Las fechas navideñas han sido siempre sinónimo de consumo. El aumento del gasto medio que experimenta la sociedad occidental durante estos días provoca que los medios de comunicación se plaguen de subversivos anuncios que intentan vender productos mediante ilusión y satisfacción. Las agencias de publicidad saben que es el momento perfecto para sacar la artillería pesada y que sus clientes puedan facturar el máximo posible, una presión que a lo largo de nuestra historia reciente ha dado como resultado spots televisivos inolvidables que perduran aún en la memoria de los espectadores pese al paso del tiempo.
Desde finales de los 80 hasta principios del 2000, el anuncio de Freixenet ponía de manifiesto quienes eran los personajes que habían marcado el año. Celebridades del mundo de la música, interpretación o la moda, se daban cita en spots de factura cinematográfica donde el lujo y el derroche marcaban la pauta. Entre los más célebres que se recuerdan, están el que protagonizaron Norma Duval y el actor Don Johnson -conocido en nuestro país por ser uno de los protagonistas de la serie Miami vice- en 1991, y en el que la vedete aparece convertida en la más deslumbrante 'burbuja' del cava catalán.
Pero este no fue el único, y es que en el año 1999 el efecto 2000 tuvo como resultado el que posiblemente sea una de las publicidades más icónicas de nuestro país. Montserrat Caballé y algunos de los jóvenes artistas más importantes del momento (Hevia, Estrella Morente, la pianista Cristina Pato, el grupo Ketama o la Miss España Lorena Bernal) compartieron escena en una fastuosa producción. Un despliegue de luz y color que pretendía mezclar el siglo pasado con lo que auguraba el siguiente y que era de todo, menos sencillo.
Pero qué sería de la Navidad en España sin el anuncio de la Lotería Nacional. Desde el año 1998 hasta el 2005 el actor Clive Arrindell, procedente de Trinidad y Tobago, encarnaba la ilusión de millones de españoles por ganar el premio gordo que cantan los niños de San Ildefonso. Unos spots icónicos en los que el misterio de este personaje se unía a toda una fantasía de luces y magia.
Piezas que ya han pasado a la historia audiovisual de nuestro país y que cada año se convertían en la alarma inequívoca de que la Navidad había regresado a nuestras vidas. Desde el año 2005, Loterías y Apuestas del Estados dejó de contar con este personaje tan nuestro, pese a su procedencia, para dar cabida a anuncios que intentan tocar más la fibra sensible del espectador. Una estrategia que ha tenido sus luces y sus sombras pero que, por ahora, no ha dejado tata huella en el recuerdo como nuestro querido 'calvo'.
Reina del marketing y la publicidad, la marca Coca-Cola también nos ha regalado a lo largo de nuestra historia televisiva sensacionales anuncios que no sólo han quedado grabados a fuego en la memoria colectiva, sino que también han marcado la pauta en lo que a propaganda se refiere. Quién no recuerda el flamante camión de Papá Noel que trasladaba el tan famoso refresco entre carreteras repletas de nieve y mientras decenas de niños lo observaban desde sus ventanas. Una escena navideña a más no poder con la que millones de pequeños soñaban en nuestro país.
En el año 1997 la factoría yankee emitió este espectacular anuncio en la pequeña pantalla española. Imágenes que nos trasportan a una Navidad más americana que ibérica, aunque algunos la intentaron recrearla a su manera. Cabe destacar que la enorme popularidad de este anuncio hizo que Coca-Cola comercializara camiones a escala igual al del spot, un artículo que se popularizó mucho en la época y que, por cierto, hoy alcanza un gran valor en el mercado para los más nostálgicos.
¿Qué es la Navidad sin la cercanía con nuestros seres queridos? Este mensaje supo recogerlo muy bien los creadores del que posiblemente haya sido el anuncio más cantado de nuestra Navidad, el de El Almendro. La marca de turrones contaba, y cuenta, con una de las melodías más recordadas por todos: el ya clásico "Vuelve a casa, vuelve". Una canción pegadiza y tierna, casi rozando lo cursi, que se entremezclaba con imágenes de personas reencontrándose como si no se hubieran visto en décadas. Sonrisas eternas, perros de pelo perfecto que corren al ver a sus dueños y lágrimas de emoción, eran los elementos predominantes en estos spots que ha ido variando a lo largo de los años pero que aún conservan el mismo espíritu.
La compañía Airtel, que fue desde 1994 hasta el 2001 el segundo proveedor de telefonía móvil más potente de España por detrás de Telefónica, en el año 1999 consiguió dar con la tecla del éxito publicitario gracias a Edu. La sencillez más absoluta de un sofá, un niño pequeño y un teléfono, fueron suficientes para que unas palabras taladrasen las cabezas de medio país. "Hola. Soy Edu, feliz Navidad", esta frase tan anodina sigue siendo recordada y repetida hasta la saciedad por millones de personas que, sin acordarse de qué anunciaba, recuerdan la escena de este pequeño con gafas. Una prueba más que concluyente que confirma que el recuerdo de un anuncio, si consigue calar, perdura más en el tiempo que el propio producto en sí.
Si bien es cierto que a día de hoy las marcas siguen considerando que la Navidad es un periodo muy atractivo para multiplicar sus ventas, lo cierto es que los altos presupuestos que se manejaban a la hora de elaborar los anuncios en antaño han disminuido a día de hoy. Las nuevas vías de información, la bajada del consumo de televisión en abierto y, en definitiva, la evolución del mundo de la publicidad, han hecho que esas partidas económicas tan suculentas ya no se destinen a contratar a grandes estrellas o recrear escenarios cinematográficos. Un ahorro que, lamentablemente, priva a los espectadores de seguir gozando de aquellos spots que de manera inconsciente esperábamos cada año.
Actualmente el ingenio, el mensaje y la actualidad informativa son las premisas de la nueva publicidad. Un tipo de anuncio diferente, con más sentimiento y menos frivolidad que, en la mayoría de ocasiones, deja desamparados a los amantes de la espectacularidad. Y es que no cabe duda de que el ingenio se ha convertido en el mejor sustituto del despilfarro en lo que a publicidad se refiere.