España es un paraíso vacacional para los miles de turistas que llegan desde diferentes países de Europa cada año. Tanto que, en temporada alta, algunos de los destinos más populares como Barcelona o Ibiza llegan a estar saturados de gente.
Esto supone, además de los inconvenientes de encontrar gente en todos los sitios, precios desorbitados, problemas para reservar restaurantes o incluso, de movilidad. Por eso, cada vez se valoran más los destinos poco conocidos. Destinos tan maravillosos como los más populares, pero que, por estar menos de moda o tener un acceso algo más complicado, todavía permiten disfrutar de tranquilidad.
Por eso, Euronews ha entrevistado a Timon van Basten, un guía turístico holandés que ha viajado por más de 40 países antes de decidir establecerse en España. El experto ha desvelado uno de los lugares de España en el que disfrutar de la gastronomía española, el buen tiempo y con la paz de estar relativamente inexplorados.
Los Pueblos Blancos en Andalucía
"Los pueblos blancos repartidos por las montañas y colinas son como retroceder en el tiempo. Calles sinuosas, deliciosas tapas y vistas impresionantes sin aglomeraciones", asegura el experto en viajes. Lugar de asentamientos humanos desde la prehistoria, todavía hoy quedan numerosas huellas de los pueblos íberos, romanos, visigodos y árabes, la cultura que más influyó en su actual estado.
Es fácil reconocer la historia de estos pueblos al pasear por sus estrechas y empinadas calles. Para conocerlos sin que se escape ninguno de los menos conocidos, que son a su vez lo más tranquilo, la Junta de Andalucía propone dos rutas alternativas al planificar el recorrido por los pueblos blancos.
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La primera ruta recorre Ronda, Setenil de las Bodegas, Torre Alháquime, Olvera, Algodonales, Zahara, Grazalema, Benaocaz y Ubrique. La segunda: Alcalá de los Gazules, Medina-Sidonia, Arcos de la Frontera, Bornos, Ubrique, Casares, Jimena de la Frontera y Castellar de la Frontera.
Algodonales
A los pies de la Sierra de Líjar, Algodonales se caracteriza por tener doce fuentes, entre ellas la del Algarrobo, y por sus calles repletas de naranjos. A esto, se suman monumentos como la iglesia parroquial de Santa Ana, que data del año 1784, de estilo barroco tardío con elementos neoclásicos.
Arcos de la Frontera
Puerta de entrada a la ruta de los pueblos blancos desde la provincia de Cádiz, Arcos de la Frontera es un pueblo sobre una colina recortada por el río Guadalete. Merece una visita a su zona urbana y, sobre todo, destaca el Castillo de los Duques y la llamada Puerta de Matrera, parte del recinto amurallado. Por último, la cola del Lago de Arcos está considerada Paraje Natural por la colonia de avifauna que habita en ella.
Benaocaz
Situado en un terreno montañoso, la mayor parte de su término municipal está incluido en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, y una pequeña parte en el de Los Alcornocales. El pueblo contiene elementos de interés turístico como los restos de la Calzada Romana, el Castillo de Tovizna o la Iglesia Mayor, fundada por los árabes en el siglo VIII.
Ubrique
Una parte del territorio de Ubrique está incluido en el Parque Natural de Los Alcornocales y otra en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. El conjunto urbano mantiene puntos de interés como las Ruinas Romanas, la Iglesia de San Antonio, el Convento de Capuchinos o el Castillo de Cardela. En el siglo XVII, se instalaron en la zona las primeras fábricas de piel, tradición de la artesanía marroquinera de origen musulmán que se mantiene en la actualidad y que es el primer motor de su economía.
Grazalema
Grazalema es el municipio más elevado de la provincia y el más montañoso y, además, tiene la particularidad de ser el de mayor pluviosidad de toda la Península. Incluido en el Parque Natural de la Sierra que le da nombre, su caso histórico conserva restos de la época romana y musulmana como la Fuente Romana, la Iglesia de Nuestra Señora de la Aurora y la Parroquia de la Encarnación.
Casares
Declarado Conjunto histórico-artístico, Casares está considerado uno de los pueblos más bellos de España. Su origen, según la tradición, se remonta a la época romana, aunque, el núcleo actual es de origen árabe. El pueblo en su conjunto es lo más interesante, pero destacan lugares como las ruinas del Castillo, la Iglesia de la Encarnación o la casa natal de Blas Infante.
