El pasado jueves, Esperanza Aguirre volvía a sorprender a todos con su nuevo giro de timón: vetar a Atresmedia. Y digo sorprender como eufemismo, ya que de esta señora cada vez me sorprenden menos cosas. Tal ha sido el revuelo que se ha montado alrededor de este tema que tan solo unos días después su equipo se ha visto obligado a rectificar y a cerrar una entrevista con Espejo Público.
Si no hubiera salido a la palestra este asunto, el veto de Aguirre a Atresmedia hubiera seguido su curso
Porque no nos engañemos: si no hubiera salido a la palestra este asunto en todos los medios, el veto hubiera seguido su curso. Han sido las críticas las que han echo que la lideresa dé marcha atrás, por mucho que ella y su equipo lo quieran ahora negar. ¿No es demasiado curioso que en la semana más mediática en 3 años de Esperanza Aguirre acuda a dos programas de Mediaset y a uno de 13tv dejando de lado a uno de los dos grandes grupos mediáticos en España?
Esperanza Aguirre es de la vieja guardia política. Y se le permite. Comentarios como el que realizó en su última visita a Espejo Público criticando que se diera voz a Podemos y Syriza no tienen nombre.
¿Dónde queda la libertad de expresión? Sea verdad o mentira que laSexta le da demasiado lugar al partido de Pablo Iglesias, ¿cuál es el problema? En una cadena privada, la línea editorial la deciden sus directivos. Son los ciudadanos los que deben decidir si está bien o está mal, no los políticos. Todavía no he oído ninguna crítica de Aguirre a 13tv por darle tanto espacio al PP. O mucho peor, a TVE por hablar tan bien de su partido siendo una televisión pública pagada por todos.
Esperanza Aguirre, la causante del declive de Telemadrid
Si por Esperanza Aguirre fuera, todos los medios serían Telemadrid. Ella ha sido la encargada de convertir la cadena pública madrileña en algo residual en sus casi diez años como presidenta de la Comunidad.
Su visión de los medios es partidista. Y si no se habla como ella quiere, impone su veto y sus críticas a la libertad de expresión. Esperanza Aguirre está ya en campaña. Ha conseguido su primer reto de ser nominada candidata del PP a la alcaldía de Madrid, y ahora tiene que medir más aún sus palabras.
Da mucho qué reflexionar que una mujer que aspira a ser alcaldesa de Madrid tenga esta visión de los medios de comunicación
Por eso su equipo la ha corregido y la ha obligado a ir a Atresmedia. La campaña puede con todo, pero da mucho qué reflexionar que una mujer que ha sido Presidenta de la Comunidad de Madrid y aspira a ser alcaldesa de la capital tenga esta visión de los medios de comunicación tan del pasado.
Aguirre es tan solo un ejemplo más
Lo peor de este asunto es que Aguirre es solo un ejemplo más de los muchos políticos que sólo quieren aceptar una visión partidista de los medios de comunicación. Se ha visto como desde el PP criticaron hasta la saciedad los Telediarios de TVE más premiados de la historia en la etapa Zapatero y han impuesto su visión en los nuevos con Rajoy.
Pero en otros partidos también es así. El PSOE tiene mucho que callar con lo que ha hecho con Canal Sur, al igual que CiU con TV3. Pedro Sánchez tuvo que esperar a que se armara el revuelo, como Aguirre, para aceptar una propuesta de El objetivo para ser entrevistado por Ana Pastor.
Y qué decir de Pablo Iglesias, que se niega a acudir a Un tiempo nuevo. Es cierto que el programa de Sandra Barneda no es el escenario más plural, con ataques constantes hacia Podemos, pero precisamente esa tendría que ser la principal razón para acudir a "territorio enemigo" y demostrar si de verdad es el líder que quiere vendernos. Lo mismo ocurre con los magazines matinales de las tres principales cadenas a los que tampoco quiere ir.
Señores políticos de la vieja y de la nueva hornada, estamos en el siglo XXI. Si estamos renovando la política, no podemos quedarnos atrás en esto. Hay que dar la cara, explicar bien las actuaciones e ideas. Y ayudar a que la televisión sea todo lo plural que exijan los ciudadanos, no sus gobernantes.