La 1 de RTVE agoniza. Tristemente, la cadena principal del ente público cerraba abril con su peor dato de audiencia en sus 65 años de historia: un 8,3% de cuota de pantalla. Un dato que no hace más que constatar lo que venimos sabiendo desde hace años: el público ha desconectado de La 1. Ni sus informativos, ni sus ficciones, ni sus programas de entretenimiento son, hoy en día, reclamo suficiente para los espectadores, que mes tras mes siguen dándole la espalda a sus nuevas propuestas.
Y no es precisamente una cuestión de calidad. Ahora mismo, la parrilla de prime time de La 1 es, probablemente, mejor que las de cadenas privadas. Dos buenas ficciones (Estoy Vivo, Cuéntame cómo pasó) y dos buenos talents shows (MasterChef, The Dancer), de los que tan solo el programa de cocina logra superar la barrera del 10%.
"El problema de la radiotelevisión pública no es solamente la audiencia, sino la relevancia", explicaba hace unos días ante la Comisión Mixta de Control Parlamentario el nuevo presidente de la corporación José Manuel Pérez Tornero.
Y ahí está la clave: recuperar la relevancia. La nueva directiva de RTVE se enfrenta a numerosos retos tras el polémico mandato como administradora Única Provisional de Rosa María Mateo, entre ellos, levantar esas maltrechas audiencias, pero lo primordial sería desquitarse de polémicas innecesarias.
Porque recuperar la relevancia también pasa por no empañar tu imagen como medio público. Desde luego, la externalización de la producción de tus programas no es un buen movimiento para lograrlo, como ya vimos durante el lamentable episodio del famoso rótulo que rezaba 'Leonor se va de España, como su abuelo' y que aireaba todas las vergüenzas de RTVE.
Y es que la "dirección de RTVE, y en particular Enric Hernández, responsable de Información y Actualidad, decidió subcontratar parte de la producción y redacción de este programa que la Corporación califica de "infoentretenimiento", como así denunció el Consejo de Informativos del ente. Algo que ocurría también con Las cosas claras, de Jesús Cintora, cuya producción fue cedida a terceros pese a las críticas de los trabajadores. En junio se despedirá, pues en la nueva RTVE no habrá hueco para el "info-show".
Tampoco se entiende que La 1 caiga en fichajes polémicos como el de Victoria Abril por Masterchef Celebrity. Por más que se justifique su participación, quizás la cadena pública debería castigar los peligrosos discursos negacionistas, y no darles un puesto en un programa tan importante para la cadena. ¿De verdad lo mediático del fichaje compensa las más que evidentes críticas que acarreará?
Vaya por delante que como cadena pública las audiencias nunca tienen que ser una obsesión, ni el objetivo último a perseguir, pero, tal y como decía Tornero durante su comparecencia en el Parlamento "sin audiencia no hay relevancia, y necesitamos audiencia suficiente para tener relevancia de calidad".
¿Y cómo puede La 1 recuperar esa relevancia?
Pérez Tornero ha asegurado que tras la campaña electoral por Madrid llegarán los cambios. Está por ver cuáles serán, pero principalmente RTVE tiene que tratar de volver a ser un referente informativo como lo era antaño. Un título que probablemente sea ya en la actualidad de laSexta, que suele ser el canal favorito de los españoles para informarse cuando ocurren acontecimientos importantes.
Otro reto importante para RTVE es conectar con el público más joven. Precisamente, el director de Contenidos Digitales de RTVE, Alberto Fernández, y el subdirector de Transmedia y Playz, Agustín Alonso explicaban a BLUPER que "hay una audiencia que se va de Clan y ya no crece con TVE. Se está rompiendo el vínculo emocional entre la radiotelevisión pública y los ciudadanos".
En este caso, la plataforma Playz es un buen punto de partida. Programas como Gen Playz han conseguido un imposible para prácticamente cualquier programa en lineal de la cadena: que sus contenidos se hagan virales, se comenten a través de las redes sociales. Apostar por los contenidos digitales y sus plataformas debe ser una máxima, sin descuidar nunca la programación lineal.
Además, La 1 debe conocer sus puntos fuertes y explotarlos. Parece mentira que con los datos que Eurovisión cosecha año tras año aún tengamos preselecciones tan poco inspiradas televisivamente hablando como la del pasado febrero en la que se seleccionó el tema de Blas Cantó, y que no se usen los programas de la cadena para promocionar a nuestro candidato. Pocos fans hay tan fieles como los de Eurovisión, y ganárselos de una vez por toda debería ser un objetivo primordial.
Por tanto, para la nueva RTVE es importante seguir construyendo su imagen informativa (el nuevo plató del Telediario es buen paso) tratar de recuperar a público joven con las herramientas que tiene a mano, como su plataforma Playz y, sobre todo, no debe tener miedo a arriesgar e innovar o fijarse en su propia historia para volver a recuperar el hueco que le corresponde como televisión pública española.
Los buenos propósitos parecen estar ahí. Solo queda comprobar si estas buenas intenciones se traducen en resultados positivos, y si RTVE poco a poco recupera la relevancia y, en última instancia, una audiencia acorde a la calidad de sus contenidos.