El Cerro, San Benito, la Bofetá, la Candelaria y San Esteban, fueron las cinco hermandades que desafiaron a la lluvia en la tarde del Martes Santo. Las tres de negro: los Javieres, los Estudiantes y Santa Cruz, no se arriesgaron.
La jornada comenzó muy temprano, con el regreso de las hermandades que se había quedado refugiadas de la lluvia en la Catedral, el Domingo de Ramos. Jesús Despojado, la Cena, y el misterio de la Paz, volvían a sus templos a las 9:00.
A las 11:40 se abrían las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en el Cerro del Águila. Lluvias de pétalos y vivas a la Virgen de los Dolores. Era día de fiesta en uno de los barrios más populares de extrarradio. Balcones y puertas se abrían para ver pasar la cofradía.
Nubes y claros, con alguna llovizna, y aire muy frío. La hermandad de los Dolores se acercaba al centro de la ciudad por las avenidas de la Enramadilla y Carlos V, con chicotás largas, como de costumbre.
San Benito salió a su nueva hora, las 14:45, sin pensarlo demasiado. Las cuatro gotas de lluvia y el frío casi polar, iban turnándose con un sol agradable y un cielo azul, a retales, con nubes blancas.
Blancas como las capas de lana de merino de los penitentes de San Benito. El barrio vibraba con el andar alegre de la cuadrilla del paso de Pilatos, el de Jesús de la Presentación, a los sones de la agrupación musical de la Encarnación.
En el segundo tramo del día, sin demasiadas novedades en cuanto al tiempo, era turno para las salidas del Dulce Nombre, la Candelaria y San Esteban, pasadas las cinco de la tarde. Parecía que habría pleno a esa hora, cuando todas se echaron a las calles.
En la Candelaria iba el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, por el patronazgo de esta entidad con los servicios de Parques y Jardines del Ayuntamiento. "Hoy llevo por dentro la túnica de mi padre y mi abuelo", expresaba Sanz, que es hermano de esta cofradía con sede en San Nicolás de Bari.
La Virgen del Dulce Nombre recorría sus primeros metros, a los sones de la banda de música de Nuestra Señora de la Oliva, en la Plaza de San Lorenzo, al tiempo que comenzaban a caer unas finas gotas de lluvia helada.
Esta Dolorosa acompañada por San Juan Evangelista, obra de Antonio Castillo Lastrucci en 1924, cumplía un siglo. Iba con una diadema sobre su cabeza, en vez de su clásica corona de oro, y una toca de sobremanto, recuperando una centenaria estampa.
Eran las 19:00, y la hermandad de los Estudiantes sorprendía con la decisión de suspender su estación de penitencia, justo en el año de su centenario fundacional. Le seguirían los noes de los Javieres y Santa Cruz.
En el centro, calles abarrotadas de público. Bullas en la calle Imagen, la Cuesta del Rosario, la Plaza del Salvador o la Alfalfa. El frío no ganó el pulso a las ganas de ver cofradías. Noche de chaquetones y ropa de invierno.
Tarde para los pasos de misterio. San Benito, San Esteban y la Bofetá, con las bandas de la Encarnación, Virgen de los Reyes y las Cigarreras, respectivamente, fueron protagonistas del Martes Santo.
Sonaron las liras de la Agrupación Musical de Santa María Magdalena, de Arahal, tras el misterio de San Benito en su llegada a la Plaza de la Campana. Los músicos de la Encarnación, quisieron rendir así homenaje a la madre y maestra del estilo de las agrupaciones musicales de Sevilla.
En su último parte, a las 20:04, la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, anunciaba un treinta por ciento de probabilidad de lluvia entre las 20:00 y las 00:00, aumentando a un setenta de 00:00 a 3:00.
Incidencias
En el apartado de incidencias del Martes Santo, destacar la intervención de los Bomberos en el número 23 de la calle Sierpes, en torno a las 18:00, para la comprobación de una cornisa por requerimiento de la Policía Local.
Más tarde, un Policía Local de gala sufrió una lipotimia mientras hacía su turno ante el palco municipal de la Plaza de San Francisco. Tuvo que ser atendidos en el sitio y trasladado en camilla por los efectivos sanitarios.