“Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza”. Así empezaba (para nosotros, no para él) hace exactamente 45 años el viaje del maestro jedi en Star Wars. El atormentado maestro de Anakin Skywalker está de vuelta 17 años después del estreno de la última aparición de Ewan McGregor en la saga con el episodio III, La venganza de los Sith. En la ficción solo han pasado diez años desde la huida de un héroe consumido por la culpa al que solo le queda cumplir una promesa: asegurarse de que no les pasa nada a los pequeños Luke y Leia.
Ese trauma y ese último objetivo están en el corazón de Obi-Wan Kenobi, la nueva miniserie de Lucasfilm que Disney+ acaba de estrenar con la esperanza de hacer sombra el esperado regreso a Netflix de Stranger Things y, de paso, recuperarse del mal sabor de boca dejado por El libro de Boba Fett, una miniserie que parecía darse cuenta sobre la marcha de que había sido una mala idea hacer un spin-off centrado en un personaje que debería haber quedado en el recuerdo de los fans más puristas de la saga. No es el caso de la historia del aprendiz de Qui-Gon Jinn. En SERIES & MÁS ya hemos visto los dos primeros episodios y vamos a hablar de ellos sin entrar en el terreno de los spoilers.
Cuando el espectador se reencuentra con Obi-Wan Kenobi descubrimos a un hombre que ha elegido la vía del anonimato y una vida gris para pagar sus pecados: ser incapaz de impedir que su padawan se pasara al lado oscuro y ayudara a Palpatine a destruir la República y la Orden Jedi. Cuando un personaje que sabe cuál es su verdadera identidad le pide ayuda, él le rechaza inmediatamente: “Han pasado diez años. Ya no soy el que era”.
Sus días de aventuras han quedado atrás (“el tiempo de los jedi ya ha pasado”, insiste en otro momento) y solo quiere que le dejen en paz. Hay algo de Logan, sin llegar a caer en la lírica o la explícita violencia de la película de James Mangold, en el regreso del personaje. El resto del mundo sigue su propio camino, como ese tío Owen que mira con recelo cada intento de Kenobi de vigilar de cerca los pasos del joven Luke (en el que Obi-Wan busca cualquier indicio de la fuerza) o unos Inquisidores (una trama que había sido presentada en Star Wars: Rebels) que recorren la galaxia para terminar la obra de la orden 66.
El guionista Joby Harold ha sido el elegido para ejercer como showrunner en un proyecto que nació como una película que iba a dirigir Stephen Daldry (Billy Elliot) y que se transformó en una miniserie de seis episodios después del fracaso de la precuela de Han Solo y la aparición en escena de Disney+ como nuevo patio de recreo de Lucasfilm. El objetivo era claro, pero no sencillo: seguir explorando el viaje del personaje más popular de las precuelas con una historia de redención sin traicionar la mitología conocida de Star Wars.
Obi-Wan Kenobi recupera de forma inteligente uno de los elementos que hicieron de The Mandalorian un fenómeno inmediato en un momento en el que el final de la historia de los Skywalker había decepcionado a los fans. El giro de guion que Disney ha escondido hasta el estreno es, al mismo tiempo, un recurso facilón que ya hemos visto en la serie protagonizada por Pedro Pascal y el único giro posible que explicaría por qué el personaje se expone a ser descubierto.
La Tercera Hermana, una inquisidora que tiene sus propias motivaciones para encontrarle, está obsesionada por encontrarle. Hasta la inevitable y ya anunciada reaparición de Hayden Christensen como Darth Vader, el personaje interpretado por Moses Ingram (la mejor amiga de Beth en Gambito de dama) todavía tiene que asentarse si Obi-Wan Kenobi quiere crear un villano memorable y no un simple peón.
La última batalla del personaje permite a Lucasfilm seguir aferrándose al lore sin caer en contradicciones con una historia que, a pesar de sus promesas de mirar al futuro y a las aventuras que sucedieron en paralelo al viaje de los Skywalker, se resisten a abandonar. La inclusión de cierto personaje recupera un tono y espíritu más cercanos a Una nueva esperanza y La amenaza fantasma que a las aventuras (ligeramente) más adultas de Djin Darin.
A pesar del fichaje de Deborah Chow como directora de los seis episodios de la miniserie, desde un punto de vista visual la miniserie es una aventura a la vieja usanza que todavía está lejos de la espectacularidad de los mejores momentos de The Mandalorian.
A su favor, sin embargo, juega el aura de aventura clásica, la sensación de que sí hay un conflicto que explorar y el factor nostalgia de volver a encontrarnos con un entregado Ewan McGregor que captura a la perfección la decadencia de un guerrero que parece haber olvidado cómo luchar. Escuchar un nuevo leit motiv de John Williams para el personaje o ver cómo éste utiliza la fuerza por primera vez en diez años es un regalo para aquellos que ahora empiezan a reivindicar que, al final, las precuelas de Lucas no eran el desastre que muchos quisieron ver en su estreno.
Ahora solo falta descubrir cómo continúa el viaje a la redención de Obi-Wan y se vuelven a cruzar los caminos del último superviviente de los jedi y Darth Vader sin hacer de menos su icónico reencuentro en Una nueva esperanza. Que la fuerza les acompañe, porque no vamos a despegar los ojos de la pantalla.
Los dos primeros episodios de 'Obi-Wan Kenobi' ya están disponibles. Disney+ estrenará los cuatro capítulos restantes los próximos cuatro miércoles de junio.
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