Quién no sueña con vivir en una casa bonita, limpia y presentable y que conseguirlo cueste el menor esfuerzo posible. Las limpiezas a fondo en el hogar son un imprescindible para conseguirlo, pero ¿qué haríamos sin todos esos trucos típicos en España de las abuelas que consiguen hacer la limpieza mucho más fácil?
Lo hemos visto con el truco para limpiar la lavadora con vinagre, con el truco viral para limpiar el horno mientras duermes o el truco de poner una pastilla de lavavajillas en el inodoro, pero esta vez queremos hablarte de un truco de limpieza que no deja de ganar cada vez más seguidores y al que también querrás unirte cuando sepas para qué sirve, en este caso se trata de echar sal a la escoba.
¿Cómo aplicarlo y para qué sirve?
Como te adelantamos, uno de los trucos de limpieza que no deja de dar que hablar es el de echar sal en la escoba. Pero ¿para qué sirve? Pues la razón de que poner sal en la escoba sea buena idea, tiene que ver con las propiedades que tiene la sal y que la convierten en un gran purificante natural. Algo que es esencial para poder acabar con los gérmenes y bacterias.
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Para ponerlo en práctica, simplemente necesitarás poner un poco de sal en las cerdas de la escoba cuando vayas a barrer, de esta manera, aportarás un extra de limpieza a la superficie que te dispongas a limpiar. Pero no vale simplemente con poner solo sal, sino que tendrás que preparar una mezcla con vinagre, agua y sal. Mezcla todos estos ingredientes en un cubo limpio y después sumerge la escoba unos minutos.
Una vez se encuentre impregnada, podrás barrer con ella y comprobar lo bien que sale y desaparece toda la suciedad. Después simplemente tendrás que pasar la fregona para quitar los restos que puedan quedar de la mezcla.
Utiliza esta mezcla también para limpiar el resto del hogar
Esta mezcla no te servirá solo para barrer y desinfectar superficies en el hogar, sino que también podrá resultarte útil para eliminar la suciedad en otros espacios del hogar. Por ejemplo, esta mezcla podrá servirte para eliminar la cal del plato de ducha y del fregadero, para limpiar la placa de la cocina, darle brillo al horno y microondas...
Todo ello es debido a que la sal utilizada para limpiar es capaz de incrementar el brillo de las superficies, a la vez que las higieniza y evitas utilizar otros productos químicos contaminantes que puedan además acabar perjudicando las superficies.
Limpiar la escoba: un esencial de limpieza
Pero ¿de qué puede servirnos limpiar en profundidad las superficies de la casa si contamos con una escoba totalmente sucia? Si este es tu caso, es momento de que tengas en cuenta cómo puedes limpiarla a fondo para conseguir una limpieza total.
- Llena un cubo o barreño con agua templada y añade un chorro de lavavajillas.
- Desenrosca el cepillo del palo de la escoba y sumérgelo en el agua unos 20 o 30 minutos.
- Con el cepillo sumergido, ayúdate de tus manos (con guantes) para retirar la suciedad visible.
- Pasado este tiempo, saca el cepillo del cubo y remójalo de nuevo en agua limpia.
- Una vez hecho esto, retíralo del agua y déjalo secar al aire libre. Hazlo primero con el cepillo hacia abajo y apoyado en el suelo y pasados unos minutos, cuando ya esté casi seco, colócalo hacia arriba dándole la vuelta a la escoba para evitar que las cerdas se deformen.
¿Por qué es importante tener la escoba siempre limpia?
No importa qué tamaño o forma tenga la escoba o de qué material estén hechas las cerdas, es crucial mantenerla limpia para que cumpla su función principal: recoger la suciedad y contribuir a crear un ambiente saludable en casa. Si usas una escoba sucia que acumula restos de todo tipo, en lugar de limpiar, podrías esparcir la suciedad de una habitación a otra y llevar posibles gérmenes atrapados en las cerdas del cepillo.
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Aprender a limpiar el cepillo de la escoba es fundamental porque es ahí donde pueden quedarse elementos dañinos, como ácaros presentes en el polvo o bacterias que provienen de partículas de alimentos en descomposición que han caído al suelo de la cocina o del salón.