Cuando dos personas, por la razón que sea, llegan al final de su relación, es habitual que llegue la mística del viaje posruptura, lo que nos lleva a buscar cambiar de aires, un fenómeno que se repite entre muchas parejas y que, por lo tanto, tiene su explicación.
Para empezar, hay que tener en cuenta que los psicólogos destacan que puede ser positivo desde un punto de vista emocional, siendo aconsejable en ese caso que se viaje a un destino que ayude a enfocar la mente en nuevas ideas y pensar en nuevos horizontes, aunque esto implica que necesariamente tenga que tratarse de un lugar que no conoces, ya que, en ocasiones, el mejor apoyo es acudir a ese lugar en el que llevas veranando desde que eras pequeño, dónde vive tu familia o dónde tienes otras relaciones importantes.
Irse de viaje tras una ruptura amorosa puede ser considerada tanto una buena idea como una mala, ya que todo dependerá del momento emocional que atraviese esa persona. Cuando dos personas ponen fin a su relación comienza un proceso de duelo, en el que un viaje puede ser de gran ayuda para animarse o suponer todo lo contrario y hacer que esa persona se hunda anímicamente.
El mejor momento para viajar cuando se acaba una relación
Tras producirse una ruptura sentimental, no es recomendable cambiar de aires y viajar inmediatamente, ya que esto no deja de ser una manera de negar lo ocurrido o tratar de huir de la nueva situación que se presenta, lo que puede originar pensamientos obsesivos y complicados. De esta manera, tras finalizar la relación, lo más aconsejable es que la persona afectada trate de buscar la tranquilidad en lo cotidiano, sin llevar a cabo grandes cambios ni adquirir nuevas responsabilidades que puedan afectarle con un estrés adicional.
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Sin embargo, una vez que esa persona con el corazón roto ya ha conseguido superar las etapas de negación, de ira o de negociación (cuando se trata de recuperar la relación por todos los medios), es un momento en el que es más aconsejable viajar, ya que de esta manera el viaje ayuda a superar la fase depresiva provocada por el dolor de la pérdida, y puede favorecer la que se acepte la ruptura.
De igual modo, tal y como aseguran los expertos, a pesar de que los viajes pueden ser una forma de abrirse a nuevas aventuras y experiencias, se deben tener unas expectativas realistas con el mismo, teniendo la perspectiva de que ese viaje sirve para cargar las pilas y regresar con más fuerza, pero que no hará que, de repente, se cambien por completo los sentimientos y ya no se sienta tristeza por el fin de la pareja o que ya se encuentre preparado para encontrar un nuevo amor.
No obstante, un viaje en esta fase de la ruptura sí que puede ser muy beneficioso para que la persona se conecte con aspectos interiores que parecía tener olvidados y recupere la ilusión, apreciando el presente y reconectando consigo mismo/a. De hecho, también puede ser crucial para animarse a reanudar y generar nuevas relaciones, dejando a un lado la nostalgia y la desmotivación hacia los contactos sociales después de la ruptura.
El viaje debe ser cómodo
Por otro lado, al hablar del viaje postruptura, hay que ser consciente de la importancia de que se trate de un viaje cómodo, y cuando hablamos de cómodo no nos referimos a que viajes en primera clase, ni mucho menos, sino que esté debidamente planificado. Aunque hay personas a las que les gusta viajar y dejarse llevar en el propio destino, en el caso de personas que están afrontando un proceso de recuperación sentimental tras una ruptura esto es peligroso, ya que se podría llegar a generar un estrés adicional.
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Esto no quiere decir que exista la necesidad de planificar hasta el más mínimo detalle de tu estancia en el lugar elegido, pero sí que tengas claro cuándo vas a ir, hasta cuando, los vuelos en el caso de que sean necesarios, la reserva de hotel…, es decir, los aspectos básicos de cualquier viaje.
Si en lugar de realizar el viaje en solitario se prefiere compartir la experiencia con otra persona, hay que tener mucho cuidado con los acompañantes. En este sentido, es preferible evitar viajar con personas que fomenten el malestar emocional y la nostalgia, es decir, aquellas que retroalimentan las conversaciones acerca de la expareja o porque se encuentran en una situación similar y que transmitan su malestar a los demás. Deja lejos a esas personas y apuesta porque te acompañen aquellos amigos o familiares que te transmitan calma y confianza y con los que te asegures que vas a poder disfrutar de un viaje placentero y divertido, que será muy beneficioso para tu recuperación.
En conclusión, es habitual que se realicen viajes después de una ruptura, en muchas veces atraídos por esa necesidad interna de cambiar de aires y probar nuevas experiencias. Sin embargo, para que realmente se trate de un viaje que sea reparador a nivel emocional, es fundamental que se lleve a cabo en la fase de aceptación de la separación, una vez que ya se ha dejado de negar lo sucedido y ya está asumido, cuando ya no hay pensamientos recurrentes de hostilidad y frustración hacia la expareja o que ya se tiene claro que la relación ha terminado para siempre.