La patria son los veranos de la infancia. Esos estíos eternos en los que estirábamos los días desde el amanecer hasta el anochecer y más allá. No lo sabíamos, pero éramos ricos aunque nuestras familias fuesen humildes porque teníamos algo que no se compra: tiempo y despreocupaciones. Algunos incluso cometían la desfachatez de echar de menos el colegio y celebrar la llegada de septiembre, pero una vez vistos a los compañeros el deseo de volver a zambullirse y a merendar bocatas de Nocilla era unánime.
Hasta hace un par de décadas, los veranos infantiles eran más parecidos entre ellos: playa, río o piscina, la mayor parte de las veces en el pueblo familiar o en los alrededores de la residencia habitual, quizás en una segunda vivienda de veraneo. Solo los de familias adineradas podían permitirse el lujo de viajar en el sentido estricto de la palabra, pero ahora los viajes están al alcance de más gente y muchos van a Disney como quien va a comprar un helado a la vuelta de la esquina.
En este contexto, cada vez son más los maestros los que insisten en no realizar dinámicas en las aulas que dejen al descubierto la vulnerabilidad de los más humildes. Así, por ejemplo, cada vez son más los que no preguntan a su alumnado qué les han traído los Reyes Magos a sabiendas de que muchas familias no pueden permitirse regalos navideños. Ahora, con la vuelta al cole cada vez más próximo, se debate sobre si es pertinente preguntar qué han hecho en verano.
"Ir a la piscina municipal"
El maestro y divulgador Director saturado ha planteado el tema estos días, aconsejando que "si vais a preguntar a los niños qué han hecho este verano, perfecto, pero tened en cuenta que lo más excitante que habrán hecho algunos habrá sido ir a la piscina municipal", pidiendo a los docentes que tengan cuidado en su planteamiento para no herir sensibilidades al poner sobre la mesa las vacaciones de unos y otros:
Muchos han valorado positivamente el consejo del tuitero, ofreciendo claves para abordar el verano de otra forma en el aula:
Sin embargo, otros opinan que los alumnos hablarán de ello y quizás sea mejor que ocurra en un aula, con el docente mediando, y no en otro contexto. Además, han valorado que unas vacaciones en la piscina municipal pueden ser tan o más idílicas que en Disney:
Difícil en todo caso tomar la decisión más adecuada.