Las vacaciones de verano son un tiempo ideal para viajar, desconectar y descubrir lugares nuevos. Los Paradores Nacionales se han convertido en un destino turístico muy solicitado en los últimos años, por la calidad del servicio, los entornos en los que se encuentra y la buena gastronomía que ofrecen.
En la Red Nacional de Paradores encontramos una larga lista con 97 paradores, según las preferencias del turista (paradores con historia, en ciudad o de naturaleza), se recomiendan unos u otros. Aragón cuenta con cuatro dentro de esta red, y hay para todos los gustos. Los cuatro reconocidos están: dos en Teruel, uno en la ciudad y otro en Alcañiz, uno en Zaragoza, en Sos del Rey Católico, y otro en Bielsa, Huesca. Próximamente, la comunidad contará con uno más, el año que viene está previsto que abra un parador en el monasterio de Veruela.
Los paradores son establecimientos hoteleros que suelen ubicarse en edificios históricos o de gran valor patrimonial, cultural o artístico. Los Paradores de Turismo Nacional permiten a los viajeros alojarse en lugares únicos y singulares del territorio, tales como castillos, monasterios e incluso fortalezas.
El parador más bonito, ideal para una escapada es el de Bielsa, cuenta con unas vistas excepcionales y una gastronomía de lujo. En pleno pirineo aragonés en el valle de Ordesa y Monte perdido ofrece una experiencia sobrecogedora, por la inmensidad del paisaje y por el sabor auténtico de sus platos.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido está declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Incluye un conjunto de cuatro valles (Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta), que se extienden como brazos alrededor del Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto de Europa.
Parador de Bielsa
El Parador de Bielsa es un edificio moderno, construido de nueva planta, pero al estilo de los refugios de montaña típicos de la zona. Se encuentra a los pies del Monte Perdido, rodeado de un inmenso bosque sobre el que se alzan las cumbres del Parque Nacional.
El Parador es el punto de partida ideal para explorar este macizo calcáreo, el más alto de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Existen cantidad de excursiones y senderos que poder hacer desde allí, pero es imprescindible hacerlos con el equipo adecuado. La montaña es un paraje ideal, pero no hay que confiarse. Durante los primeros 6 meses de 2024 han fallecido 20 personas en el pirineo, la gran mayoría por imprudencias de los excursionistas.
La belleza de la naturaleza no es lo único que ofrece este parador, su gastronomía auténtica y contundente enamora a muchos. Es recomendable probar el ternasco de Aragón asado, o un buen guiso de jabalí. En el restaurante también cuentan con jamón de la D.O. Teruel, con tomate rosa de Barbastro, migas pastoriles, y ricas truchas pescadas en el Cinca. Junto a la carne silvestre de caza y a la pesca fluvial, la naturaleza del entorno provee de productos de la tierra como una gran variedad de setas y hongos o frutos silvestres.
Naturaleza, gastronomía y cultura. Cerca de Bielsa existen varios monumentos históricos que se pueden visitar; como por ejemplo, la Iglesia de la Asunción. Una iglesia de estilo gótico-renacentista que data del siglo XVI, aunque ha sido restaurada en varias ocasiones. Destacan sus retablos barrocos y su sencilla pero hermosa arquitectura, que refleja la historia religiosa de la zona.
Otra oferta cultural es el museo etnológico. Este museo es un excelente punto de partida para conocer la historia, las tradiciones y la cultura del valle de Bielsa. Está ubicado en el edificio del Ayuntamiento y presenta una colección de objetos que ilustran la vida cotidiana de la región en el pasado, incluyendo herramientas agrícolas, vestimenta tradicional y elementos relacionados con el famoso Carnaval de Bielsa.