Finalizar o dar por terminada una relación, ya sea por voluntad propia o sin que tú quieras, no es algo sencillo. Normalmente, se trata de una etapa dolorosa para ambas personas, en la que toca enfrentarse al dolor y asumir sentimientos de tristeza, de rabia y al fin y al cabo, también de pérdida…
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Hay quien compara el dolor de una ruptura incluso con el duelo, ya que no deja de vivirse como la pérdida de un ser querido o un adiós a una persona con la que has compartido muchos buenos momentos de tu vida. Una etapa dolorosa que cada una de las partes vivirá de una manera completamente distinta y que a menudo se verá entremezclada con dosis de rabia, rencor y odio, a la vez que con melancolía, apatía, ansiedad y tristeza.
Una serie de sentimientos y sensaciones que pueden llegar a bloquear nuestra mente y a impedirnos ver lo maravilloso que es el mundo que nos rodea y la cantidad de oportunidades y momentos de felicidad solos o acompañados que todavía siguen esperándonos fuera.
¿Qué ocurre en nuestro organismo tras una ruptura?
Tras una ruptura, los niveles de serotonina (la hormona de la felicidad y del amor) alcanzan su punto más bajo y con ella, los niveles de dopamina y norepinefrina alcanzan sus niveles más altos. El organismo experimenta por lo tanto una especie de locura interna por intentar recuperar aquello que ha perdido.
Un desequilibrio interno que puede hacer que en determinados momentos te cueste pensar con claridad, que incluso no seas capaz de ver la realidad o que llegues a cometer errores que hagan que esa ruptura se alargue aún más en el tiempo o se vuelva cada vez más dolorosa. Precisamente para evitarlo, te invitamos a tener en cuenta los siete errores que no deberías cometer después de una ruptura.
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7 errores que no deberías cometer después de una ruptura
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No asumir ni querer enfrentarse al dolor de la ruptura: ya sea porque una parte de ti crea estar por encima del dolor o porque simplemente no quieras enfrentarte a él por las sensaciones complicadas de asimilar que te transmite, asumir esa pérdida y enfrentar ese dolor es lo único que te ayudará a aprender a gestionarlo y a disminuirlo con el paso del tiempo.
Experimentar el duelo y ver realmente la realidad de tus emociones tras una pérdida, es algo totalmente necesario tanto para mejorar tu presente como también tu recuperación futura.
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Evita idealizar el pasado con esa persona: tas una ruptura amorosa es habitual experimentar una especie de “anestesia” en la que nuestra mente solo nos deja ver en bucle aquellos momentos en pareja que fueron buenos y que llegamos incluso a exagerar en nuestro cerebro como instantes absolutamente idílicos, olvidando cualquier defecto o malos momentos que hayáis pasado juntos.
Una especie de sensación de que “no hay nadie mejor en el mundo que esa persona”, pero no deberías dejar de visualizar esa relación pasada con objetividad y recordar tanto lo bueno como lo malo que habéis tenido que enfrentar.
Las rupturas al fin y al cabo no dejan de ser resultado de varios factores en los que ambos miembros de la pareja se ven involucrados de igual manera, por lo que es momento de que recuerdes con claridad también todo aquello no tan bueno que os ha hecho separar vuestros caminos y seguir adelante.
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No te culpabilices: la culpa en cualquier ruptura o separación puede acabar siendo nuestro mayor enemigo en ambos casos. Por un lado, la persona que deja la relación tendrá que lidiar con la culpa de tomar una decisión dolorosa que acarreará dolor a la otra persona y la persona dejada experimentará muchas veces sentimientos de culpa atribuyéndose la responsabilidad de que algo haya salido mal en la relación.
Pero la realidad, es que con la culpa de por medio solo estaremos acrecentando el sufrimiento y haciendo cada vez más daño a nuestra autoestima. No olvides que en una pareja ambos tenéis la misma responsabilidad compartida de la ruptura y ninguno de los miembros debería sentirse mala persona por querer continuar hacia adelante por diferente camino.
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Daros un tiempo antes de seguir siendo amigos: conservar una buena amistad después de una relación puede ser algo sano, sin embargo, intentar seguir siendo amigos justo después de una ruptura no es lo más aconsejable.
Es importante que no olvidéis que se trata de una etapa en la que ambos tendréis que trabajar durante un tiempo en asimilar el duelo, en afrontar el dolor por separado y en escucharos a vosotros mismos para poder completar el proceso de sanación tras la ruptura. Si ese tiempo se ve interrumpido teniendo contacto constante con la otra persona, lo que seguramente conseguirás será alargar ese proceso de duelo y hacerlo todavía más complicado de superar.
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Deja a un lado las esperanzas de volver: la ruptura es algo que habitualmente provoca rechazo sobre todo en la persona dejada y es precisamente esa negación la que en ocasiones puede llevarnos a pensar que nuestra pareja querrá volver en algún momento con nosotros. Esta idea solo te mantendrá paralizada en el proceso de sanación y hará que la ruptura sea aún más difícil de superar.
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Deja de ser una espía y no te obsesiones con sus redes sociales: olvídate de cotillear sus redes sociales ni ningún otro medio por el que tu ex pueda compartir su día a día o sus imágenes. Hacer esto solo te perjudica en el proceso de curación tras la ruptura y aumentará tu ansiedad y dolor por la separación. Piensa que cuanto menos sepas de tu ex después de la ruptura, más fácil será para ti afrontar ese proceso de sanación.
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Encerrarte en casa y olvidarte del mundo: es cierto que volver a disfrutar de nuestro tiempo a solas y de nosotros mismos es necesario. Hablamos de momentos en los que podrás volver a escucharte a ti misma y en los que también tendrás que enfrentarte poco a poco a pequeñas dosis de tristeza y dolor por la ruptura, pero esto no quiere decir que por ello debas encerrarte en casa y olvidarte del resto del mundo.
Es importante más que nunca que en estos momentos te obligues también a salir y disfrutar de lo que te rodea y que no olvides apoyarte en tus familiares, amigos o si fuera necesario en un psicólogo especializado. Todo esto te ayudará poco a poco a empezar a ver la luz al final del túnel y a volver a disfrutar de cada día.