Durante el mes de agosto hay una cita que ningún aragonés se pierde. Se trata de las perseidas, las lagrimas de San Lorenzo, es decir, la lluvia de estrellas que tiene lugar a mediados del mes estival.
Las Perseidas alcanzan su pico de actividad a mediados de agosto, cuando la tierra atraviesa la nube de polvo y escombros dejada por el cometa Swift-Tuttle. Durante este tiempo, es posible ver hasta 200 estrellas fugaces por hora en condiciones ideales: cielo despejado y oscuridad total.
San Juan de la Peña y Albarracín
El monasterio de San Juan de la Peña, y Albarracín suelen ser los lugares favoritos para contemplar este espectáculo de la naturaleza. El Monasterio está situado a unos 20 kilómetros de Jaca, es un lugar histórico y natural que ofrece una experiencia única para observar las perseidas. Fue fundado en el siglo IX y reformado en el siglo XI, es un testimonio vivo de la historia y la espiritualidad de Aragón. Su ubicación en los Pirineos lo convierte en un lugar idóneo para la observación astronómica.
El pueblo de Albarracín, por su parte, se encuentra a unos 35 kilómetros al oeste de Teruel, enclavado en las estribaciones de la Sierra de Albarracín. También es un enclave ideal para disfrutar de una noche estrellada, incluso cuenta con la denominación “Territorio Starlight” se trata de un certificado que acredita aquellos espacios que poseen una excelente calidad de cielo y representan un ejemplo de protección y conservación.
Sin embargo, para disfrutar de las estrellas fugaces en Aragón hay un tercer lugar mágico y poco conocido. Se trata del refugio de Respomuso. Este refugio de montaña se encuentra en el Valle de Tena, en pleno pirineo Aragonés. Este Valle es conocido entre los locales y algunos entusiastas de la naturaleza, pero no está tan masificado como otros destinos, lo que asegura una experiencia tranquila, silenciosa e intima.
Lugar ideal: Refugio de Respomuso
Para disfrutar de una lluvia de estrellas perfecta se necesita un lugar abierto, en el que poder ver el cielo en todas direcciones; un lugar silencioso y, por supuesto, con baja contaminación lumínica, es decir, que no haya luz artificial, para que la oscuridad de la noche lo envuelva todo por completo.
El refugio de Respomuso cumple estos requisitos, pero para llegar hasta allí hay que estar en forma. El refugio se encuentra en el circo de Piedrafita, uno de los rincones más alpinos y agrestes del Valle de Tena y del Pirineo aragonés, a 2.220 metros de altura. El coche deberá aparcarse en el parking Embalse de la Sarra, desde allí comienza la excursión a pie. No es un sendero complicado, pero la marcha son tres horas. Eso sí, por un paraje natural espectacular. La naturaleza muestra todo su esplendor: una rica vegetación, cascadas impresionantes, barrancos y hasta un bosque de hayas lleno de leyendas.
Llegar al refugio de Respomuso es una experiencia gratificante que combina esfuerzo físico y la belleza del paisaje pirenaico. Este refugio no solo ofrece un lugar acogedor para descansar, sino también un lugar perfecto para disfrutar de las estrellas fugaces.
Por qué se llaman Lágrimas de San Lorenzo
A la lluvia de estrellas de estos días, se le denomina también "Lágrimas de San Lorenzo" por su cercanía a la fiesta del Santo aragonés, el 10 de agosto.
San Lorenzo fue un diácono de la Iglesia Cristiana que vivió en el siglo III. Según la tradición cristiana, murió martirizado el 10 de agosto del año 258. Se dice que fue asado en una parrilla, y es conocido por su valentía y sentido del humor incluso en el momento de su muerte, pues cuando estaba en las brasas comentó a sus verdugos: "¡Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy asado!".