Después de pasar el julio más caluroso de la historia, agosto no parece que vaya a dar una tregua. Según apuntan todos los meteorólogos, aún quedan días de mucho calor. Si bien el calor es asfixiante durante el día, por las noches resulta un gran impedimento para dormir bien.
No todos disponemos de un aparto de aire acondicionado que refrigere nuestra casa y nos permita descansar bien, y en estos meses de verano la noche se puede convertir en un auténtico infierno. Afortunadamente, tenemos varios trucos para sobrevivir a las noches más calurosas del año.
¿Por qué dormimos mal cuando hace calor?
Malcolm Von Schantz, neurocientífico del sueño en la Universidad de Surrey, explica que “como especie, somos animales diurnos y que, con los años, hemos evolucionado para dormir durante la noche, cuando hace más frío y se está oscuro”. Por eso, cuando la temperatura cambia, nos cuesta conciliar bien el sueño: funciona como un ‘reloj natural’ y nos despertamos.
Nuestra temperatura cambia entre la vigilia y el sueño, en torno a una hora o treinta minutos antes de dormir, el cuerpo empieza a perder calor corporal. Esto hace que aumenten los sentimientos de cansancio en adultos normales sanos.
Las personas con insomnio, sin ir más lejos, “muestran que tienen una temperatura basal justo antes de dormir más alta que las personas que no tienen problemas de sueño”.
El calor ambiente, no ayuda a esa reducción térmica y parece más que demostrado que cuando la temperatura es muy alta, es más difícil conciliar el sueño y, cuando se consigue, este es de muy poca calidad (fragmentado y con pocos sueños).
Consejos para enfriar la casa de forma natural
Evitar que la habitación se caliente durante el día: Lo primero que tenemos que hacer es procurar que, durante las horas centrales del día, la habitación donde dormimos se caliente. Para esto es importante aislarla cerrando ventanas, puertas y persianas durante todo el día.
Cuando ya es de noche, la temperatura exterior, aunque poco, suele bajar: es el momento de abrir las ventanas y crear una pequeña corriente que refrigerará toda la casa.
Ventilador: Como ayuda extra, podemos comprar un ventilador programable y activar el apagado automático cuando calculemos que estaremos dormidos. Otro truco es colocar una bolsa de hielo o una botella congelada frente al ventilador para ayudar a enfriar el aire que circula por el dormitorio.
Ropa de cama: Para el verano, lo ideal es escoger ropa ligera de cama, con fibras naturales que absorben mejor el sudor que las sintéticas, y pijamas de verano de algodón fresco y fino.
Dispositivos electrónicos: Los dispositivos electrónicos como el televisor o el ordenador emiten calor, por lo que beneficiará desconectarlos unas horas antes de irnos a dormir.
Cena: Evitar las comidas copiosas antes de dormir es fundamental en las noches calurosas, ya que suelen aumentar la sensación de calor e interferir con el sueño.
Tomar una ducha o baño refrescante antes de acostarte.
Ejercicio: Se recomienda no hacer ejercicio de manera demasiado cercana a la hora de acostarse, puesto que también aumenta la temperatura corporal.