Diego Luna ha pasado toda su vida delante de las cámaras. En 2022 se han cumplido 40 años de su primera aparición -sin acreditar- delante de una cámara: Antonieta, de Carlos Saura. La madre del actor, Fiona Alexander, era una diseñadora de vestuario que perdió la vida mientras volvía a casa después de una jornada de rodaje en la película del cineasta español. A pesar de la tragedia, Luna nunca abandonó una relación con la gran pantalla que parece cosa del destino.
A sus 42 primaveras, el mexicano es una de las grandes estrellas de su país: un director, escritor, productor y, por supuesto, actor que fue llamado por Lucasfilm para recuperar su personaje en Rogue One, la precuela de Star Wars, y protagonizar su propio spin-off en Disney+. A días de que termine su primera temporada, Andor es un fenómeno para la crítica que también ha conseguido reconquistar a los exigentes fans del universo creado por George Lucas después de la agridulce sensación que dejaron de forma consecutiva El libro de Boba Fett y el esperado, pero para muchos decepcionante, regreso de Obi-Wan Kenobi.
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Ser el protagonista de una serie como Andor obliga a sus protagonistas a responder a menudo las mismas preguntas, pero algo se ilumina en la mirada del intérprete cuando escucha una referencia a su padre en la última pregunta de una entrevista que ya se ha alargado más de lo previsto. La realidad es que su madre no es su única conexión con la industria audiovisual. Su padre es Alejandro Luna, un reverenciado escenógrafo que también hizo sus pinitos en el cine: suyo es el diseño de producción de Santa sangre, la obra de culto de Alejando Jodorowsky que también sirvió de patio de recreo a un pequeño Diego cuando solo tenía nueve años.
SERIES & MÁS ha hablado con el mexicano de la primera que llamada que recibió de Lucasfilm para hacer Andor, su colaboración mano a mano con Tony Gilroy (el salvador de Rogue One que recibió aquí su oportunidad de contar una historia de Star Wars desde el principio), su frustración de no poder dirigir ningún capítulo de la serie, el avance de la comunidad latina en materia de representación y el alabado diseño de producción de la serie -el más realista de todas las series ambientadas en la galaxia- que nos lleva indirectamente a hablar de sus progenitores.
En Andor también eres productor ejecutivo. ¿Cómo ha sido esa parte del trabajo en un proyecto en el que estabas antes que el propio Tony Gilroy?
Hubiera sido difícil que hicieran Andor sin Andor (ríe). Fue muy lindo porque me tocó ser parte del proyecto desde que era una idea que estaba simplemente en el aire. ‘¿Te gustaría explorar la posibilidad con nosotros?’, me dijeron en Lucasfilm. El entusiasmo de Kathleen Kennedy me emocionó muchísimo porque me quedó claro que no solo estaban pensando en hacerla, sino que de verdad había un propósito genuino de hacer algo diferente en Star Wars, de entender y aprender a contar historias en un formato que no habían tocado hasta entonces. 12 episodios en un formato que va a cuentagotas, que va saliendo semana a semana como la televisión que veíamos en los 90.
Me emocionó muchísimo, pero claro, una serie de Andor podría ser muchas cosas diferentes. No fue hasta que Tony Gilroy se sentó en la mesa cuando entendimos por dónde iba a ir y cuál iba a ser la estructura: cinco años atrás de Rogue One. Son cinco años fundamentales para este personaje para ver y entender al personaje que conocimos en la película. Tony es un tipo que sabe trabajar en equipo y que sabe colaborar.
La primera vez que hablé con él, Kathleen me pidió que hablara con él porque Tony le había contado y su idea y le había encantado. Hablé con él y me contó todo. Estuvo hablando 40 minutos y yo no podía dejar de pensar que esto ya era mejor que cualquier cosa que yo me había imaginado. Lo curioso es que todas las ideas que yo había tenido y todo lo que habíamos hecho en Rogue One, también cuadraba en la visión que me estaba contando Tony. Cuando terminó de hablar me dijo: ‘mira, te cuento todo porque no me quiero ir a escribir sin escuchar tu opinión y si no te gusta’. En ese mismo momento empezamos a hablar. Siempre me trató como un colaborador. Sabe hacer equipo, sabe compartir, sabe escuchar. Sabe ser líder de un equipo que tiene mucho que aportar y se rodea de gente muy talentosa.
En tu carrera has dirigido varias veces. ¿Te planteaste alguna vez dirigir tú mismo algún capítulo de la serie?
La verdad es que me hubiera encantado hacerlo porque conozco muy bien el tono de la serie. De alguna forma la constante en este tipo de proyectos son los productores y los actores. Los directores entran a hacer un bloque de capítulos que tiene un principio y un final. Es algo muy interesante, porque el lenguaje visual, el punto de vista, la forma de rodar… todo eso cambia con cada director que entra en la serie. Como actor y como productor tienes una conciencia de todo. Yo he estado acompañando los procesos de diseño de Andor desde el inicio.
