Miguel Garrido en su mítico videoclub de Valladolid

Miguel Garrido en su mítico videoclub de Valladolid Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

El adiós de Miguel a un negocio mítico de Valladolid con casi 40 años de historia: "No me da pena. He sido muy feliz"

El palentino se jubilará el próximo año y cerrará su mítico videoclub, en el que ha pasado grandes momentos a lo largo de su vida. 

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Muy lejos quedan ya aquellos tiempos en los que uno acudía directamente a un videoclub para poder ver una película sin pasar por el cine. Planes con palomitas en casa, o incluso, en los bares, que alquilaban un buen filme para disfrutar en compañía con una cerveza o un refresco en la mano.

Esos son tiempos que recuerda con nostalgia Miguel Garrido Espina, el dueño del Videoclub Sesión Continua que se ubica en el barrio de La Rondilla de Valladolid desde hace 39 años.

Nuestro entrevistado se jubilará el año que viene. Un mítico negocio de la ciudad del Pisuerga dirá adiós después de una historia dorada.

Películas en el interior del videoclub de Miguel

Películas en el interior del videoclub de Miguel Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La vida de Miguel

Me considero un apasionado de la vida. Soy optimista y emprendedor. Estudié, cuando tenía entre 26 y 29 años, Psicología Clínica, pero lo dejé todo por el cine. Acerté porque esta vida me lo ha dado todo. Ha habido ratos malos, pero han primado las alegrías”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Miguel Garrido Espina.

Él palentino de nacimiento, que llegó a Valladolid cuando tenía 26 años, allá por 1986, decidió abrir el Videoclub Sesión Continua en la calle Lope de Rueda 1 del barrio de La Rondilla de Valladolid hace casi 39 años. Los cumplirá en septiembre.

Amante del cine, que es su pasión y algo que le ha acompañado toda la vida, también disfruta mucho con los deportes y, en especial, con el tenis, que encima lo practica cuando saca un rato.

De pequeño le decía a mi madre que quería ser futbolista o abogado. Todos queríamos dedicarnos al deporte rey. Lo practicábamos en la calle todos los días. Después, quise ser periodista, pero acabé en mi videoclub donde he sido muy feliz”, añade nuestro protagonista.

Un videoclub que tiene una gran historia.

Los inicios de su histórico videoclub

“Cuando tenía 25 años aproximadamente, un familiar mío echo redes en el mundo del cine. Iba con sus maletas vendiendo películas. Total, que quedamos en que él me vendía las películas y yo las ofrecía al público en un nuevo videoclub y así nació todo”, añade el palentino.

El Videoclub Sesión Continua de La Rondilla abrió sus puertas de finales de septiembre del año 86. En un local pequeño. Diez años después cogería otro, muy cerca, dada la envergadura que estaba cogiendo su proyecto.

Miguel en su histórico negocio de Valladolid

Miguel en su histórico negocio de Valladolid Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Lo abrí yo solo. Barría, fregaba, atendía, hacía de todo hace 39 años. Recuerdo que quedaba con mis amigos a las 21 horas de la noche y, al final, hacíamos este trabajo entre todos en algo que les agradeceré toda la vida”, explica Miguel.

Al principio, explica, su negocio “era explosivo” porque “en la televisión no había películas”. Su videoclub supuso una “ventana de aire fresco” para que esas películas se vieran, bien en los domicilios de cada uno, o en bares, en grupo.

Fue algo totalmente novedoso.

El paso de los años

El local actual tiene 120 metros cuadrados. Cuento con más de 5.000 películas expuestas. En estos años ha habido muchos cambios. Con la llegada de las televisiones privadas como pueden ser Antena 3 o Telecinco pasamos de estar de moda a dejar de estarlo”, explica.

Ahí llegó el primer cribado con cierres de estos míticos establecimientos. “Sucumbieron el 80% aproximadamente entre el año 1993 y 1995”, confiesa nuestro entrevistado que asegura que ha llegado a tener 14 empleados en el lugar.

Ahora está él solo en el lugar, pero no por mucho tiempo ya que la jubilación acecha.

Fotografía del exterior del videoclub

Fotografía del exterior del videoclub Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Jubilación

Me jubilo en un año aproximadamente. En febrero y marzo del 2026. No me da pena. He sido muy feliz. Ahora toca mirar adelante. Tengo buena forma física para hacer cosas que me gustan, junto a mi mujer”, apunta nuestro protagonista.

Tiene dos hijos. Un varón y una mujer. Con sus vidas. Miguel no quiere que ellos se pongan al frente del mítico negocio. “Apagaremos la luz. Este trabajo es gratificante, pero pienso que no tiene sentido que en los tiempos que corren nadie lo coja”, añade.

A lo largo de este año liquidará las más de mil películas con las que cuenta. Algunas, auténticas joyas de un cine clásico que él ama. Lo hará a un precio reducido y haciendo un guiño a los que han sido los clientes más fieles a lo largo de todo este tiempo.

“Ha sido un trabajo muy gratificante y esclavo porque hemos tenido que trabajar hasta los fines de semana. Mi mujer y yo queremos salir, ver cosas. Viajar por el territorio nacional. También disfrutar de nuestros hijos. Seguramente pase mis últimos años en Dueñas. El tiempo dirá”, finaliza Miguel.

Un ejemplo de hombre trabajador y soñador que cerrará su mítico videoclub en Valladolid en 2026.