El programa En boca de todos ha cubierto este lunes el desalojo de una vecina de Valdemoro. El programa explicó la historia de Paqui, que le prestó su casa a su hija, quien tiene problemas de adicciones. “Yo le cedí al casa a mi hija y a su bebé, pero ella se hizo la dueña haciendo cosas ilícitas y alquilando su casa y pagando todos los gastos hasta ahora”, narraba Paqui al programa. En pleno directo, la empresa de la polémica empresa desokupación Desokupa trató de hablar con la hija, que no accedió a abandonar la vivienda.
El tema siguió estirándose en televisión horas después, pues TardeAR se trasladaba también a Valdemoro para hablar con Paqui en directo. Lo llamativo de la situación es que no era el único equipo de televisión que había acudido hasta la casa del conflicto: también estaba un cámara y un reportero de Y ahora, Sonsoles, de Antena 3.
Eso provocó una guerra del micrófono, para intentar ser el programa que recogiese las declaraciones más jugosas. En el caso de Y ahora, Sonsoles, hay que destacar que lo que estaban grabando no se emitía en directo, mientras que Telecinco sí. De esta forma, el reportero Javi Cantero explicaba cómo a las seis y media, y tras la intervención de la Guardia Civil habían salido todos los inquilinos de la vivienda, y fue a hablar con Antonio Plana, de Desokupa, que ya estaba atendiendo a una reportera de Y ahora, Sonsoles.
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La conexión fue bastante caótica, con los dos periodistas realizando preguntas a la vez, aunque no se escuchaba las que lanzaban desde Antena 3, solo se oían las respuestas. Del mismo modo, casi se pisaban las intervenciones, y, en otro momento, Cantero comenzó a explicar algunos datos de todo lo que había sucedido en los últimos minutos mientras su compañera estaba haciendo otras preguntas o aclaraciones.
Desde el plató, Ana Rosa Quintana intervenía deseando que la situación se aclarase con la intervención de la Guardia Civil, pero la conexión continuaba. La presentadora quería hablar con el reportero, pero la situación no propiciaba una buena comunicación, e incluso se cortó la conexión sin previo aviso. “Hay demasiadas cámaras por allí”, afirmaba Quintana, mientras continuaban analizando la desokupación desde el plató.