Cuando se van las mariposas del estómago, el amor se queda residiendo en pequeñas cosas cotidianas: ponerle la pasta de dientes en el cepillo cuando te acuestas antes, dejarle la última croqueta de la fuente, aguantarle en pelo cuando ha bebido más de la cuenta o bajar tú al perro aunque llueva a chuzos y no te toque. Las parejas que siguen sacando petróleo de la convivencia, que es algo que desgasta a cualquiera, suelen salir airosas pase lo que pase.
Creemos que la que nos ocupa hoy es una de ellas. No sabemos mucho sobre ninguno de los dos, solamente que viven en Santiago de Compostela y parece gustarles a ambos el chorizo de Pamplona. Hasta aquí no parece la historia más romántica del mundo, pero eso díganselo a las miles de personas que han aplaudido el gesto que él ha tenido con ella, sabiéndose la mayoría identificados con lo sucedido.
Y es que el amor reside, asimismo, en ese momento en el que una está en el sofá, con toda la pereza del mundo, y tu pareja accede a prepararte la merienda y llevártela a donde estés, sin tener que moverte. Pero no es menos cierto que ese mismo amor está también en no enfadarse cuando tu novio te trae un bocadillo de chorizo con el embutido que sobresale del pan todo mordisqueado. El típico peaje:
El tuit de la joven gallega sobrepasa las 23.000 reacciones y ha generado un tremendo debate en la red social, entre los que se reconocen en la actitud del novio, los que dicen que se trata de una demostración de amor y aquellos que piensan que estará mejor sin él porque lo ha hecho es imperdonable:
La joven ha dejado caer que él es géminis, como explicación a todo, pero lo cierto es que la mayoría ha agitado la bandera verde dándole el visto bueno al novio.