Vivir Pontevedra a través de las Barbies

Elisa Cotelo (Pontevedra, 1993) creció en un hogar lleno de muñecas; no solo con las que ella misma jugaba de pequeña, también con todas las que coleccionaba su madre, presidenta de la Asociación Española de Coleccionistas de Nancy. La pasión materna no caló siempre en su sucesora, quien al llegar a la adolescencia abandonó en un cajón las figuras de plástico, pero en una suerte de justicia poética, ya adulta, tomó finalmente el testigo.

No fue hasta el año 2017 cuando esta pontevedresa graduada en Bellas Artes y con un máster en Dirección de Arte Publicitaria se inició en el mundo del coleccionismo, concretamente, de muñecas Barbie. Ella misma confiesa que el asunto nunca le interesó a pesar de tener el gran ejemplo en su madre: "A mí no me entraban por el ojo para nada, pero un día llegué a su casa en Navidades y tenía allí la primera línea de muñecas Barbie made to move (hechas para moverse), que eran super mega articuladas".

Como gran aficionada a la fotografía, esos cuerpos plasticosos resultaban unos perfectos maniquíes. Ahí es cuando germinó la idea del proyecto ‘Barbies de Pontevedra’, poco después de empezar su propia colección de muñecas. Desde entonces, la iniciativa ha ayudado a dar a conocer los sitios más concurridos de la Boa Vila, ha transmitido mensajes de gran carga social y también ha servido como impulso al comercio local. Elisa Cotelo recrea el mundo a través de las Barbies y todavía queda mucho por enseñar.

El inicio de la pasión

Barbie en la Feira Franca de Pontevedra.

Barbie en ‘El mejor banco del mundo’.

Barbie en el Pazo de Lourizán.

La madre de Elisa Cotelo vio cómo esas muñecas articuladas llamaban la atención de su hija, por lo que decidió regalarle las cuatro figuras que tenía en casa. A la joven pontevedresa no solo le interesó la capacidad de movimiento de las Barbies, sino también la variedad de cuerpos y razas que representaban. "Hasta ese momento en el que volví a retomar el contacto con las muñecas no tenía ni idea de su evolución", explica.

Esas fueron las primeras piezas de la colección de Barbie de la joven pontevedresa y sus primeras modelos para el proyecto fotográfico ‘Barbies de Pontevedra’. "Empecé a buscarles ropa para poder hacerles fotografías con luz natural", cuenta, "En ese proceso comenzaron a gustarme otras muñecas, así que lo que hacía era comprar las cabezas o la muñeca entera y comprar otra vez estas cuatro que me habían regalado para usar los cuerpos articulados".

Como aficionada a la fotografía, el tema de sacarles fotos a las Barbies fue un paso natural que se unió a la entrada de Elisa en el "mundillo" del coleccionismo. Después de un año atesorando más muñecas y compartiendo ocasionalmente imágenes de ellas, decidió empezar a publicar en un mismo perfil todas las instantáneas donde Barbie aparecía en diferentes escenarios de Pontevedra.

Así, podemos ver a Barbie paseando por la Feira Franca o por las fiestas de la Peregrina, visitando Lourizán o Combarro e incluso haciendo la compra en el centro de la ciudad. Elisa Cotelo se encarga de seleccionar los escenarios y ella misma confecciona las pequeñas miniaturas de atrezzo que otorgan un realismo extra a las imágenes. Detrás de cada foto hay invertidas hasta 20 horas de trabajo. Además, en estos seis años la colección de muñecas ha crecido y en la actualidad posee cerca de 200 ejemplares.

"Barbie rompe con ese rol de cuidadoras que tienen las niñas"

El reciente estreno de la película Barbie, dirigida por Greta Gerwig, ha puesto de manifiesto la intención de renovar la imagen de la famosa muñeca para darle un claro enfoque feminista. Barbie no es solo una chica rubia, delgada y estereotípicamente guapa; también es una mujer independiente con la capacidad de ser lo que ella decida.

"Mucha gente piensa en Barbie y piensa que es una representación del capitalismo y de los estereotipos sobre las mujeres, pero la realidad está muy lejos de eso. Desde el principio Barbie tuvo profesiones, desde el principio fue el centro de la marca y no Ken, desde el principio se vistió de una manera adulta", defiende Elisa Cotelo, "Barbie rompe con ese rol de cuidadoras que tienen las niñas, que de repente pueden proyectarse como mujeres adultas independientes del género masculino. Barbie te hace soñar de alguna manera con que puedes ser la protagonista de un montón de cosas".

El proyecto de la pontevedresa sigue esta línea y en sus imágenes nos encontramos a Barbie acudiendo a manifestaciones del 8M, defendiendo la sanidad pública o reivindicando la lengua gallega. "Siempre busco concienciar ideológicamente y de forma sutil a través de las Barbies. Me parece que como son muñecos pueden ser también un buen método para enseñar a los niños. Se pueden hacer cosas divertidas y reivindicativas incluso con muñecos, que es algo asociado a la infancia", explica.

Las Barbies promocionan el comercio local pontevedrés. Fotografías cedidas por Elisa Cotelo

Las Barbies promocionan el comercio local pontevedrés. Fotografías cedidas por Elisa Cotelo

Las Barbies promocionan el comercio local pontevedrés. Fotografías cedidas por Elisa Cotelo

Las Barbies promocionan el comercio local pontevedrés. Fotografías cedidas por Elisa Cotelo

Además de todo esto, uno de los puntos fuertes de ‘Barbies de Pontevedra’ es la promoción del comercio local. A su creadora se le ocurrió durante el confinamiento una forma de ayudar a los negocios de proximidad de manera desinteresada: abrió un formulario de participación para quien quisiera que las muñecas posasen en sus locales. La iniciativa fue todo un éxito y las Barbies de Elisa Cotelo recorrieron comercios, panaderías, peluquerías y hasta salones de masajes de la Boa Vila.

Las posibilidades creativas de las muñecas son tantas que la joven pontevedresa no pone techo al proyecto y espera continuarlo siempre que resulte posible, ya que es profesora de la ESO para adultos y lo lleva a cabo en su tiempo libre. Imaginando planes de futuro, Cotelo confiesa que le encantaría organizar una exposición de todas las fotografías que ha hecho hasta la fecha o sacar un libro recopilatorio. Eso sí, sin dejar de pensar nuevas ideas para sus Barbies de Pontevedra.