Las relaciones de pareja han cambiado mucho en los últimos años. Hoy en día no existe solamente un modelo de pareja “correcto”, sino que el espectro es muy amplio y cada pareja decide las normas y el tipo de relación que quiere tener.
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Normalmente, nos obsesionamos con ponerle un nombre a nuestra relación, pensando que así las cosas quedan más claras y, por lo tanto, los sentimientos también. Pero al final, lo que creamos con una persona que nos gusta no tiene nada que ver con un nombre, sino con las emociones.
Aquí surge el término del “casi algo”, es decir, los vínculos de pareja que no llegan a formalizarse como una relación de noviazgo, pero que a la práctica se viven como si se hubiera formalizado. Hoy os explicamos en que consiste este tipo de relación, como surge y por qué cuesta tanto superarlo cuando se acaba.
¿Qué son los casi algo?
Como ya hemos mencionado anteriormente, se llama “casi algo” a una relación de pareja que no acaba de definirse como noviazgo, pero que funciona como si lo fuera.
Es decir, los sentimientos que tenemos hacia esa persona y los planes que realizamos con ella son los mismos que realizaríamos con una pareja, pero nunca terminamos de llamarlo así.
Son relaciones muy intensas en las que se suele idealizar a la otra persona, y cuando terminan cuesta mucho superar por qué al final “no fuisteis nada”.
La idealización de los casi algo
Al no haberse consolidado como una relación formal, es muy posible que no acabásemos de conocer del todo a la persona que tanto nos gustaba y al final acabamos idealizando tanto a la persona como la relación.
Cuando nos enamoramos ocurren una serie de reacciones químicas en nuestro cerebro que ayudan a mantener el interés durante un par de meses, unos meses que sirven para aprender a conocer a esa persona, con sus virtudes y sus defectos, y decidir si quieres comenzar una relación de pareja o no.
Cuando no llegamos a conocer del todo a la persona de la que nos estamos enamorando, nos la imaginamos perfecta y vivimos en un estado de idealización constante en el que pensamos que nuestro “casi algo” es nuestra alma gemela capaz de suplir todas nuestras necesidades.
Proyectamos en la otra persona todos nuestros deseos y no vemos que, al final, es una persona de carne y hueso que comete errores, tiene defectos y miedos que muchas veces hieren a los demás de manera no intencionada.
El momento de la ruptura
Este tipo de relaciones suelen terminar tarde o temprano y el duelo es bastante doloroso y difícil de superar. ¿Por qué? Al no ser una relación tan clara o convencional a las etiquetas sociales a las que estamos acostumbrados, creemos que al dejar esa relación no tendríamos por qué sufrir.
Incluso muchas veces se llega a generar un sentimiento muy frustrante en el que la persona no acepta el dolor que le está causando dejar ir a esa persona por qué no se siente con el “derecho” a denominarlo ruptura o a experimentar los sentimientos que le produciría una ruptura convencional.
Al final hubo un vínculo, tuviera el nombre que tuviera, al romperse existe una pérdida y, por lo tanto, un duelo que es igual de válido que cualquier otro.
Consejos para llevar mejor el final de un “casi algo”
- Es el momento de establecer un nombre: Aceptar que es una ruptura y nombrarla como tal te ayudará a aceptar lo que sientes y a llevar mejor la situación. Da igual como lo viva la otra persona, tú habías invertido energía, tiempo y cariño en una relación y es normal que duela. Preocúpate por ti y procesa las cosas a tu manera.
- Acepta el dolor: Repítete continuamente que está bien sentir ese dolor en este momento porque vas a sanar.
- Apóyate en tus seres queridos: Cuando empieces a poner nombre a las cosas serás más consciente de la situación y te darás cuenta qué estás pasando por un momento en el que muchas de tus necesidades sociales están insatisfechas, por lo que es el momento perfecto para pasar más tiempo con tus amigos y familia.
- Sé consciente de la idealización: Es importante tener presente que esa persona es un ser humano con defectos y manías que no llegaste a conocer bien, por lo que si no pudiste ver esa parte que te hubiera molestado, solo vas a echar de menos la parte perfecta de la persona que solo existe en tu mente.
Quizás sea la parte más difícil, pero, conforme va pasando el tiempo, te prometemos que “la máscara” cae y te vas dando cuenta poco a poco de que tu “casi algo” no era tan increíble como pensabas.
Es normal que duela, pero también es normal superarlo. No te va a doler toda la vida y el sentimiento de soledad que sientes durante la ruptura pasará. Afortunadamente, nadie se muere de amor y, por mucho que parezca imposible en ese momento, todo pasa.