El Papus "se valora poco". Es la conclusión de María Iranzo sobre esta revista "anarcocorrosiva", de sátira y parodia política tan punzante que sufrió un atentado mortal durante la Transición. Se cumplen ahora 50 años desde que el semanario publicó su primer ejemplar en el 1973, y la autora ha escrito un libro para rendirle su merecido homenaje.
María es periodista y doctora en Comunicación Interdisciplinar por la Universitat de València. Su atracción por el periodismo satírico y la falta de información sobre El Papus le llevó a indagar sobre él. Le dedicó su tesis doctoral.
Acaba de lanzar su libro El Papus (1973-1987). Contrapoder informativo en la Transición española. La colección Aldea Global, integrada por las editoriales de la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universitat Jaume I de Castellón, la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona) y la Universitat de València, se ha encargado de su edición.
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Fueron años de dedicación. A la periodista le llamó la atención la inexistencia de un estudio monográfico sobre la revista. "Se la valora poco", considera. Se trataba de "la más longeva, anarcocorrosiva y popular del mercado editorial humorístico de la Transición española", afirma. Incluso llegó a ser líder en ventas sus primeros años.
Pero lo que sí destaca es que fue el primer medio de comunicación español que sufrió un atentado mortal por parte de la extrema derecha, habiéndose consolidado ya el sistema democrático. El sarcasmo en sus escritos e ilustraciones también hizo que El Papus pasara por los tribunales.
María Iranzo ha contado a EL ESPAÑOL que pasó años analizando portadas y los números expedientados. Carlos Navarro, el gerente de la revista, le facilitó gran parte de la labor. Conservaba un archivo histórico "importante" sobre el semanario, lo que le permitió a la periodista rastrear en él para "confirmar sentencias, cartas o trámites administrativos".
Los testimonios orales, por otro lado, también le sirvieron de ayuda. Iranzo pudo hablar con los redactores y los humoristas gráficos cuando tenían entre 70 y 80 años. "Vivieron El Papus en primera persona, pero a veces la memoria flaquea. Para completar mi estudio, combiné las piezas que encontraba en el archivo junto con sus declaraciones", relata.
El atentado
Lo que resalta de El Papus es que sufrió un atentado mortal el 22 de septiembre de 1977. Falleció el que era entonces el conserje, por la explosión de un maletín que llevaba en sus manos.
Iranzo cuenta que el asalto se produjo a raíz de una portada en el que dos dibujantes se disfrazaban de excombatientes de la Guerra Civil. La extrema derecha lo tomó como una ofensa y empezó a amenazar al equipo de El Papus.
Estas amenazas partían de los Guerrilleros de Cristo Rey, grupo parapolicial terrorista de ideología ultraderechista, y de La Triple A, una organización terrorista tardofranquista.
Mientras que el arma de los dibujantes era el lápiz, a ellos les atacaban explosivos. Esta fue una de las causas que afectó a la redacción y su libertad de expresión. Algunos se marcharon a El Jueves; otros revivieron a la revista con un tono más duro.
María Iranzo hace un paralelismo con el ataque al semanario Charlie Hebdo, en 2015. "En el prólogo reflexiono sobre los límites del humor. Estas agresiones provocan la autocensura", opina.
Los capítulos
La publicación de María Iranzo se estructura en diferentes capítulos. En primer lugar, se expone una reflexión sobre el humor y sobre el papel social que tiene.
"El humor permite digerir muchas realidades de manera más fácil, producto de una catarsis. Tiene formas de decir liberalizadoras, incluso una función de terapia, sanadora", confiesa la escritora.
Mientras otras revistas que funcionaban paralelamente, como La Codorniz, trataban un humor más blanco, o más costumbrista, como El Jueves, El Papus se caracterizaba por "el cinismo con el que iba retratando y denunciando todos los abusos de poder", afirma la autora.
En segundo lugar, María narra la historia de El Papus de manera paralela a la historia de la Transición: "Uno de los valores que tiene mi trabajo es poder conocer esta etapa de la historia española con un discurso totalmente alternativo al que han contado las biografías de los grandes personajes", considera.
Según recalca, la revista se mantenía al margen de cualquier posición política y criticaba tanto a la derecha como a la izquierda. "Denunció el pacto de silencio, sin entrar en cuestiones que pudieran enervar a un bando o al otro, sobre la República y el papel que tuvo la monarquía, en el transcurso al sistema democrático", señala Iranzo.
Juzgó a la extrema derecha y a los partidos más conservadores del Congrso, pero también fue dura con los socialistas y las promesas que no cumplió Felipe González.
La revista
La redacción se integraba por dibujantes jóvenes de entre 20 y 40 años. Iranzo añade que era un "polvorín de ideas, de creatividad". Pues llegó a tener 200.000 números en una tirada.
La periodista describe que el equipo, además de joven, tenía ganas de cambio y de denunciar las injusticias. Escribían para los lectores, con lenguaje que el pueblo pudiera entender. "No había metáfora oculta en el que solo un intelectual pudiera descifrarla", añade.
El éxito de esta revista fue el ingenio y la creatividad para poder verbalizar los pensamientos mediante viñetas. Preguntada por si este tipo de publicaciones pudieran salir a la luz actualmente, Iranzo responde que no. "En primer lugar, por la gran polarización que hay; y en segundo, porque hay que ser políticamente correctos", declara.
Según la escritora, "hoy en día hay una extrema sensibilidad, por eso hay que entender a El Papus en su contexto". En un ejemplo sobre el sexismo que extrae de su libro, afirma que se contradijo: "Defendía el derecho de las mujeres utilizándolas para ser objeto de sus chistes, fruto de una moral reprimida y represora".
Asegura que la mujer libre era censurada, pues no cabía mostrar una visión de lo femenino que no tocaba.
El Papus fue apoyada más tarde por el Grupo Godó. María Iranzo relata que las sentencias o expedientes los cubría este rotativo, lo que le daba a El Papus un colchón para poder publicar sin tener un coste económico y verse con la obligación de cerrar.
Su historia termina en 1986 a causa de una suspensión de pagos. Intentaron estirar números hasta el 86 y el 87, haciendo recopilatorios, como monográficos o especiales, de las "mejores historietas".
La competencia de los diarios y la de semanarios como El Jueves no favorecieron la pervivencia de El Papus. Esta era una revista más costumbrista y más social, que empezaba a encajar mucho más. Por otro lado, el desencanto de la ciudadanía o la falta de originalidad se hizo repetitiva; incluso personajes que retrataban, como Zaratrusta.
El propósito de María, con su libro, está en revivir y recordar a los lectores de El Papus cómo se hacían las publicaciones, pero también amplía el foco para las nuevas generaciones que no vivieron la Transición. "A nivel de historia del periodismo es muy relevante, tanto por su originalidad, como por su concepto innovador", concluye.