La bravura de Roca Rey se impone a la mansedumbre de Victoriano del Río en Sevilla

El cartel de 'No hay billetes' se colgó en la Maestranza el viernes de farolillos. Se volvió a notar el tirón taquillero de Roca Rey. El peruano ha llenado en las tres tardes en las que ha actuado y ha sido el único que tocó pelo ante el decepcionante juego de la corrida de Victoriano del Río de preciosa estampa.

Cortó una oreja a cada toro, pero esta vez de mucho peso que en su cita anterior en la que llegó a abrir la Puerta del Príncipe, porque ante los complicados el peruano es aún mejor torero. Sin duda esta tarde en su carrera fue de las que aportan.

Hasta la misma puerta de chiqueros tuvo que ir Roca Rey a buscar a su primero, donde le aguantó con mucha firmeza y un mando de figura del toreo los primeros arreones. Los convirtió una excelente tanda con la derecha.

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A partir de ahí, fue tanda a tanda llevándose al de Victoriano al tercio contrario y sujetándolo en cada muletazo hasta que el animal se cansó. Roca alargó la faena y quiso adornarla sin éxito. No obstante, por su firmeza y verdad la oreja cayó por sí sola.

El sexto fue muy manso en todos los tercios, aunque recibió una buena lidia de Francisco Durán 'Viruta' y dos buenos pares de banderilla de Antonio Chacón. Y ya con la muleta en la mano volvió a imponerse con los primeros estatutarios de encoger la barriga.

Con un valor que solo puede tener un torero, la entrega fue total ante un desclasado animal al que no le quitó la pañosa de la cara mientras le robaba derechazos de uno en uno, pero con gran mando.

Y ya al final ante los ajustados circulares los tendidos se entregaron al peruano. Le llegaron a pedir la segunda oreja, pero el palco con acierto la denegó.

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Con toros de comportamiento parecido también estuvieron muy firmes toda la tarde Sebastián Castella y Juan Ortega, pero no con ese alarde de valor extremo con el que Roca cortó las orejas. El francés estuvo muy templado con un primero que siempre que rehuyó de la pelea y con el reservón cuarto acabó tragándose al final unos parones de cuidado.

Todos los presentes esperaban que Ortega volviera a parar el tiempo con sus verónicas, pero ninguno de los dos toros se lo permitieron. El primero tuvo muy poco fondo y el quinto, precioso de pelo sardo, sólo le aguantó un torerísimo inicio por bajo con su muleta hasta que huyó a tablas donde le costó mucho trabajo matarlo.

Hoy vuelve Morante tras revolucionar la historia del toreo hace tres días. Los sueños no suelen repetirse, pero soñar no cuesta dinero.