El capote de Pablo Aguado y el oficio de Morante, los únicos destellos en una ‘Juan Pedrada’ en la Maestranza
Morante puso toda la transmisión que le faltó a su primero, pero la petición no fue mayoritaria. Manzanares no tuvo opciones.
11 abril, 2024 21:46Tarde de expectación, tarde de decepción con el primer cartel de 'No hay billetes' colgado de la feria de Sevilla, quitando el del Domingo de Resurrección. El hierro de Juan Pedro Domecq trajo de 'Lo Álvaro' una 'Juan Pedrada' en la que ninguno de los animales tuvo emoción ni quiso pelear. De distintos sementales, que es lo preocupante, por no tener, no tuvieron ni presentación.
La tarde pasaba apenas sin pena ni gloria hasta que el capote de Pablo Aguado despertó a los tendidos. De hecho, fue el único destello en una tarde muy soleada, pero gris en su contenido. Bueno y también el oficio de Morante de la Puebla ante un toro al que tapó todas sus carencias.
El sevillano dejó un ramillete de verónicas, algunas con mucha hondura y transmisión. Siguió con el galleo por chicuelinas y con otro quite más por este mismo palo, muy ajustado y con una larga al ralentí. Se encontró a gusto con la capa el sevillano, de hecho, el animal pudo acusarlo en la muleta.
En este tercio el público volvió a dormirse y mira que Aguado intentó tirar del de Juan Pedro en todo momento, eso sí sin mucho ajuste. Con más empaque fueron los muletazos finales y de uno en uno, pero la gente ya pensaba en el cuarto.
En el sexto también expuso sus dotes de lo buen capotero que es y con la muleta fue inteligente porque se fue directamente al terreno del animal, a la puerta de chiqueros por donde quería huir por manso.
Lo poco que le hizo, una tanda a favor de su querencia, el público se lo valoró, pero también que abreviara y que la tarde se prolongara dos horas justas.
Antes Morante de la Puebla le puso la transmisión ante un toro que iba y venía sin más con muletazos profundos y acompañándolo con todo el cuerpo, pero la petición de oreja no fue suficiente. Y después dio con un manso de libro que no le permitió ni un capotazo.
José María Manzanares se puso insistente con su primero, un animal soso y sin transmisión, y haciéndolo todo muy por fuera. El quinto fue el menos malo, pero Manzanares no se acopló, el silencio "sonó" como una catedral y los pitos al toro llegaron a la Giralda, desde donde cayó el nivel ganadero de estos dos días con esta 'Juan Pedrada'...