Tenía muchas ganas de dirigir y la realidad es que nos sentamos a ver las posibilidades. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que resultaba imposible que yo dirigiera Andor. El rodaje es hiper demandante. Empezamos a filmar la segunda temporada el próximo lunes y terminaremos en julio o agosto. Es toda una vida y hay momentos en los que se entrelazan muchas cosas. En total necesitas tres meses para preparar como director uno de los bloques de Andor. Me hubiera encantado, pero no era posible porque mi personaje me pide estar en todos lados al mismo tiempo. Y no solo eso, también está mi trabajo como productor que nos exige estar supervisando todos los procesos e ir dando tu opinión.
Cuando llega el momento de empezar a filmar me tengo que cambiar la cachucha [gorra en el español de México] y concentrarme en lo que me toca, porque no es fácil. Es una serie con muchas coreografías y stunts, por ejemplo. Para mí trabajar en otro idioma tampoco es fácil, me exige el doble de esfuerzo. Desgraciadamente me va a ser imposible dirigir.
Eres Andor. Gael García Bernal es el hombre lobo de Marvel. Pedro Pascal es el protagonista de The Mandarlorian y The Last of Us. Tenoch Huerta Mejía es Namor para Marvel. Cuando Gael y tú hicisteis Y tu mamá también hace ya 20 años, ¿pensaste en algún momento que podía pasar esto con la representación latina en Hollywood?
Creo que Latinoamérica, en términos cinematográficos, lleva ya décadas dando mucho de qué hablar. No solo delante de las cámaras, sino con directores, fotógrafos, músicos, escritores, diseñadores de producción, de vestuario... Siento que cada vez hay más latinoamericanos trabajando por todos lados y es algo que tenía que suceder. Lo que creo que está pasando, y es algo que me da muchísimo gusto, es que la industria está reaccionando al hecho de que un porcentaje altísimo del público habla español, tiene alguna conexión con América Latina y quiere verse representado.
La industria está reaccionando por fin a esto y tiene que ver con el mensaje que como público hemos mandado. Hay que vivir con esa responsabilidad de forma muy consciente. Como público mandamos un mensaje. Cuando compramos una entrada decimos algo, celebramos una voz y nos manifestamos. Cuando no compramos una entrada también estamos diciendo algo. Es importante mandar los mensajes correctos. Se agradece muchísimo esta reacción de la industria porque estamos viviendo un momento de mayor libertad y sólo va a ir a mejor.
Es importante poder hacer estos personajes y estar en proyectos como Andor, pero también contar nuestras historias. Es fundamental poder contar nuestras historias y que nos escuchen. Hoy es más fácil que nunca escuchar una historia que aparentemente no tenía nada que ver contigo y que descubres que en realidad tiene todo que ver contigo. Cuando yo crecí me tocaba ver lo que programaba el señor del cine, que me quedaba cerca. Punto. La Cineteca Nacional decidía hasta dónde llegaba mi espectro. Hoy no es así. Como público eso es muy emocionante.
Cuando yo crecí me tocaba ver lo que programaba el señor del cine, que me quedaba cerca. Punto. La Cineteca Nacional decidía hasta dónde llegaba mi espectro. Hoy no es así
Andor ha sido destacada por su realismo. Tu padre era diseñador de producción y tú mismo empezaste a actuar y estar en platós cuando eras solo un niño. ¿Qué se siente al ir a trabajar y estar en esos escenarios y decorados tan reales?
Ahí me has tocado una fibra íntima. Parte de lo que más he disfrutado como productor ha sido acompañar el trabajo del diseño de producción de Luke Hall y el diseño de vestuario de Michael Wilkinson. Mi padre hacía y todavía se dedica al diseño de producción y escenografía. Mi madre trabajaba en el vestuario. El trabajo que han hecho Luke y Michael es impresionante porque justamente la palabra que más se repetía era realismo.
Necesitamos sentir que lo que vemos está pasando de verdad, que este mundo existe y funciona. Si se nos olvida que estamos en una galaxia muy, muy lejana, puede parecer casi que estamos hablando de la vida de nuestros vecinos. Me encanta poder llegar a ese nivel de cotidianidad e intimidad. Creo que el diseño de producción y de vestuario es fundamental para crear esa sensación. Era genial. Como actor te puedo decir que todo lo que ves funcionaba en realidad. Cada vez que entraba en uno de esos sets, todo era funcional. Abres un cajón y está lleno de cosas, y de cosas que tienen un sentido. Habitar todos esos espacios es increíble como actor. Tenemos un equipazo increíble que te hace sentir que cada rincón de esa galaxia es real.