han abandonado el centro en este tiempo.
El exempleado que le acusa de arrogante, que lleva varios años fuera del centro, considera que su gestión "fue siempre, en mi opinión, problemática. Ella solo se preocupaba de ella, de su laboratorio y de su promoción personal y de la de sus amigos. Redirigió recursos para estos fines en lugar de para la expansión de la agenda científica del centro".
A este respecto, señala que el desvío de fondos para actividades más allá de lo científico "desde mis años pasaba y había gastos en partidas que era difícil entender". Para él, Blasco "no tenía ni la experiencia, ni la formación ni el talento personal para un puesto de liderazgo de esta índole".