Bornos
Bornos se encuentra a la orilla del pantano y su entorno natural es de especial interés. Situado en un paisaje prácticamente llano atravesado por el río Guadalete, en este municipio se forma un embalse cuya cola está declarada Paraje Natural. Además, su zona urbana ofrece algunos lugares de interés como el Hospital de la Sangre, el Convento de Corpus Christi y el Castillo y Palacio de la Ribera.
Ronda
Esta ciudad milenaria permite apreciar con detalle los rasgos de la antigua medina árabe. El núcleo urbano se divide en tres zonas perfectamente diferenciadas: la ciudad o antigua medina árabe, la más importante desde el punto de vista histórico; el barrio de San Francisco, separado por las Murallas; y el del Mercadillo, al otro lado del río Guadalevín.
Medina-Sidonia
La mayor parte del término de Medina-Sidonia está ocupado por tierras de campiña y vega. De antecedentes fenicios, romanos, y después musulmanes, debe su esplendor y riqueza de la época en la que se convirtió sede del Ducado de Medina Sidonia. Conserva edificios y lugares de interés como: las Cloacas Romanas, el Puente Romano, la Iglesia de Santa María la Mayor, el Monasterio de San José del Cuervo, el Castillo y el Arco de la Pastora.
Setenil de las Bodegas
En un paisaje de cultivos de cereal y olivos que atraviesa el río Guadalporcún, Setenil de las Bodegas se ubica en una pendiente que baja desde el Castillo al lado del curso del río. Su principal atractivo es la parte baja de su entramado urbano, en la que las casas se colocan, a modo de viviendas semitrogloditas, el abrigo de las rocas del tajo creado por el río. También son de interés turístico y cultural el Castillo fortaleza y la Iglesia de la Encarnación.
Zahara
Antigua fortaleza nazarí que formaba parte de la frontera, la actual población de Zahara está situada en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Al pie de los restos del castillo, formando un conjunto escalonado de calles y casas blancas que está considerado uno de los pueblos más bonitos de la provincia. De hecho, en 1983, fue nombrado Conjunto Histórico Artístico.
Alcalá de los Gazules
Situado entre una zona alomada de cerros y vegas y las sierras incluidas en el Parque Natural de los Alcornocales. Alcalá de los Gazules, como uno de los pueblos blancos, resulta muy atractivo por el contraste con el entorno. Dentro del conjunto urbano ofrece elementos interesantes como el Castillo, la Iglesia Mayor de San Jorge o el Convento de Santo Domingo.
Jimena de la Frontera
La mayor parte del término de Jimena de la Frontera está incluido en el Parque Natural de Los Alcornocales. Claro ejemplo de los llamados pueblos blancos, cuenta con numerosos elementos de interés como el Abrigo de Laja Alta, el Castillo, la Iglesia de la Misericordia y una fisonomía urbana de indudable encanto. San Martín del Tesorillo, en la vega del río Guadiaro, pertenece a este municipio.
Castellar de la Frontera
Situado en pleno Campo de Gibraltar, casi todo su término municipal se encuentra incluido en el Parque Natural de Los Alcornocales. Formado por dos núcleos urbanos, merece la pena acercarse a Castillo de Castellar, el Viejo Pueblo declarado Monumento Histórico Artístico en 1963, y que está dentro de una fortaleza de gran belleza en su conjunto, donde destacan el Castillo nazarí y el Palacio del Marqués del Moscoso.
Olvera
Olvera, declarado conjunto histórico Artístico en 1983, se encuentra en el cruce de caminos entre las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla. Casas encaladas y calles empinadas que desembocan ante la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Encarnación y el Castillo. Cabe destacar también el Peñón de Zaframagón, declarado Reserva Natural en 1989, en el que se da la mayor concentración de buitres leonados de la comunidad.
Torre Alháquime
Situado en la zona de transición entre las Sierras Subbéticas y la Depresión de Ronda, y bañado por el río Guadalporcún, Torre Alháquime se enmarca en un paisaje de campos alomados, cultivados de olivos y cereales en el que sobresale el Castillo árabe y la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua.