El Universo Cinematográfico de Marvel es la saga audiovisual más exitosa de la historia. Son palabras mayores en una industria como Hollywood que ha hecho de la serialización de sus historias su razón de ser. En los últimos años hemos asistido a dos episodios clave en la historia del gigantesco proyecto comandado con mano maestra -y un tanto de fórmula- por el productor Kevin Feige: el estreno de Vengadores: Endgame (el fin de una era) y el salto a la televisión de la mano de Disney+. Con Caballero Luna, un vehículo estelar diseñado al servicio de Oscar Isaac, Marvel se aventura en aguas desconocidas: una serie protagonizada por un personaje que no había aparecido en ninguna de las películas.
Jeremy Slater, pieza clave de The Umbrella Academy, ha fichado por la Casa de las Ideas para llevar a la pequeña pantalla un personaje que los aficionados al cómic habían definido como “el Bruce Wayne de Marvel”. Un aviso para los que aún siguen impactados por la intensidad del Batman de Matt Reeves: no hay rastro de la oscuridad, el nihilismo o el lujo del personaje de DC en este Caballero Luna que acaba de llegar a la plataforma de Disney con el primero de sus seis episodios (la duración estándar de todas las series estrenadas por la compañía hasta ahora y quizás la compañía debería flexibilizar según el proyecto).
La sexta serie de Marvel está protagonizada por un afable hombre británico que trabaja en la zona de Egipto del Museo de Historia Natural de Londres. Un día Steven descubre que tiene un trastorno de identidad disociativo que le hace compartir cuerpo con un mercenario estadounidense, Marc Spencer, y que explica todas sus lagunas mentales. Las dos identidades están vinculadas directamente con un héroe místico que recibe los poderes de un dios egipcio de la luna y que se convierte en el único obstáculo de un misterioso villano que desea reescribir la historia.
La prensa ha tenido acceso a cuatro de los seis capítulos y el resultado es un cóctel divertido, multigénero y libre que se decide de una vez a romper con ciertos rituales que compartían las anteriores incursiones del MCU en televisión: la obsesión por intentar sorprender con un villano desconocido y que se revela en el gran clímax y la priorización de la trama por encima de un rasgo clave en la construcción del imperio de Feige: el cuidado de los personajes.
Todo eso se invierte en una serie que sabe moverse hábilmente entre la acción, la comedia y hasta el terror psicológico y que tiene como mejor arma a sus dos actores protagonistas: un deliciosamente hierático Ethan Hawke que sorprende con un personaje de villano que no hemos visto antes en su ecléctica carrera y, sobre todo, un Oscar Isaac que se lo pasa en grande y saca de la chistera todos los trucos que no supieron explotar en Star Wars con su Poe Dameron. El guatemalteco recurre a la disparidad de acentos, gestos y movimientos corporales para jugar con los dos alter ego de Caballero Luna.
La serie acierta a la hora de alejarse contextualmente del MCU, un universo que parece exigir al espectador conocer todos y cada uno de los detalles, personajes, películas y series que lo forman. En los cuatro episodios vistos no hay ningún tipo de referencia a los Vengadores, algo que permite al espectador enfrentarse a una aventura y personaje nuevo desde el punto de vista único de su confundido héroe protagonista. Ese compromiso con la perspectiva de Steven / Marc es otro de los tantos de una serie que, sin embargo, solo utiliza la enfermedad mental de su protagonista como detonante en la trama y diferencial en la campaña de marketing.
Slater y el director Mohamed Diab (responsable de la estimable, y muy diferente, Clash) se toman su tiempo para presentar al personaje y la mitología de la serie en el primer episodio, el mejor de todos hasta el momento a pesar de que no es más que una introducción al personaje de Steven. O precisamente por eso, porque la serie se detiene a presentar su mundo y su original héroe.
A partir del segundo episodio la trama se acelera, como si el propio Feige desconfiara de la audiencia a la que tantas veces ha conseguido embaucar. y abraza la aventura a medio camino de clásicos modernos como La Momia, Indiana Jones y La búsqueda. Los resultados son irregulares (el tercer episodio, en el que vemos al trágicamente fallecido Gaspard Ulliel, es el más caóticos) aunque siempre entretenidos.
Caballero Luna se beneficia de una estrella que da el 100% y un equipo de directores que se estrenan en el género, pero acaba siendo más conservadora de lo que la serie prometía en sus primeros pasos. Esperemos que el clímax de sus dos primeros episodios esté a la altura de lo prometido. Por el momento, la sexta serie de Marvel es un buen divertimento y, al mismo tiempo, un experimento que se queda a medias del (supuesto) intento de la compañía de distanciarse de la fórmula que tantas alegrías le ha dado.
El primer episodio de 'Caballero Luna' ya está disponible en Disney+. Los cinco episodios restantes se estrenarán los próximos cinco miércoles.
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