No importa la aerolínea, el destino afrodisíaco al que vayamos o la estupenda compañía que tengamos, siempre hay una situación que nos hace olvidar todo lo bueno: embarcar en el avión. Las personas se apelotonan en la puerta mucho antes de que abra, pero ¿sabemos realmente el motivo por el que lo hacen?
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Cuando estamos a punto de coger un avión, nos entran los calores, como se suele decir, si empezamos a ver gente aglomerándose en la cola de embarque. No saben si va a cambiar la puerta, cuánto tiempo queda o, incluso, si ha llegado el avión.
Muchas veces pensamos que la gente se coloca por presión social, por pensar que algo malo va a pasar si no nos ponemos en la cola y al final terminamos cediendo como uno más del grupo de aquellos que hacen cola. Sin saberlo, estamos haciendo lo correcto.
Todos sabemos que cuando compramos un vuelo, tenemos un asiento que por nada del mundo pueden quitarnos, es nuestro hasta que nos bajemos del avión y no hay nadie en el planeta que vaya a quitárnoslo, ¿o sí?
El famoso overbooking
A pesar de que el overbooking sea un término que solo escuchamos en las películas, en los libros o que si han ocurrido ha sido "a un amigo de", es una situación 100% verídica y que no solo les pasa a centenares de personas, sino que cuando ocurre, en muchas ocasiones, las compañías no se hacen cargo.
El overbooking sucede más de lo que la gente se imagina por un solo motivo: es legal. Aunque parezca no tener mucho sentido, vender más asientos de los disponibles en el avión es algo completamente legítimo y las compañías están en su derecho de hacerlo.
Esta situación se da cuando la compañía aérea vende más billetes que asientos tiene el propio avión para protegerse ante las posibles anulaciones o personas que no se presenten, es decir, pueden dejar a pasajeros en tierra.
Es legítimo, pero a su vez es un "incumplimiento de contrato" y cuando pasa, la aerolínea debe compensar a los pasajeros afectados. Así como todo lo que deben hacer grandes compañías, muchas veces tiende a no suceder.
Por este motivo, muchas personas hacen la cola de embarque antes de que aparezca el avión, ya que, si no lo hacen, puede darse la situación de que se queden en tierra con un billete comprado, y, además, sea completamente legítimo.
Sitio para tu maleta
Otro de los motivos por el que la gente se aglomera en la puerta de embarque es debido a que el sitio para las maletas en el avión es, en ocasiones, muy limitado: por mucho que intentemos dejar nuestro equipaje lo más cerca de nosotros, muchas veces es tarea imposible.
Las primeras personas que embarcan tienen toda la parte superior libre para dejar su maleta y tendrán mucha más facilidad a la hora de cogerla cuando llegue el final del vuelo, además de poder levantarse siempre que puedan si quieren los cascos, un libro o cualquier accesorio que haya cogido específicamente para el tiempo del viaje.
Si eres de los últimos en embarcar, la mejor opción que te ofrecen es dejar tu equipaje en la otra punta del avión, donde no lo tienes controlado. Tendrás que buscarlo una vez aterrice y no serás capaz de coger la almohada que dejaste pensando en que podrías dormir en el trayecto.
Sin embargo, en otras ocasiones, cuando se completa el cupo de maletas en cabina, los tripulantes hacen el corte y el resto de equipaje de mano lo pasan a la bodega, lo que se traduce en que tendrás que esperar la tediosa cinta o, en el peor de los casos —pero muy habitual— que pierdan tu equipaje.