Antes del estreno de The Dancer, el nuevo programa de baile de La 1 junto a Fremantle, en BLUPER analizamos las otras ocasiones en las que el baile había sido protagonista en nuestra televisión, dando lugar a dos grupos diferenciados: formatos que fueron un éxito contra programas que pasaron sin pena sin ni gloria por la parrilla.
Lamentablemente, The Dancer se ubicará en el segundo, al menos en lo que se refiere a resultados de audiencia. A falta de la emisión de su final, el programa promedia un 8,2% y 1.121.000 espectadores, igualando la ya mediocre media mensual de la cadena, que en mayo anotaba su mínimo histórico.
El talent de baile no ha conseguido despuntar ni atraer a una gran masa de espectadores, sin embargo, TVE no debería desanimarse por no haber conseguido datos positivos, puesto que The Dancer sí ha sido un éxito por otros motivos.
Lo primero en lo que hay que reparar es en la situación actual que atraviesa La 1 de TVE. La cadena principal del ente público está viviendo sus peores meses históricos, encarrilando mínimo tras mínimo. Por ello, pocos estrenos consiguen despuntar en el canal, ya que ni siquiera hay una masa importante de personas viendo la cadena para enterarse de estos nuevos programas. En este sentido, tan solo MasterChef aguanta en un positivo 14,6%, pero lejos de los datos de la pasada edición.
Además, The Dancer, al igual que otros espacios de la cadena, se ha tenido que enfrentar a la decisión de la retirada del access prime time, que aunque fuera positiva sobre el papel, ha terminado siendo un lastre para el correcto funcionamiento de muchos espacios.
En lo referido al programa en sí, es muy positivo que TVE se abra a una productora completamente diferente, Fremantle, en lo que ha sido la primera colaboración entre el ente público y la productora de moda, que ha vuelto a dejar aquí su inconfundible sello en entretenimiento.
Como ya analizamos tras su estreno, The Dancer es un producto más que notable para la televisión pública. Posee una buena factura, un buen montaje y una buena producción que dan lugar a un producto solvente, con ritmo, que casa bien con la apuesta de la cadena por los programas de talentos, con programas como Maestros de la costura, MasterChef o Prodigios.
Una producción que se elevó aún más durante sus semifinales. Las últimas galas del programa arrancaron con espectaculares números protagonizados por Lola Índigo, Miguel Ángel Muñoz y Rafa Méndez junto a sus equipos y que recibieron ovaciones por parte de los espectadores a través de las redes sociales.
También es positivo que la cadena pública apueste por disciplinas artísticas que no tienen tanto foco en la televisión, como es el caso de la danza. The Dancer se ha convertido en un oasis en medio del desierto en el que se han podido ver todo tipo de géneros de baile: bailes del salón, twerk, el ballet clásico, contemporánea, dance hall, shaffle o claqué, entre otros.
Por otro lado, el programa ha jugado bien sus cartas con respecto a sus rostros. El siempre infalible Ion Aramendi ha sido uno de los puntos positivos del programa, conduciendo el programa con la soltura necesaria. Junto a él, la actriz Sandra Cervera que, lejos de ser una simple copresentadora, ha compartido protagonismo con Aramendi, dando lugar a un dúo de presentadores llenos de química.
También los capitanes han sido una acertada elección para un programa de estas características. Carismáticos, divertidos y con las nociones suficientes de baile para este puesto, que han conseguido, al igual que los presentadores, que la química y el buen rollo traspasen la pantalla.
TVE no tiene que desanimarse tras los datos de The Dancer y seguir apostando por formatos de este tipo, que si bien no son rompedores, sí elevan la calidad de su parrilla y la imagen de la cadena, y es precisamente ahí donde debería radicar el verdadero éxito para un canal público.