El tiempo de pantalla recreativo se asocia con un mayor riesgo de obesidad en la población infantil.

El tiempo de pantalla recreativo se asocia con un mayor riesgo de obesidad en la población infantil.

Salud

El fracaso de España en la lucha contra la obesidad infantil: más de dos millones de niños tienen exceso de peso

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Estudio que se realiza sobre la obesidad infantil en España, estudio que muestra resultados preocupantes. El más reciente es el Informe ALADINO, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en el que se advierte que el 36,1% de los niños de seis a nueve años tiene exceso de peso (sobrepeso u obesidad).

Conforme se amplía la horquilla de edad, el porcentaje apenas varía: en los menores de entre dos y 17 años, es del 33,7%, según una investigación del ISCIII. Esta última cifra supone, en número absolutos, que más de dos millones de niños y adolescentes tienen exceso de peso; y casi un millón de niños, obesidad.

Varias organizaciones nacionales celebran este miércoles 18 de diciembre el Día de Lucha contra la Obesidad. Aunque en España, al menos en lo que a obesidad infantil se refiere, parece que aún queda por hacer para ganar esta 'lucha'. "Que el 16% de los niños de seis a nueve años tengan una enfermedad crónica, como la obesidad, es una barbaridad", afirma a EL ESPAÑOL Julio Álvarez Pitti, coordinador del grupo de trabajo de obesidad infantil de la SEEDO.

El también investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) valora que en los últimos años el porcentaje de niños con obesidad haya bajado ligeramente. Pese a ello, "no son datos tranquilizadores", pues se ha convertido en una de las enfermedades crónicas con mayor prevalencia entre la población pediátrica.

Menos informar, más identificar

Para la coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Irene Bretón, lo que se ha hecho mal ha sido precisamente no reconocer que es un problema: "Se habla mucho de medidas preventivas, pero sólo consisten en informar; y la población ya está informada".

Cree que es más importante identificar quiénes tienen un mayor riesgo de presentar obesidad, pues es en la infancia cuando éste comienza a desarrollarse. Uno de los factores a los que considera que no se le presta la atención debida es al tiempo que están los niños frenta a una pantalla.

Aunque no hay un gran volumen de estudios al respecto, los que ya se han publicado coinciden en que periodos más largos de uso están asociados con el exceso de peso y la obesidad en la población infantil. El uso de las pantallas es uno de los motivos por el que ahora "los niños duermen menos que la generación anterior". Esta falta de sueño se relaciona, según algunos estudios, con una mayor prevalencia de obesidad en los menores.

Las circunstancias en las que crecen los niños también son determinantes. Como apunta Álvarez Piti, "la tendencia de un niño a tener obesidad es mayor si proviene de generaciones de personas con obesidad". Otro de los condicionantes es el nivel socioeconómico. Según el último Informe ALDADINO, los que pertenecen a familias con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales representan el 47% del total.

Esta cifra que se ha mantenido constante desde que se elabora este informe, y es uno de los aspectos que más preocupa a los especialistas. "Cuando hay un nivel socioeconómico bajo, la única preocupación es llegar a final de mes", indica Álvarez Piti. "Es mucho más fácil 'luchar' en casa con los niños e intentar, por ejemplo, que hagan ejercicio si la vida no es tan dura".

Aunque entiende que haya una limitación por motivos económicos, el investigador del Ciberobn cree que puede deberse más a una cuestión cultural y a estar menos concienciado. En este sentido, Bretón plantea que la educación se centre en los más pequeños, pues en muchas ocasiones "las ideas entran en las familias por los niños".

Un buen momento para establecer hábitos saludables en los primeros 1.000 días de vida de un niño (desde que se produce la concepción hasta que alcanza los dos años de edad). Es fundamental no sólo porque la alimentación de la madre en este periodo puede condicionar el riesgo de obesidad del bebé, sino porque también se genera un ambiente más susceptible a crear un entorno saludable.

Más allá del peso

Uno de los inconvenientes que observan los expertos para reducir las cifras de obesidad infantil es que la población no sólo no la concibe como una enfermedad, sino que la reduce a un exceso de peso, cuando las complicaciones van más allá. Por ejemplo, la acumulación de grasa debajo de la piel (conocida como grasa subcutánea) hace que el niño tenga más dificultad para moverse e incluso se le pueden deformar los huesos.

Además, la grasa puede comprimir la vía aérea, favoreciendo la aparición de apnea del sueño. Esto provoca un mal descanso que se traduce al día siguiente en un posible incremento del apetito. La grasa visceral (aquella que se acumula alrededor de los órganos) también puede afectar a las arterias, aumentando la presión arterial.

Otra de las complicaciones asociadas es la mala condición física cardiorrespiratoria. El tener menor resistencia a la actividad física es un factor de riesgo cardiovascular muy importante para los niños. A nivel pancreático, esta falta de actividad física lo que produce es que se altere la regulación del azúcar. Y por ello en consulta ya se ven a niños con obesidad que padecen diabetes tipo 2.

"La obesidad produce más de 200 enfermedades", sintetiza Bretón. El riesgo de desarrollar cáncer en la edad adulta también se vincula con la obesidad en la infancia. También se relaciona con más de 13 tipos de tumores de entre los más prevalentes. "Por supuesto que se sabe que no está bien tener obesidad, pero se desconoce al detalle la responsabilidad que tiene en otras patologías". Una responsabilidad, la de la obesidad, que es individual. Y es que, como enfermedad que es, el control escapa de las manos de quien la tiene.