El sábado no ha sido un buen día para Gabriel Rufián. Tampoco para muchos otros españoles que vieron cómo recogían los bastones de mando en sus pueblos y ciudades políticos que no eran de su cuerda. Pero la democracia es así: unos ganan, otros pierden. Al de Esquerra Republicana de Catalunya no se le presume un buen perder o, al menos, es lo que ha demostrado con el berrinche del que ha dejado constancia en Twitter tras la investidura del nuevo alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.
Horas antes, la Alcaldía de la ciudad condal estaba más cerca de volver a manos de Xavier Trias de Junts, con 11 concejales, la lista más votada. Se daba por hecho que contaría con los cinco ediles de Ernest Maragall (ERC) y el respaldo de los nueve de Ada Colau, Barcelona en Comú. Sin embargo, poco antes de la investidura, la ahora exalcaldesa firmaba un pacto con el que fuera su teniente de alcalde, el socialista Collboni, quien obtuvo 10 concejales.
El Partido Popular se ha unido con sus cuatro concejales al pacto de investidura, protagonizando una inesperada toma de posesión con 23 votos que cabreó a Trias. Un acuerdo que llegó tras negociaciones a varias bandas, pasando incluso por los despachos de Madrid, algo que ha indignado profundamente a Rufián, que se dedicó a tuitear con menos filtros aun que los habituales. Este mismo lunes, explicaba en televisión que no creía que el proyecto fuese de izquierdas.
"Izquierda de mentira"
Considera Rufián que el programa de Trias y el de Collboni son parecidos, apoyando además la idea de que la investidura "se decidió desde un despacho de Madrid", comparándolo con un capítulo de la serie Succesion. Horas antes, en el primer tuit de su pataleta compartida en redes, señaló directamente al líder popular Alberto Núñez Feijóo y a la cabeza de lista de Sumar, Yolanda Díaz, como responsables de las negociaciones:
Después, con otra foto de Colau, Collboni y el popular Daniel Sirena escribió que "para frenar a la derecha de verdad no sirve una izquierda de mentira":
Por último, entre otros tuits con menos interacciones, apuntó que "Barcelona nos muestra otro pacto posible a frenar: PSOE-PP, con la colaboración de la izquierda de salón y plató". Añadió que la "clave no es darle fuerza al PSOE para que frene lo que tiene a la derecha, la clave es darle fuerza a ERC y Bildu para obligarle a pactar con su izquierda":
Ante tanta crítica a los que un día fueron los suyos o, al menos, se acercaron, Rufián empezó a recibir un aluvión de zascas, muchos de ellos aconsejándole que parase de tuitear hasta que se le pasase el cabreo:
Se puede comprobar que no ha hecho mucho caso a los consejos.