Elon Musk, adalid de los discursos de odio: de la violencia en Reino Unido a su charla con Trump
Durante su conversación con el expresidente estadounidense, el dueño de la plataforma X no cuestionó ninguna de las afirmaciones del republicano.
14 agosto, 2024 02:04Prometía ser todo un espectáculo, pero acabó siendo una cómoda charla entre dos colegas dispuestos a apoyarse, incluso (o sobre todo) en las mentiras y medias verdades. La conversación que el magnate Elon Musk mantuvo la noche del lunes con el expresidente estadounidense y candidato republicano Donald Trump empezó 45 minutos más tarde de lo esperado.
El retraso -que el dueño de la plataforma X (antes Twitter) achacó a un ciberataque masivo- desinfló la expectación. La entrevista fue seguida por 1,3 millones de personas en directo, a pesar de que inicialmente se había probado el sistema para acoger a ocho millones y de que el expresidente asegura que se alcanzaron los 60 millones de oyentes.
Solucionados los problemas técnicos, en las dos horas que siguieron Trump contó en X (la red social de la que fue expulsado en 2021) lo que tantas veces se ha escuchado en sus actos electorales. Aprovechó para dar rienda suelta al discurso con el que pretende volver a la Casa Blanca y que está basado la inmigración ilegal y en ataques al Partido Demócrata. Fue un gran acto de campaña virtual. Y Elon Musk, un mero facilitador. Porque no sólo no rebatió, sino que incluso le llamó "valiente" y "fuente de inspiración" por su reacción tras el intento de asesinato fallido en su contra.
La postura permisiva que mantuvo el multimillonario ante el discurso incendiario del político, a quien apoya abiertamente de cara a las presidenciales de EEUU de noviembre, ha reabierto el debate sobre la verdadera naturaleza de X como espacio para el debate público. En concreto, ha generado dudas sobre los criterios éticos que aplica la plataforma de Musk contra los discursos de odio y las fake news. O si siquiera se aplican de alguna manera.
En diciembre de 2022, poco más de dos meses después de que Elon Musk comprase Twitter, varios estudios llevado a cabo por investigadores de organizaciones como la Liga Antidifamación y recopilados por The New York Times apuntaban que el discurso de odio -incluidos ataques racistas, antisemitas y homófobos- se habían disparado en la red social. Por ejemplo, mientras que antes aparecían una media diaria de 1.282 insultos racistas contra los negros, desde que el hombre más rico del mundo pasó a controlar la plataforma, la cifra se ha triplicó hasta los 3.876.
Al parecer era una tendencia al alza. Por eso, no es de extrañar que horas antes de que empezara la entrevista de Trump, Bruselas le exigía a Musk que cumpliera con la legislación europea digital. Fue el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, quien en una carta publicada en la propia red social le avisaba de que estaban vigilando la difusión de discursos de odio.
"Me dirijo a usted en el contexto de los recientes acontecimientos en el Reino Unido [los violentos disturbios alentados por la desinformación en las redes sociales a raíz del asesinato de tres menores en Southport, en el noroeste de Inglaterra] y en relación con la emisión prevista en su plataforma X de una conversación en directo entre un candidato presidencial estadounidense y usted, a la que también podrán acceder los usuarios de la UE", arranca Breton su misiva.
¿Musk, a la cárcel?
¿Debería pagar Elon Musk por la violencia que nace y se propaga en su red social? Esa es la pregunta que numerosos analistas y expertos han comenzado a hacerse. En una carta abierta publicada en The Guardian, Bruce Daisley, quien fue vicepresidente para Europa, Oriente Medio y África en Twitter de 2012 a 2020, se preguntaba "si estamos dispuestos a permitir que un oligarca multimillonario acampe frente a las costas del Reino Unido y dispare contra nuestra sociedad".
Una referencia a los violentos disturbios que la extrema derecha ha protagonizado en Reino Unido las últimas semanas como respuesta a la información falsa (que era un inmigrante en situación ilegal) que se publicó sobre el autor de un ataque que dejó a tres niñas muertas en Southport.
En su artículo, Daisley, que recuerda cómo en 2021 Twitter decidió suspender la cuenta al entonces expresidente estadounidense Donald Trump para evitar que incitase a la violencia tras el asalto al Capitolio, propone una serie de medidas. Entre ellas, contempla recordarles a Musk y sus colegas ejecutivos "su responsabilidad penal por sus acciones en virtud de las leyes vigentes".
"La amenaza de una sanción personal es mucho más efectiva para los ejecutivos que el riesgo de multas corporativas. Si Musk siguiera provocando disturbios, una orden de arresto en su contra podría hacer que se le escaparan fuegos artificiales, pero como parte de la jetset internacional tendría el efecto de centrar su mente", sostiene.