Craig Mazin era hasta hace bien poco un guionista secundario, en cuyo currículum destacaban películas humorísticas como la secuela de Resacón en Las Vegas o Scary Movie 3. Ahora, su última producción está en boca de todo el mundo: Chernobyl, una obra maestra de tan solo cinco capítulos que que transmite todo el horror del accidente nuclear registrado en la Unión Soviética en 1986 y todas las tretas del Partido Comunista para tratar de ocultar las consecuencias del desastre.
Con la aclamada serie de HBO, Mazin y el resto de su equipo han vuelto a centrar la atención sobre la central de Chernóbil y la localidad aledaña de Prípiat. Según las empresas dedicadas a realizar visitas a los alrededores de la zona cero, la llegada de turistas ha aumentado en torno a un 30-40% el pasado mes de mayo; y las listas de reserva vuelven a llenarse.
Sin embargo, este auge de las visitas ha estado acompañado del fenómeno del postureo: muchos influencers han compartido en sus redes sociales fotos en las que aparecen semidesnudos, fingiendo que se ahogan o posando como auténticos equilibristas. Teniendo en cuenta que la catástrofe de Chernóbil le costó la vida a más de 4.000 personas -algunos balances hablan de 93.000 víctimas- no parece el lugar más indicado para frivolizar.
Contra esta proliferación de posts que buscan el like fácil ha cargado el propio Craig Mazin a través de su cuenta de Twitter: "Es maravilloso que #ChernobylHBO haya provocado una ola de turismo a la zona de exclusión. Pero sí, he visto las fotos que andan dando vueltas. Si vais allí, por favor, recordad la terrible tragedia que ocurrió. Comportaos con respeto por aquellos que sufrieron y se sacrificaron".
Chernobyl narra con angustia y sin ambages todas las labores de los bomberos, los mineros y el resto de voluntarios que, exponiéndose a niveles mortales de radiación, trataron de controlar la explosión y luego descontaminar la zona. Ellos son recordados como los héroes que evitaron una catástrofe todavía mayor.