Las relaciones de pareja no son siempre fáciles. Las discusiones y las actitudes tóxicas pueden llegar a normalizarse y formar parte de la rutina de ambos. Llegados a este punto, es común preguntarse si la relación peligra de verdad o si romper con ella es la mejor decisión a tomar.
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La psicóloga Silvia Llop explica los factores claves para comprender las dinámicas de pareja y ayuda a encontrar soluciones a los problemas que ponen en peligro la relación.
Llop acumula más de 90 mil seguidores en Instagram, plataforma en la que comparte herramientas para superar rupturas, mejorar la autoestima, detectar las no-relaciones, encontrar pareja…
¿En qué aspectos nos debemos fijar para saber si nuestra relación de pareja peligra?
Un indicativo de que hay algo que no está funcionando bien en la relación es que las dinámicas han cambiado. Es decir, que hay elementos de la relación que han sufrido un cambio que no ha sido consensuado.
Por ejemplo, si la comunicación entre vosotros declina sin que haya un motivo detrás, eso es una bandera roja:
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Si antes contaba contigo a la hora de hacer planes o te involucraba en decisiones que afectaban a la pareja y ya no lo hace, bandera roja.
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Si discutís mucho más (o mucho menos, pero no se han solucionado vuestros problemas).
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Si antes guardaba días de vacaciones para pasarlos contigo y ahora prefiere no coincidir.
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Si solía llevarte a los planes familiares y ahora va solo (y tú no has verbalizado que no quieras asistir a las comidas de los domingos).
Ante cualquier cambio importante que sientas que te hace daño, es importante tener una conversación para ver en qué estado se encuentra la relación.
¿Cómo podemos superar una rutina en la que la discusión con nuestra pareja sea constante?
Las discusiones no desaparecen a golpe de varita mágica, sino a base de hacer un trabajo conjunto. Así que lo primero es preguntarse cuál es el motivo real de discusión. Y ese motivo, no es nunca algo tan banal como quién lava los platos o por qué no baja la tapa del WC.
Un motivo real de discusión puede ser no sentirte valorado por tu pareja, no sentirte querido, no sentirte priorizado, escuchado, cuidado… Cuando damos con el motivo real de las discusiones, entonces es cuando podemos tener conversaciones que nos ayuden a entender al otro, y poder actuar de un modo menos dañino para la relación.
A veces, eso no lo podemos hacer solos y necesitamos ir a terapia de pareja para que nos echen una mano.
¿Por qué entramos en rutinas tóxicas o que ponen en peligro la relación?
Porque volcamos nuestras frustraciones, traumas e inseguridades en la relación. Cuando se mezclan los problemas de uno con los del otro, es complicado distinguir lo propio de lo ajeno para poder hacer el trabajo correspondiente de forma individual y luego como pareja.
Entonces, queda todo enmarañado y se generan esas rutinas emocionales tóxicas que si no se trabajan, se convertirán en algo nocivo que llevará a la pareja a sufrir e, incluso, a terminar con la relación.
¿Cómo se puede ganar de nuevo la confianza en la pareja?
Para que se pueda restaurar la confianza, tiene que haber, primero de todo una voluntad de cambio. Si alguien no quiere trabajar en lo que ha ocurrido, no tiene mucho sentido que el otro confíe porque estará poniendo su confianza en una fantasía. Pero la voluntad no es suficiente.
También tienen que empezar a darse cambios en la dirección adecuada porque eso es lo que mostrará que es posible reparar esa parte de la relación que no está funcionando como debería.
¿Es normal tener crisis en la pareja?
Las crisis forman parte de la vida. En una relación larga, habrá momentos de crisis porque la vida no es estática y, conforme se mueven cosas en la realidad de cada uno, eso va afectando a la relación de pareja.
Hay cambios que afectan de forma positiva a una pareja y otros que afectan de forma negativa. Por ejemplo, si alguno de los miembros de la pareja se queda sin trabajo y, de repente se pasa un montón de horas en casa, frustrado, eso acabará afectando a su ánimo y es fácil que tenga un impacto en la relación de pareja, lo cual podría llevar a una crisis.
Así que cuando lleguen esas crisis, lo importante es que la pareja se una para combatir el problema, en lugar de iniciar una guerra entre ambos.
¿Cómo diferenciamos entre una crisis momentánea y una que implique la ruptura con la relación?
Los factores diferenciales son el tiempo (que no se eternice esa situación), la voluntad de encontrar una solución por parte de ambos (no vale que solo uno tire del carro) y que esa solución se ponga en práctica.
A veces, esa crisis es solo la punta del iceberg y lo que hay debajo es tan profundo y la relación está tan dañada, que la única solución es romper.
¿Qué preguntas debemos hacernos para descubrir si debemos estar con nuestra pareja?
Algo que nos va a ayudar a saber si deberíamos estar con alguien o no, es que se cumplan tus estándares. Estos son los mínimos que cada persona necesita para que una relación a largo plazo funcione y tienen que ver con lo que el otro te ofrece.
Varios ejemplos de estándares son tener una comunicación fluida, que la otra persona sea cariñosa, que sepa gestionarse emocionalmente, que quiera tener hijos…
Marcar tus estándares no es algo de dos minutos, sino que es un trabajo que requiere echar la vista hacia atrás y mirar lo que falló en anteriores relaciones y analizar tu personalidad para saber qué es lo realmente imprescindible para ti.
Si tu pareja no cumple con cualquiera de tus estándares, será importante tener una conversación para ver si está en disposición de hacerlo. Y, luego, tocará evaluar si se ha conseguido.
Cuando no se consigue es cuando tenemos que plantearnos si realmente somos felices y podremos serlo a largo plazo o si para estar realmente bien dentro de la relación, necesitamos un cambio que no se está dando en el presente.
Plantearse este tema no es nada fácil y es importante tener una buena dosis de autoestima para priorizarte a ti y no a tu fantasía sobre lo que la relación podría ser en el futuro.