Isabel Pantoja ha querido en un par de ocasiones abandonar Supervivientes, pero de momento la tonadillera sigue en Honduras, pasando hambre y frío, el mismo hambre y frío que en teoría el resto de sus compañeros.
Sin embargo, mucho se haba de si Isabel tiene privilegios (como que gane un colchón por decisión de la audiencia), que si tiene más protección que los demás. En definitiva, que si se le hace la pelota, si recibe más palmaditas en la espalda que el resto para que continúe su aventura, más llamadas de sus familiares. ¡Si hasta parece tener su propio mayordomo!
¡Por supuesto que Telecinco tiene a Isabel entre algodones, dentro de lo posible! Y el máximo exponente es que estando en la isla como concursante incluso se haya estrenado un cuadro con su foto en los pasillos de Mediaset, poniéndose al mismo nivel que otras estrellas veteranas del grupo como Christian Gálvez, Sandra Barneda o Samantha Villar.
Es más, Isabel tiene su propia canción, ‘Toda una superviviente’, promovida por Mediaset, y que suena cuando en El programa de Ana Rosa u otros espacios emiten piezas sobre su aventura, sobre cómo come, cómo discute con sus compañeros, y aquello que corresponda.
No obstante, ¿alguien se extraña de este trato especial? Hace tiempo que Telecinco dejó claro que los realities con famosos tienen sus propias normas, que se puede cuidar con más cariño a unos concursantes que a otros. Que lo que para uno supone una sanción, para otros se hace la vista gorda.
El abandono de Alba Carrillo
Los realities de famosos funcionan gracias a personajes como Isabel Pantoja, que se meten en camisas de once varas y discuten si hace falta, tal y como peleó con Carlos Lozano. Se mete en el fango y genera trama desde el principio, y eso es de agradecer.
Además, antes que a Pantoja, ya vimos por ejemplo cómo el programa consiguió convencer a Alba Carrillo para que no abandonase tras una pelea que tuvo su madre, Lucía Pariente, con Laura Matamoros, y que terminó por salpicarle.
Alba estaba decidida a abandonar, y Jorge Javier Vázquez estuvo mucho tiempo invitándola a que no abandonase. Al final, el programa le permitió tener un tiempo para pensárselo, y fue trasladada a un hotel donde meditó durante tres días. Finalmente, dijo que se quedaba y volvió al concurso como si nada. Eso sí, Jorge Javier Vázquez quiso aclarar que no tendría ningún tipo de facilidades: "Sigue sin comer, se están siguiendo las pautas de supervivencia que tienen los demás concursantes".
El blanqueamiento de comportamientos
Otra forma descarada que han tenido los realities de Telecinco de favorecer a los concursantes es blanqueando sus comportamientos más negativos. Suso Álvarez en GH VIP soltó una auténtica colección de perlas machistas, y en lugar de recriminarle o sancionarle por decir frases como “Esa es la imagen que das, moviendo las tetas y el culo como una guarra” o “si yo no tengo novia es porque las mujeres no valéis para nada y sólo nos queréis por el dinero” se le intentó echar una mano dándole información del exterior para que intente modificar su actitud.
Primero fue el súper, luego fue Jorge Javier Vázquez y hasta su madre la que entraba en la casa para darle un toque de atención. "Hay ciertos comentarios que los digas en casa está feo, pero aquí dentro está muy feo por la falta de respeto. Reencamina tu concurso", le espetó su progenitora.
Lo mismo se puede decir de María Jesús Ruiz, que utilizó el tema de la violencia machista como un arma arrojadiza, y tras una discusión con Antonio Tejado tras un fugaz romance, insinuó que el sobrino de María del Monte sería capaz de agredirle. Con la simple excusa de que es la que más contenido ha dado al programa, el público no ha tenido inconveniente en premiar la actitud tóxica que ha tenido Ruiz en el concurso, a pesar de lo peligroso que ello supone no sólo para la televisión, sino para las mujeres.
Y no olvidemos el rol que Aída Nízar tuvo en Gran Hermano VIP en su penúltima edición. Entró como sustituta, y se convirtió en protagonista de todos los conflictos al sacar de quicio con una gran facilidad a Irma Soriano y otros participantes. El público la expulsó, y el programa la repescó, e incluso la llegó a blindar su expulsión, ya que no la pudieron nominar tal y como se reincorporó al concurso. No obstante, la siguiente vez que fue nominada terminó con las patitas en la calle.